El líder cubano continúa sus glosas al libro "Las guerras de Obama" de Bob Woodward, periodista de The Washington Post, cuyos artículos compartidos con Carl Bernstein, hace 38 años, hicieron saltar el gobierno de Nixon por actos de espionaje contra el Partido Demócrata en junio de 1972, que originaron el escándalo de Watergate.
Fidel Castro afirma que “No sería posible entender nada de la actual política de Estados Unidos si se ignora el contenido de ese libro de Woodward”, que continúa ofreciendo en su habitual columna “Reflexiones del Compañero Fidel” utilizando textualmente las palabras diáfanas y precisas, afirma, de la traducción.
El voluminoso ejemplar en inglés, titulado “Las guerras de Obama”, cuenta con 33 capítulos y 420 páginas. Ha sido traducido en Cuba del original antes de que circule en idioma español en otros países.
Fidel reitera su convicción: “Nuestra principal fuerza no está en las armas; está en las ideas.”
“CAPÍTULOS 20 Y 21
“Continúan las valoraciones sobre las opciones relacionadas con la guerra en Afganistán. Se identifican tres prioridades en términos de esfuerzos de carácter civil: la agricultura, la educación y la reducción de los cultivos de amapola. Si se lograban estos objetivos se podría socavar el apoyo al Talibán.
“La gran pregunta seguía siendo qué se podía hacer en un año.
“Petraeus dijo haber redactado un manual titulado ‘Lecciones sobre la reconciliación’, sobre sus experiencias en Irak, del cual Mullen no tenía conocimiento.
“Según las encuestas públicas, dos de cada tres estadounidenses pensaban que el Presidente carecía de un plan bien definido para Afganistán. Incluso entre la población, las opiniones estaban divididas acerca de cómo proceder.
“Axelrod respiró profundo. El público no hacía distinción entre el Talibán y Al Qaeda. Eso podía ser parte del problema.
“Sólo el 45 por ciento de la población aprobaba la manera en que Obama manejaba el asunto de la guerra (había perdido 10 puntos en un mes, 15 puntos desde el mes de agosto y 18 desde que alcanzó su nivel más alto). La reducción de la cifra se debía a la pérdida del apoyo republicano.
“Axelrod no se preocupaba; decía que al final serían él o todos los que explicarían cuál era la decisión en términos claros, para que la gente pudiera entender lo que se estaba haciendo y por qué.
“Panetta declaró que ningún presidente demócrata podía ir en contra de las recomendaciones de los militares, en especial si el Presidente las había solicitado. Su recomendación era hacer lo que ellos decían. Les expresó a otros funcionarios de la Casa Blanca que en su opinión la decisión debía haber sido tomada en una semana, pero que Obama nunca le preguntó y que él nunca le había expresado voluntariamente su opinión al Presidente.
“El ex vicepresidente Dick Cheney expresó públicamente que los Estados Unidos no debían titubear cuando sus fuerzas armadas estaban en peligro.
“Obama deseaba tomar una decisión antes de su viaje por Asia. Dijo que aún no se le habían presentado dos opciones, que eran los 40 000 efectivos o nada. Dijo que quería una nueva opción esa misma semana. Tenía en su mano un memorando de dos hojas enviado por su director de presupuesto, Peter Orszag, con el estimado de los costos de la guerra en Afganistán. Según la estrategia recomendada por McChrystal, el costo durante los próximos 10 años sería 889 mil millones de dólares, casi 1 billón de dólares.
“‘Esto no es lo que yo estoy buscando’, dijo Obama. ‘No voy a prolongar esto durante diez años; no voy a enfrascarme en la construcción de una nación a largo plazo. No voy a gastar un billón de dólares. Les he estado presionando al respecto.’
“‘Esto no está en función del interés nacional. Sí, es necesario internacionalizar esta situación. Esa es una de las grandes fallas del plan que se me ha presentado.’
“Gates apoyaba la solicitud de tropas de McChrystal, pero por el momento era necesario retener a la cuarta brigada.
