Alberto Buitre.- Yoani Sánchez defiende la libertad de expresión ¿cierto? Revisemos los últimos acontecimientos de su gira internacional:
Primero lo que pasó en su visita a la ciudad de Burgos, España, a finales de la semana pasada.
¿Y qué es lo prohibido para Yoani?
Quizá el equipo de siete personas que la acompaña de país en país (¿Cuánto gasta un grupo de ocho viajando por el mundo? ¿Los 6,000 dólares al mes pagados por la SIP son suficientes? Pero eso es tema de otro día), pueda responder.
Para el evento titulado iRedes, la organización del Congreso había asegurado que se permitirían las preguntas a todo público dirigidas hacia Sánchez, porque, dijeron, eran muy respetuosos de la libertad de expresión y querían darle un ejemplo mundial a Cuba de tolerancia.
¿Y luego?
El hasthtag programado para la ocasión #IRedes fue censurado y no todas las preguntas llegaron a la mártir de las libertades cubanas. O sí, pero sólo aquellas que bien convinieron al evento y a la inmaculada imagen de la bloguera.
Preguntas como si es beneficiaria de las leyes Toricelli y Helms-Burton mediante las cuales Washington autoriza brindar asistencia a individuos y organizaciones que promuevan "un cambio democrático" en Cuba; o por qué no ha respondido a los cuestionamientos de las prestigiadas agencias EFE y Reuters sobre si recibe apoyo financiero del Departamento de Estado estadounidense.
Preguntas muy normales y fáciles de responder para alguien que dice que nada tiene que ocultar ¿cierto?
En fin.
Eso sin contar que Yoani Sánchez, quien se preocupa por la libertad en el ejercicio de informar tanto de blogueros como medios independientes, negó la entrada al Congreso de la reportera -cubana, por cierto-, Heidi Sánchez de Cubainformacion.tv y otros portales libres.
¿Entonces donde quedó la causa?
Y luego, segundo, este domingo 10 de marzo en México.
Sánchez se quedó de ver en la ciudad de Puebla con los integrantes de la Sociedad Interamericana de Prensa (SIP), conformada por los dueños de los monopolios mediáticos en Iberoamérica (millonarios, básicamente) presidida por el dueño del diario ecuatoriano Hoy, Jaime Mantilla, quien por cierto le debe más de dos meses de salario a periodistas y trabajadores de su empresa editorial, y quien piensa que el salario de un periodista "no es importante".
A Mantilla le dicen "El gringo". No es que sea casualidad.
Ahí, Yoani fue aplaudida, qué va, vitoreada, por los empresarios entre los que se encontraban el ploblano Armando Prida, magnate dueño del diario Síntesis y presidente de la Fundación para la Libertad de Expresión (Fundalex), acusado por sus propios exempleados de negar la seguridad social a periodistas y echar sin justificación a quien se oponga.
Pero entonces Yoani Sánchez se quejó de que en Cuba se ejerce un "monopolio mediático" y, de nuevo, que los periodistas en la isla están bajo acoso oficial.
No obstante tuvo la oportunidad de responder a estas y otras preguntas al cúmulo de personas que cuestionaban su incongruencia desde las afueras del hotel de lujo donde ella y su equipo se apostaron a comer y beber de lo mejor.
Y dado que la valiente bloguera no se atrevió a bajar, un par de reporteras independientes, activistas también del movimiento #YoSoy132 que pide democracia entre los medios de comunicación (igual que Yoani ¿no?), quienes trataron de subir hasta el salón donde Sánchez realizaría una conferencia de prensa con medios nacionales y extranjeros, pero cuatro filtros de seguridad - dos de la policía estatal, uno de seguridad privada del hotel y uno más del equipo personal de la bloguera-, trataron de impedirlo.
No fue sino hasta que algunos miembros de la SIP se alzaron de sus mesas blancas para decir que permitieran la entrada, no a todas, sino sólo una de las reporteras, porque -dijeron-, ahí se respetaba la libertad de expresión (como en Burgos... ¿hay algún patrón aquí?).
Lo que pasó era de imaginarse. Bastante divertido, hay que decirlo.
La reportera lanzó preguntas a Yoani Sánchez sobre el financiamiento que recibe por parte del Departamento de Estado de Estados Unidos según se fundamenta en el cable Wikileaks 09HAVANA592, a lo que la bloguera cubana libre e independiente, molesta, se negó a contestar.
Su staff, ante el gesto de ignominia de la patronal SIP, aprovechó que los magnates de rasgaban las vestiduras para sacar a su jefa del lugar, entre empellones al más puro estilo socialité de Kim Kardashian (¿será?).
Y mientras en la calle, la pregunta era ¿Qué no Yoani Sánchez, como defensora de la libertad de prensa que dice ser, debería estarse reuniendo con los familiares y colegas de periodistas asesinados en México, en vez de con los empresarios que violan los derechos humanos y laborales de quienes trabajan en medios de comunicación, como Jaime Mantilla o Armando Prida?
Pero tal parece que preguntas como estas, tan comunes en su propio blog, tan frenéticamente defendidas por ella en Cuba, le molestan si vienen de parte de medios realmente alternativos, y por alternativos significa que no reciben apoyo en dólares de algún gobierno potencia.
Y aquí agrego una referencia personal:
En el marco de los hechos aquí descritos, en mi blog Oficio Rojo recibí "De parte de Yoani", un reclamo bastante sentidito donde se me sugiere: "Mándanos un acto de repudio contra Yoani más grande. Diles a tus patrones en Cuba que manden más gente. No los pedorros 20 gueyes que están ahorita."
¿Qué pasó, mi Yoani? Si sólo son preguntas en ejercicio de la libertad de prensa ¿por qué tanto berrinche?
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