Luis Carlos Frómeta Agüero.- Este fue el pie forzado* que pretendió poner en aprietos al excelente sonero y repentista cubano Cándido Fabré, durante una visita reciente a Estados Unidos.
La casa-estudio del gran sonero Cándido Fabré, enclavada en la calle Plácido, de Manzanillo, (Este de la Isla) es un lugar acogedor donde el calor humano siempre invita al diálogo y estimula el paladar con la habitual tacita de café.
Vestido de pelotero con sus colores rojo y blanco, acude a nuestro encuentro. Le informan que al filo del mediodía comenzará el juego. Este comunicador, con voz nada impecable pero distintiva espera el lanzamiento de la primera pregunta.
-¿Qué es para ti identidad?
-No dar pie a la duda, exteriorizar los valores con los cuales te educaron, nunca renunciar a tus principios ni a tus rasgos distintivos. Tener sentido de pertenencia, el modo de entregarte a la vida durante la vida, de proyectarte como persona dondequiera que estés, en el mayor sentido de la palabra es ser original.
-¿...Cubanía?
-Son los patrones que rigen y tipifican el pensamiento del cubano, los elementos naturales que definen nuestro paisaje. La palma, la mariposa, el Tocororo...Es tener presente la representatividad, la gracia y el sabor de donde provienes. No existe identidad sin cubanía, ambas categorías se encuentran estrechamente unidas.
-¿Y el Beni?
-Identidad y cubanía total en el cantante nacional más importante de todos los tiempos. Es la bandera y el ejemplo para que cada día exista más respeto por la música y los músicos cubanos. Tener como guía a Beni Moré y decir: Yo soy cubano, de la tierra del Beni, impone respeto y que te respeten, porque la gente que siente como suyo a ese hombre inmenso, va a estar cada vez más cerca de ti.
-¿Cómo convergen en Cándido Fabré esos tres fenómenos históricos y contradictorios: identidad, cubanía y el Beni?
-Ellos se funden a diario en mi expresión, en mi extrema fidelidad a la cultura, a mi tierra, a mi rebeldía mambisa, al apego a estos tiempos difíciles, en los que se mide a los verdaderos cubanos.
Cuando uno sabe venir desde bien abajo y llegar a la cima sin olvidar nunca que son más los de abajo, esos que te siguen, reconocen y aplauden. Cuando canto en cualquier parte del mundo el Beni está presente, él tuvo su voz y estilo, yo el sello de arrastrar con una voz no impecable, pero sí el distintivo que me acompaña. Donde me paro, no es necesario cantar, cuando hablo todos dicen: -Ese es Cándido Fabré.
-Desde Cuba seguimos tus actuaciones en Miami, ¿cómo valoras la acogida?
-El enfrentamiento con ese público diverso fue una experiencia contundente, iba convencido de que podía impactar, porque estoy acostumbrado a intercambiar, dialogar y debatir con todo tipo de persona.
"Mi primera gira por los Estados Unidos es la consagración de una gran parte de la música y los músicos cubanos. Abarrotamos los sitios digitales y las redes sociales. Rompimos la rutina de las actuales influencias musicales que saturan al mundo, no estoy en su contra, pero sí convencido de la repercusión de nuestra actuación allí.
Con su llegada a Miami, el cantante y compositor de extensa trayectoria volvió a avivar la polémica sobre el llamado intercambio cultural entre Cuba y Estados Unidos. Desde principios de esta semana comenzaron a divulgarse en los medios de esta ciudad y en la red social Facebook videos de Fabré gritando consignas de apoyo al gobierno cubano como ‘‘Aquí no se rinde nadie, coj....", lanzada en abril en un concierto en la Tribuna Antiimperialista frente al Malecón habanero.
También han causado gran indignación varios temas compuestos por Fabré a propósito de la enfermedad de Fidel Castro, en los que el cantante dice haberles orado a ‘‘Jesucristo y a la Caridad del Cobre para que te salvara''.
"Luego, que de algún modo, en la TV un locutor venezolano, radicado allí, me enfocara un tanto dolido y rebelde la política de Venezuela, para desbordarla sobre mi pensamiento incidieron positivamente en el juego ganado por Cándido Fabré y su banda, porque sin renunciar a mis principios y sin herir a nadie logré que el público aplaudiera siempre mis respuestas y se mostrara solidario con nuestra verdad."