“Obama dijo: ‘Quizás no necesitemos a la cuarta brigada, ni a los 400 000 efectivos de las fuerzas de seguridad afganas que McChrystal se propone entrenar. Pudiéramos aspirar a un crecimiento más mesurado de esta fuerza. Pudiéramos incrementar los efectivos para contrarrestar el auge enemigo pero sin enfrascarnos en una estrategia a largo plazo.’
“Hillary opinaba que a McChrystal se le debía dar lo que él pedía, pero coincidía en que se debía esperar antes de enviar a la cuarta brigada.
“Obama le preguntó a Gates: ‘¿Realmente necesitas 40 000 efectivos para revertir el auge del Talibán? ¿Qué tal si enviamos de 15 000 a 20 000? ¿Por qué no sería suficiente con esa cantidad de tropas?’ Reiteró que no estaba de acuerdo con gastar un billón de dólares ni con una estrategia de contrainsurgencia que se prolongase durante diez años.
“‘Quiero una estrategia de salida’, agregó el Presidente.
“Todo el mundo se dio cuenta de que, al apoyar a McChrystal, Hillary unía fuerzas con los militares y con el Secretario de Defensa, limitando así la capacidad de maniobra del Presidente. Había reducido sus posibilidades de aspirar a un número significativamente menor de tropas o una política más moderada.
“Era un momento decisivo en sus relaciones con la Casa Blanca. ¿Era ella de confiar? ¿Podía ella algún día pertenecer realmente al equipo de Obama? ¿Había sido ella en algún momento parte de su equipo? Gates pensaba que ella hablaba a partir de sus propias convicciones.
“Muy pronto aquellos que tenían ideas similares se agruparon. Biden, Blinken, Donilon, Lute, Brennan y McDonough era un grupo poderoso, cercano a Obama en muchos sentidos, y eran el equilibrio contra el frente unido compuesto por Gates, Mullen, Petraeus, McChrystal y ahora Clinton.
“CAPÍTULOS 22 Y 23
“Obama convocó a los jefes del Estado Mayor a la Casa Blanca. Durante los últimos dos meses los militares uniformados habían estado insistiendo en el envío de 40 000 efectivos, pero los jefes de los servicios individuales aún no habían sido consultados. Los jefes del Ejército, la Marina de Guerra, los Infantes de Marina y la Fuerza Aérea eran los que reclutaban, entrenaban, equipaban y suministraban las tropas para los comandantes como Petraeus y sus jefes subordinados en el terreno como McChrystal. Estos dos últimos no asistieron por encontrarse en Afganistán.
“Obama les pidió que le propusieran tres opciones.
“James Conway, comandante general de los marines, se refirió a la alergia de los combatientes a las misiones prolongadas que se extienden más allá de la derrota del enemigo. Su recomendación era que el Presidente no debía enfrascarse en una operación a largo plazo para la construcción de una nación.
“El general George Casey, jefe del Estado Mayor del Ejército, dijo que el retiro programado en Irak le permitiría al ejército disponer de los 40 000 efectivos para Afganistán, pero que se sentía escéptico con respecto a los grandes compromisos de tropas en estas guerras. Para él la clave estaba en una transición rápida, pero que el plan de 40 000 era un riesgo global aceptable para el ejército.
“El jefe de operaciones navales y el jefe de la Fuerza Aérea tenían poco que decir, pues cualquiera que fuese la decisión en Afganistán, el impacto en sus fuerzas sería mínimo.
“Finalmente Mullen le presentó al Presidente tres opciones:
“1. 85 000 efectivos. Esto era una cifra imposible. Todos sabían que no se disponía de esta fuerza.
“2. 40 000 efectivos.
“3. de 30 000 a 35 000 efectivos.
“La opción híbrida era de 20 000 efectivos o dos brigadas para dispersar al Talibán y entrenar a las tropas afganas.
“CAPÍTULOS 24 Y 25
“Obama le propone al Presidente pakistaní una escalada contra los grupos terroristas que operaban desde ese país.
“El Director de la CIA dijo esperar pleno apoyo de Pakistán, dado que Al Qaeda y sus seguidores eran enemigos comunes. Agregó que se trataba de la propia supervivencia de Pakistán.
