Verónica Villalvazo.- Este sábado al despertar luego de dormir con el amargo sabor de boca de los hechos en Monterrey donde 20 personas fueron asesinadas cuando estaban relajando un poco la estresante situación que a diario vivimos en este país, la primera nota que encontramos, es que habían asesinado a Facundo Cabral en Guatemala, la noticia impacto de inmediato, a la mente de muchos de nosotros vino la canción “No soy de aquí ni soy de allá”.
Y sí, hoy impacta y duele esta muerte porque a muchos nos ha acompañado con su música, sus pensamientos en momentos tristes y alegres un hombre que como muchos solo intentaba ser una voz de paz en medio de tanta podredumbre, las lágrimas fueron inevitables, ¿fue cuando me pregunte, lloramos por él o por nosotros?
Mucho sucede en nuestro país, la vertiginosidad con la que suceden las cosas nos atrapan, hasta hacernos perder el hilo entre un suceso de sangre y otro, las muertes son demasiadas y poco a poco hemos perdido la capacidad de asombro, la capacidad de sentir por los demás y sobre todo nos sentimos atados por la impotencia de no saber ya que más hacer, muertes como la de Don Facundo nos sacuden, sin embargo cada muerte debería de sacudirnos igual, llorar por los hijos, hijas, esposos, esposas, madres, padres de otros, de todos y todas.
Hablando de Oaxaca un caso ha movido un poco la empatía de quien parece ser ya está acostumbrándose al olor de la muerte; El 8 de junio en San Mateo Piñas, un pequeño de seis años con mentiras fue conducido por Julio César Ruiz Martínez de 23 años, para violarlo y después asesinarlo de seis puñaladas, teniendo el cinismo de tirarlo cerca del lugar donde horas antes lo hizo sufrir.
La oportuna intervención de organismos civiles, la procuraduría del estado, sociedad civil y medios de comunicación, trabajaron conjuntamente para ayudar a que se librara la orden de aprensión y se hiciera justicia finalmente, se dio y este asesino pasará su primera noche este sábado 9 de julio, en la Penitenciaría Central en la Capital de Oaxaca; una muestra de que trabajando y exigiendo justicia todos y todas al mismo tiempo se puede lograr mucho, cuando este tipo de asesinatos nos lastiman tanto que nos hacen mover juntos, no para quejarnos, si no para vigilar que se dé la justicia que en esta ocasión afortunadamente se logró.
Debemos de mantener la capacidad de no perder la empatía por el resto del mundo, no dejar de llorar por quienes son brutalmente asesinados, y en medida de lo posible hacer algo por muy pequeño que sea para sopesar el dolor junto a las familias heridas por la muerte violenta , tal vez no logremos parar tanta maldad, ni parar la absurda guerra de FECAL, o la falta de capacidad de las autoridades, no vamos a detener las luchas de poderes de la delincuencia organizada de la droga en México y Centroamérica, pero si podremos entender que hacer por alguien que ha perdido a un ser querido, nos hará seres humanos más conscientes, y dejaremos de llorar por los muertos para empezar a rescatar de la apatía a los que aún estamos vivos, finalmente como están las cosas nos puede pasar a cualquiera, en cualquier lugar .
“Ayuda al niño que te necesita, ese niño será socio de tu hijo. Ayuda a los viejos, y los jóvenes te ayudarán cuando lo seas. Además, el servicio es una felicidad segura, como gozar a la naturaleza y cuidarla para el que vendrá. Da sin medida y te darán sin medidas”, Facundo Cabral. [Tomado de Rebanadas de Realidad]
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