Después de recibir del presidente de Chile, Sebastián Piñera, la responsabilidad de llevar las riendas del bloque fundado en diciembre de 2011, Raúl Castro la calificó de un gran honor y expresó el propósito de la isla de hacer realidad el ideal de los próceres independentistas.
Asumimos el compromiso de trabajar por la paz, la justicia, el desarrollo, la cooperación, el entendimiento y la solidaridad entre los latinoamericanos y caribeños, afirmó en el centro de eventos Espacio Riesco, de la capital chilena, donde concluyó la I Cumbre de la Celac.
El jefe de Estado aseguró que Cuba actuará durante su gestión con total apego al derecho internacional, la Carta de las Naciones Unidas y los principios fundamentales que rigen las relaciones entre los países.
Rechazaremos la injerencia, la amenaza y el uso de la fuerza; y potenciaremos el diálogo y la solidaridad, apuntó.
Raúl Castro señaló además que la isla partirá de la comprensión de la diversidad existente en la región, de cara a fomentar la unidad y la lucha por el objetivo común de lograr el bienestar y la dignidad de los pueblos latinoamericanos y caribeños.
También recordó que la Celac es el primer mecanismo que agrupa a las 33 naciones independientes del área, así como que Cuba considera la presidencia pro témpore de la Comunidad un reconocimiento por sus luchas independentistas.
Minutos antes, al entregar la presidencia, Piñera destacó la importancia de la unidad y de promover el entendimiento y la democracia.
Bienvenido Raúl Castro, lo felicito y le entrego el mando, que tenga una buena labor, dijo.
Al concluir la I Cumbre de la Celac, la Troika (ahora cuarteto) quedó integrada por Cuba, Chile, Costa Rica -próximo presidente del bloque- y Haití.
La plenaria acordó incorporar a la Troika al presidente pro témpore de la Comunidad del Caribe, en este caso Haití.
En la I Cumbre fueron aprobados la Declaración de Santiago y varios comunicados especiales con temas de interés para los miembros de la Celac.
Texto del discuso
La
CELAC ha surgido sobre el acervo de doscientos años de lucha por la
independencia y se basa en una profunda comunidad de objetivos
Intervención
del General de Ejército Raúl Castro Ruz, Presidente de los Consejos de
Estado y de Ministros de la República de Cuba en la Primera Cumbre de la
Comunidad de Estados Latinoamericanos y Caribeños (CELAC), Santiago de
Chile, 28 de enero de 2013.
(Versiones Taquigráficas-Consejo de Estado)
Excelentísimo Señor Sebastián Piñera, Presidente de la República de Chile:
Estimados Presidentes, Primeros Ministros y Jefes de Delegaciones:
Pueblo hermano de Chile:
Sea
mi primer pensamiento para honrar la memoria de Salvador Allende,
insigne latinoamericano y patriota que entregó su vida por la
independencia de su nación y la justicia social. Pensamos como él,
cuando dijo: "la historia es nuestra y la hacen los pueblos".
La
existencia de la CELAC nos permitió encarar los desafíos del 2012 con
más conciencia de quiénes somos y hacia dónde nos dirigimos, en medio de
circunstancias convulsas y complejas.
Vamos
construyendo, en la dura realidad, trabajosamente, el ideal de una
América Latina y Caribe diversa, pero unida en un espacio común de
independencia política, de control soberano sobre nuestros enormes
recursos naturales para avanzar hacia el desarrollo sostenible, la
integración regional y el enriquecimiento de nuestra cultura.
Los
obstáculos no han sido ni serán menores. Las amenazas a la paz son
crecientes y la injerencia en los asuntos de nuestra región continúa.
Las trasnacionales, fundamentalmente norteamericanas, no renunciarán al
control de los recursos energéticos, hídricos y minerales estratégicos
en vías de agotamiento. La concepción estratégica de la OTAN es cada vez
más agresiva y se orienta claramente en ese sentido. A dos décadas del
fin de la Guerra Fría, crecen los enormes arsenales nucleares y
convencionales que, como ha dicho Fidel, no podrán matar el hambre ni la
pobreza.