“Obama se daba cuenta de que la clave para mantener unido al equipo de seguridad nacional era Gates.
“Tras su regreso de Asia, Obama convoca una reunión de su equipo de seguridad nacional y les prometió que en dos días tomaría la decisión final. Dijo estar de acuerdo con los objetivos menos ambiciosos y más realistas, y que dichos objetivos debían lograrse en un período de tiempo más corto que el que el Pentágono había recomendado inicialmente. Agregó que el número de tropas comenzaría a disminuir a partir del mes de julio de 2011, el período de tiempo que Gates había sugerido en la última sesión.
“‘No necesitamos perfección; cuatrocientos mil no va a ser la cifra a la cual llegaremos antes de que comencemos a reducir las tropas.’
“Hillary parecía casi saltar sobre su asiento, dando muestras de que quería que la dejasen hablar, pero Jones ya había decidido el orden de palabra y la Secretaria tuvo que escuchar primero los comentarios de Biden.
“Biden había elaborado un memorando que apoyaba al Presidente, que cuestionaba el tiempo y los objetivos de la estrategia. Petraeus sentía como si el aire abandonara la sala.
“Biden no estaba seguro de que la cifra de 40 000 era sostenible desde el punto de vista político y tenía muchas interrogantes acerca de la viabilidad de los elementos de la estrategia de contrainsurgencia.
“Clinton tuvo la oportunidad de hablar. Ella apoyaba plenamente la estrategia. ‘Hemos pasado un año esperando por una elección y un nuevo gobierno allí. La comunidad internacional y Karzai saben cuál sería el desenlace si no incrementamos nuestros compromisos. Lo que estamos haciendo ahora no va a dar resultados. El plan no es todo lo que nosotros hubiésemos querido, pero no lo sabremos si no nos comprometemos. Yo apoyo el esfuerzo; tiene un costo enorme, pero si lo acometemos sin deseos no vamos a lograr nada’. Sus palabras eran una versión de una frase muy usual en ella cuando era Primera Dama de la Casa Blanca y que aún utiliza con regularidad: ‘fíngelo hasta lograrlo.’
“Gates proponía esperar hasta diciembre de 2010 para hacer una evaluación total de la situación. Creía que el mes de julio era una fecha muy anticipada para ello.
“Mullen, a través de una videoconferencia desde Ginebra, apoyaba el plan y dijo que era necesario enviar tropas lo más rápido posible, que estaba seguro de que la estrategia para una contrainsurgencia iba a tener resultados.
“Al ver que se alineaba un bloque a favor del envío de los 40 000 efectivos, el Presidente intervino: ‘No quiero verme dentro de seis meses discutiendo en esta sala el envío de otros 40 000.’
“‘No vamos a pedir otros 40 000′, dijo Mullen.
“Petraeus expresó que apoyaba cualquier decisión que tomara el Presidente. Y después de haber declarado su apoyo incondicional, expresó que su recomendación, desde el punto de vista militar, era que los objetivos no se podrían lograr con menos de 40 000 efectivos.
“Peter Orszag dijo que probablemente habría que pedirle al Congreso un financiamiento adicional.
“Holbrooke estaba de acuerdo con lo expresado por Hillary.
“Brennan aseguró que el programa antiterrorista continuaría independientemente de la decisión que se tomase.
“Emmanuel se refirió a la dificultad de pedir un financiamiento adicional al Congreso.
“Cartwright dijo que apoyaba la opción híbrida de 20 000 efectivos.
“El Presidente intentó resumir. ‘Al cabo de dos años aún hay elementos ambiguos en esta situación’, dijo. Les dio las gracias a todos y anunció que estaría trabajando en esto durante el fin de semana para tomar una decisión definitiva a principios de la semana entrante.
“El miércoles 25 de noviembre Obama se reunió en la Oficina Oval con Jones, Donilon, McDonough y Rhodes. Dijo estar inclinado a aprobar el envío de 30 000 efectivos, pero que esta decisión no era definitiva.