-"A Cuba yo no regreso", fue un pie forzado que puso en tensión a miles de televidentes.
-Viví un momento de gran tensión, pero tranquilo. Era el tiempo justo para descargar mi capacidad de improvisar ante lo inesperado, sobre todo con un tema cargado de intencionalidad. Finalmente la ovación prolongada del público asistente aprobó el mensaje:
Si yo me olvido de mi vieja Sixta
Si me olvido de San Luis.
Si yo me olvido del Beni,
Si me olvido de Martí
Si yo me olvido del son,
De las claves y el bongó,
Si me olvido de la rumba
Y olvido este guaguancó,
Si olvido a Sindo Garay,
A Matamoros y a Chepín,
Si olvido a Enrique Jorrín
Y también a Rafael Lay,
Si me olvido del compay
Y acaso pierdo la fe
Si me olvido de Fabré
Y que yo vengo en progreso
Entonces diré que: a Cuba yo no regreso.
Cada día aparecían más peticiones. Los cubanos de allá iban al hotel a verme o me llamaban por teléfono para felicitarme e interesarse por cuestiones de nuestro país.
-Cuéntame de tu encuentro con Gilberto Santa Rosa.
-Se organizó todo y el 26 de noviembre del pasado año asistí como invitado a su concierto. Luego de mencionar a varias personalidades boricuas, colombianas, venezolanas dijo: "Y entre este público asistente tenemos la presencia del mejor sonero del mundo, Cándido Fabré, a quien respeto mucho".
Uno sabe en qué nivel está, pero no lo expresa. Esa denominación del Caballero de la Salsa y la improvisación me estimuló para seguir creyendo en mí.
"Inmediatamente subí al escenario a cantar con él, un duelo de soneros, como se difundió allá. Me dijo cosas muy lindas, yo le manifesté mi sentir por su música y por la fidelidad de los puertorriqueños empeñados en difundir lo nuestro cuando universalmente nadie tiene interés en publicar que Cuba es la principal fuente, la raíz de la llamada Salsa.
-Tu gira por los Estados Unidos se interrumpió ante la pérdida de Sixta. ¿Cómo transcurrieron esos días?
-Pasé muchas jornadas llamando para preguntar por mamá, estaba muy inquieto. En una ocasión me respondió mi hermana, era la misma voz de mi madre y le pedí la bendición. Me dijo que a la vieja la habían llevado al hospital de Santiago de Cuba y que no me preocupara.
"Finalmente, el 22 de diciembre, llegó la triste noticia. Ese día llegué a La Habana y alrededor de las 10:00 de la mañana del 23 ya estaba en San Luis.
A veces converso con ella, siento su calor, le pido permiso por algunas cosas y perdón porque me insistió en que no fuera a los Estados Unidos por temor a que me atacaran de algún modo y tal vez porque sabía que jamás me volvería a ver.
"Lloré muchísimo cantando este tema. Hoy quiero agradecer, de manera especial, a Omar Pupo, que una vez más me ayudó en el arreglo; a Abel Baldaquín, en la guitarra; al gallego; a mi hijo Candito; al Mellizo; a la Muñeca; al Moro; a Carlitos, quien tocó los violines, y a todos los músicos que compartieron conmigo e hicieron también suya esta canción.
No lloro y canto Tú no te fuiste, mamá, tú no te fuiste No lloro y canto mamá, ya no estoy triste. Tú, me pediste que no me fuera y yo me fui, pero no me quedé. Tú me abrigaste noches enteras, Tú me llamaste y no te escuché. Que llegué tarde, yo no lo niego, Creí en el tiempo contra reloj, Tú no te fuiste, estás en el pueblo Y en el silencio escucho tu voz. Cuando me dices Dios te bendiga, te pido la bendición. Sé que me miras desde allá arriba y que me inspiras en esta canción. No hay despedida, no hay hasta luego No hay hasta pronto, no hay un adiós. Madre bendita cuánto te quiero, madre por siempre Dios nos unió tú no te fuiste mamá, tú no te fuiste, no lloro y canto, ya no estoy triste.
*Verso octosílabo que personas del público o de un jurado imponen a un poeta-cantor improvisador para que construya un poema improvisado (por lo general una quintilla o una décima) cuyo último verso debe ser obligatoriamente el forzado.
Tomado de La Demajagua
No hay comentarios.:
Publicar un comentario