El
orden económico internacional es injusto y excluyente, atrapado en una
crisis global a la que, por ahora, no se vislumbra solución. El cambio
climático avanza inexorablemente ante la falta de voluntad política de
los gobiernos de los países desarrollados.
Sin
nuestra unidad, nada sería posible y todo lo logrado se perdería. En la
llamada Cumbre de las Américas de Cartagena, Nuestra América dio un
paso decisivo, asentada en el sólido cimiento de Mar del Plata, donde en
el 2005, fue derrotada el ALCA. Disipados los cantos de sirenas de
Estados Unidos en la Cumbre del 2009, en Trinidad Tobago, América Latina
y el Caribe brillaron por su solidez e independencia cuando reclamaron
que las Malvinas son argentinas y que el bloqueo y la exclusión de Cuba
deben cesar, acontecimiento que el pueblo cubano guardará siempre, con
profunda gratitud, en su memoria.
El
ejercicio de la autodeterminación y la soberanía de los pueblos y la
igualdad soberana de los Estados son principios irrenunciables de la
CELAC, establecidos en la Declaración de Caracas.
Sabemos
que entre nosotros hay pensamientos distintos e, incluso, diferencias,
pero la CELAC ha surgido sobre el acervo de doscientos años de lucha por
la independencia y se basa en una profunda comunidad de objetivos. No
es la CELAC, por tanto, una sucesión de meras reuniones ni coincidencias
pragmáticas, sino una visión común de la Patria Grande latinoamericana y
caribeña que solo se debe a sus pueblos.
Los
incuestionables triunfos obtenidos por las fuerzas patrióticas en las
elecciones presidenciales y regionales celebradas en Venezuela y las
movilizaciones recientes demuestran el extraordinario liderazgo del
presidente Hugo Chávez Frías, y el enorme respaldo popular al proceso
venezolano. Junto al dolor y la preocupación por la salud del Jefe de la
Revolución Bolivariana, ese hermano pueblo está dando, junto a los
dirigentes chavistas un destacado ejemplo de lealtad, convicción y
unidad para profundizar sus irreversibles conquistas.
El
gobierno bolivariano está enfrentando una permanente campaña de intriga
y descrédito por parte del imperio y de la oligarquía golpista; pero ha
continuado su obra, consagrado a la defensa de los legítimos intereses
de los trabajadores y de todos los venezolanos patriotas, de la
Constitución y de su democracia revolucionaria.
Desde
aquí le reiteramos a Chávez nuestro afecto, respeto y admiración, al
igual que a su valiente pueblo que lucha por la mayor suma de
estabilidad política, de seguridad social y la mayor suma de felicidad,
como lo soñó el Libertador Simón Bolívar.
Compartimos
y apoyamos la resolución y oportunidad con que UNASUR ha actuado frente
al golpe parlamentario en Paraguay. En una región que ha sufrido
décadas de dictaduras sangrientas, impuestas y sostenidas por los
Estados Unidos, no puede permitirse impunidad a los sectores violentos y
golpistas.
Nuestra
Comunidad estará incompleta mientras falte en ella el escaño de Puerto
Rico, nación hermana genuinamente latinoamericana y caribeña que padece
una situación colonial.
No
podemos olvidar que cerca de 170 millones de latinoamericanos y
caribeños viven en la pobreza, de ellos 75 millones de niños, 66
millones de personas en la región están en pobreza extrema, de los
cuales 34 millones son menores. ¿Qué puede significar para ellos la
CELAC?
Es
cierto que hemos avanzado en el desarrollo de programas económicos y de
desarrollo social al interior de varios países, como Brasil. La
experiencia del ALBA y PETROCARIBE en la cooperación solidaria y en la
complementariedad entre nuestras naciones, es considerable.
La
CELAC está en condiciones de trazar su propio concepto de cooperación,
adaptado a nuestras realidades y a las mejores experiencias de la última
década.
Pese
a lo avanzado, podríamos hacer más en apoyo a Haití, cuyo gobierno
necesita recursos para la reconstrucción y el desarrollo. Es posible
hacerlo entre todos, bajo las decisiones del gobierno haitiano.