“‘Esto tiene que ser un plan para transferirles el mando y salir de Afganistán. Todo lo que hagamos tiene que estar centrado en la manera en que vamos a reducir nuestra presencia allí. Es parte de nuestro interés de seguridad nacional. Tiene que quedar claro que esto es lo que estamos haciendo’, dijo Obama. ‘El pueblo estadounidense no entiende de número de brigadas, sino de número de tropas. Y he decidido que sean 30 000.’
“Obama ahora parecía más seguro acerca de la cifra de efectivos.
“‘Tenemos que aclararle al pueblo que el cáncer está en Pakistán. La razón por la cual estamos operando en Afganistán es para que el cáncer no se expanda hacia allá. Y también necesitamos extirpar el cáncer de Pakistán.’
“Parecía que la cifra de 30 000 era inamovible. Obama comentó que desde el punto de vista político era para él más fácil decir que no a los 30 000, pues así podría dedicarse a la agenda nacional, que él quería fuese el centro de su mandato como Presidente. Pero los militares no entendían eso.
“‘Políticamente sería más fácil para mí dar un discurso y decir que el pueblo estadounidense estaba harto de esta guerra, y que íbamos a enviar solamente 10 000 asesores porque esa era la manera en que íbamos a poder salir de allí. Pero los militares se iban a molestar.’
“Era evidente que una gran parte de Obama quería precisamente pronunciar ese discurso. Parecía que lo estaba ensayando.
“Donilon dijo que Gates renunciaría si sólo se enviaban 10 000 asesores.
“‘Eso sería algo difícil’, dijo Obama, ‘porque no existe en mi equipo de seguridad nacional otro miembro más fuerte que él.’
“El Presidente estaba decidido a anunciar los 30 000, para poder mantener junta a la familia.
“CAPÍTULOS 26 Y 27
“El 27 de noviembre Obama invitó nuevamente a Colin Powell a su oficina para una conversación privada. El Presidente le dijo que se estaba debatiendo entre varios puntos de vista diferentes. Los militares se habían unido para apoyar a McChrystal y su solicitud de 40 000 efectivos, y sus asesores políticos estaban muy escépticos. Él continuaba pidiendo nuevos enfoques, pero seguían dándole las mismas opciones.
“Powell le dijo: ‘Usted no tiene por qué aguantar eso. Usted es el Comandante en Jefe. Esos tipos trabajan para usted. El hecho de que adopten una posición unánime en sus recomendaciones no significa que las mismas sean las correctas. Generales hay varios, pero existe sólo un Comandante en Jefe.’
“Obama consideraba a Powell un amigo.
“Un día después de Acción de Gracias, Jones, Donilon, Emmanuel, McDonough, Lute y el coronel John Tien, veterano de Irak, fueron a ver al Presidente en su oficina. Obama preguntó por qué se reunían de nuevo con él para tratar el mismo tema. ‘Pensé que esto se había acabado el miércoles’, expresó.
“Donilon y Lute le explicaron que aún había preguntas del Pentágono que no se habían respondido, y ellos querían saber si se aceptaba un incremento del 10 por ciento a la cifra de efectivos, con lo cual se incluiría a los facilitadores.
“El Presidente, exasperado, dijo que no, que sólo los 30 000, y preguntó el porqué de aquella reunión después que todos habían estado de acuerdo. Al Presidente se le dijo que aún se estaba trabajando con los militares. Ellos querían ahora que los 30 000 efectivos estuviesen en Afganistán en el verano.
“Parecía que el Pentágono estaba abriendo de nuevo cada uno de los temas. También se estaba cuestionando la fecha de retirada de las tropas (julio de 2011). Gates prefería que fuera seis meses después (finales de 2011).
“‘Estoy molesto’, dijo Obama, sin alzar la voz. Parecía que todos los temas iban a ser nuevamente discutidos, negociados o esclarecidos. Obama les dijo que estaba dispuesto a dar marcha atrás y aceptar el envío de 10 000 asesores. Y esa sería la cifra definitiva.