Estamos
obligados a alcanzar progresos considerables en la educación como base
del desarrollo económico y social. Nada de lo que nos proponemos, desde
la disminución de la inequidad hasta la reducción de la brecha
tecnológica y digital, sería posible sin ello. La eliminación del
analfabetismo, como meta primaria, es totalmente alcanzable. Con
políticas adecuadas y cooperación regional, para proveer un mínimo de
recursos a los más necesitados, podríamos dar un salto en pocos años.
Debemos
ser capaces de promover una arquitectura regional propia, adecuada a
las particularidades y necesidades de la América Latina y el Caribe.
Podemos
también conjugar nuestros esfuerzos contra la drogadicción, como se ha
planteado en estos dos últimos días de la reunión, y el tráfico ilícito
de estupefacientes.
Ayer
se habló aquí de que había drogas en todos los países del continente,
quiero aclarar que en Cuba no hay drogas, intentaron introducirla,
existen más de 250 detenidos (*) extranjeros de diferentes países del
continente por intentar introducir drogas. Solo un poquito de marihuana
que se cultiva hasta en una maceta en cualquier balcón de cualquier
ciudad de Cuba; pero drogas no hay ni habrá.
Solo quiero expresar —fuera de texto— sobre este tema, que se pueden tomar medidas.
Como
se sabe, Cuba no es un país atractivo para la droga, para los
traficantes; pero cuando empezó a incrementarse el turismo, y el propio
año pasado ya nos aproximamos a los 3 millones de visitantes
extranjeros, sí se convirtió en un objetivo de los traficantes. Además,
empezaban a arribar por las costas, sobre todo por la costa norte, los
paquetes de diferentes tamaños o peso, de kilogramos de cocaína que
arrojaban los traficantes cuando eran presionados y perseguidos por los
norteamericanos, se arrimaban a nuestras costas, eran perseguidos por
nosotros y los arrojaban al mar, y las diferentes corrientes, sobre todo
la del nordeste, los depositaban por las playas; en menor cuantía
también por el sur. Empezó a adquirir fuerza el consumo y hasta hubo
ciudadanos de algunos países de América Latina que empezaban a entregar
gratuitamente dosis individuales, regaladas.
Personalmente,
tuve una reunión con todos los organismos que tienen que ver con este
problema y tomamos una decisión: "Vamos a combatir la droga, que nos
está empezando a amenazar, a sangre y fuego." Se coordinaron todos los
factores en estos aspectos, utilizamos nuestras organizaciones de masa,
vinculadas estrechamente con el pueblo, con nuestro Partido gobernante y
con el gobierno, dígase Central de Trabajadores de Cuba, Asociación
Nacional de Campesinos, Federación de Mujeres Cubanas, Comités de
Defensa de la Revolución, y se apeló a las familias, que hacía falta la
colaboración de todo el país para ubicar y proceder legalmente contra
los que empezaban a tratar de introducir en nuestra juventud desde
marihuana hasta algunas dosis de cocaína, como dijimos.
Fueron
arrestados. Si queremos vencer, estos son tipos de problemas que hay
que enfrentarlos cuando son pequeños o, mejor, cuando son nonatos. Es el
mejor momento, si dejamos que cojan fuerza —decíamos y razonábamos—,
ahí tienen el ejemplo de varios países hermanos del continente, y, por
lo tanto, esta batalla tiene que ser a sangre y fuego.
Nuestras
leyes permiten la pena de muerte, está suspendida, pero está de
reserva, porque una vez la suspendimos y lo único que hicimos con ello
fue estimular las agresiones y los sabotajes contra nuestro país a lo
largo de estos 50 años, como todos ustedes conocen.
Les
razonaba a mis compañeros: ahí está el caso de México. A México lo
amamos profundamente, decimos: México es México, su historia, su
vinculación con nosotros. Allí recibimos asilo generoso durante 1955 y
1956; de allí salió nuestra expedición, cierto es que violando algunas
leyes mexicanas, pero no violamos nunca la amistad con México, y ellos
ejercieron su derecho y arrestaron a todos los compañeros, incluyendo a
Fidel. Yo fui uno de los pocos que pude escaparme, y bajo la natural
presión que sentíamos ya próximos a salir para Cuba, salimos en medio de
una pequeña tormenta, de un poderoso norte que estuvo a punto de
hacernos naufragar y conducirnos a la muerte a los 82 expedicionarios
que ahí veníamos. Solo hubo un día de mar tranquilo por el sur de las
islas de Gran Caimán. Tal era la tormenta que un marinero experimentado
que trataba, desde la proa, esa noche tormentosa del desembarco, de ver
si veía el faro de Cabo Cruz al suroeste de Cuba, una ola se lo llevó;
perdimos casi una hora en su recuperación, hasta que nos lanzamos a la
costa y desembarcamos en un pantano horroroso, y antes de salir de él ya
estaba encima de nosotros la aviación del dictador Batista.
Yo
les razonaba a los compañeros: me rompo la cabeza pensando qué solución
puede tener lo de México, que no es casual que sea México, no porque
los mexicanos propicien esa situación, sino ya lo dijo un ex presidente
mexicano en el siglo pasado: "¡Pobre México, tan lejos de Dios y tan
cerca de los Estados Unidos!" Es ahí donde está el problema, el problema
fundamental, para donde se mandan las drogas, que nunca he leído en la
prensa de una gran operación en Estados Unidos contra los traficantes,
nunca he leído eso; solo películas de pequeñas bandas de traficantes. Y
por el mismo lugar por donde entran las drogas, pasa el armamento para
la venta, ese es el problema.
Yo
hablé este tema con el presidente Calderón en la reunión de Sauipe, en
Brasil, en el año 2008, donde ya se estaba gestando, esta organización
magnífica que en estos días celebra su primera reunión, además de la
reunión fundacional en Venezuela, y hablé profundamente de estos temas
con el presidente Calderón, y hemos seguido, seguimos preocupados. Pero
ese problema avanza como una marea terrible hacia el sur: problemas en
Guatemala, problemas en los demás países de Centroamérica. Y solo puedo
dar una opinión a los países a los que todavía no les ha llegado esa
marea nefasta y trágica, porque es verdaderamente trágica, donde los
drogadictos, como ustedes conocen, son capaces de matar hasta a un
familiar para obtener dinero para comprar droga. Por eso nuestra
población apoyó esa medida y nos resultó fácil capturar a cerca de 5
000, juzgados con todo lo que permitían las sanciones del Código Penal, y
nos equivocamos en muy pocos casos, que fueron resueltos
inmediatamente.
¿Por
qué?, por la colaboración de la población, que era la más interesada en
que ese problema no se extendiera. Y estos problemas —es la moraleja
que podemos sacar de ello, y la sugerimos a los países que todavía no
son víctimas de este flagelo— son de los tipos de problemas que hay que
enfrentar cuando están naciendo y mejor, como les decía, cuando son
nonatos. Por eso, en Cuba no hay drogas ni las habrá.
Perdonen este paréntesis que abrí sobre este tema.
Como
ustedes ven, yo también improviso discursos hasta de dos y tres horas,
pero no quiero hacer eso, lo hacía antes cuando era joven, pero prefiero
ya, a esta altura, leer mis intervenciones. No critico que los demás
los improvisen, el primer improvisador es mi Jefe, Fidel Castro, y el
que pronuncia los discursos más largos en la ONU, tiene un récord que ni
Chávez se lo ganó (Risas).
No
podríamos renunciar a la protección de nuestros inmigrantes, víctimas
del orden actual de la xenofobia, y de la discriminación que proliferan
en el mundo industrializado.
Tenemos
también la posibilidad real de constituirnos, sobre bases apropiadas y
concretas, en una zona de paz, en la que complementemos nuestro
tradicional rechazo a las armas nucleares de exterminio en masa y a las
cada vez más avanzadas y letales que se desarrollan hoy, con la expresa y
firme voluntad de resolver todas nuestras diferencias por la vía
pacífica, de la negociación y el diálogo.
Concluyo
con un emocionado homenaje a José Martí, hoy —como decía el compañero
Maduro—, en el 160 aniversario de su natalicio. De su pensamiento
aprendimos que, en tiempos difíciles como estos, "¡los árboles se han de
poner en fila para que no pase el gigante de las siete leguas! Es la
hora del recuento, y de la marcha unida, y hemos de andar en cuadro
apretado como la plata en las raíces de los Andes".
Muchas gracias (Aplausos).
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