“Esto era una controversia que enfrentaba al Presidente y al sistema militar. Donilon se asombraba de ver el poder político que los militares estaban ejerciendo, pero se daba cuenta de que la Casa Blanca tenía que ser el corredor de larga distancia en esta competencia.
“Obama continuaba trabajando con Donilon, Lute y los demás. Comenzó a dictar precisamente lo que quería, elaborando lo que Donilon llamó una ‘hoja de plazos y condiciones’, similar al documento legal utilizado en una transacción comercial. Acordó que el concepto estratégico de la operación sería ‘degradar’ al Talibán, no desmantelarlo, ni destruirlo ni derrotarlo. Copió al calco las seis misiones militares requeridas para revertir el auge del Talibán.
“Pero los civiles en el Pentágono y el Estado Mayor trataban de expandir la estrategia.
“‘Ustedes no le pueden hacer eso al Presidente’, les decía Donilon. ‘Eso no era lo que Obama quería. Él quería una misión más reducida.’ Pero la presión continuaba.
“‘Ponle restricciones’, le ordenaba Obama. Pero cuando Donilon regresaba del Pentágono venía con más adiciones, y no menos. Una de ellas era enviarle un mensaje a Al Qaeda. ‘Eso no lo vamos a hacer’, dijo el Presidente cuando se enteró.
“Donilon se sentía como si estuviese reescribiendo las mismas órdenes diez veces.
“Del Pentágono seguían llegando solicitudes para misiones colaterales. Obama seguía diciendo que no.
“Algunos continuaban ahora apoyando la solicitud original de McChrystal de 40 000 efectivos. Era como si nadie les hubiera dicho a ellos que no.
“‘No’, dijo Obama. La cifra definitiva era 30 000, y mantenía la fecha de retirada de las tropas en julio del 2011, que también sería la fecha para comenzar a transferir la responsabilidad de la seguridad a las tropas afganas.
“Sus órdenes fueron pasadas a máquina en seis hojas a un espacio. Su decisión no era sólo hacer un discurso y referirse a los 30 000; esto sería además una directiva, y todo el mundo tendría que leerla y firmarla. Ése era el precio que él iba a exigir, la forma en que él pretendía ponerle fin a la controversia -al menos por el momento. Pero como ahora todos nosotros sabemos, la controversia, al igual que la guerra, probablemente no terminaría, y la lucha continuaría.
“El 28 de noviembre fue otro día dedicado al Consejo de Seguridad Nacional, encuentro en el que participaron Donilon y Lute. El análisis de la estrategia se convertía en el centro del universo. El Presidente y todos ellos estaban siendo arrollados por los militares. Ya no importaban las preguntas que el Presidente o alguien más hicieran. Ahora la única solución viable eran los 40 000 efectivos.
“Donilon se preguntaba cuántos de los que estaban presionando a favor de esa opción iban a estar aquí para ver los efectos de la estrategia en el mes de julio del 2011.
“La conclusión era que todos ellos se irían, y aquí quedaría el Presidente con todo lo que esos tipos le habían vendido.
“El debate continuaba -en su casa y en su cabeza. Obama parecía vacilar en cuanto a los 30 000 efectivos. Le pidió la opinión a su equipo. Clinton, Gates y Jones no se encontraban presentes.
“El coronel Tien le dijo al Presidente que no sabía de qué forma él iba a desafiar la cadena de mando de los militares. ‘Si usted le dice a McChrystal, ‘me estudié su valoración, pero he decidido hacer otra cosa’, probablemente usted tenga que sustituirlo. Usted no le puede decir ‘hazlo a mi manera, gracias por tu labor’. El Coronel quiso decir que McChrystal, Petraeus, Mullen, e incluso Gates, estarían dispuestos a dimitir -algo sin precedentes en el alto mando militar.
“Obama sabía que Brennan se oponía a un gran incremento de tropas.
“Obama había heredado una guerra con un comienzo, una parte intermedia, pero sin un final claro.
“Lute pensaba que Gates era demasiado deferente con los militares uniformados. El Secretario de Defensa es la primera línea de control civil del Presidente. Si el Secretario no garantizaba ese control, el Presidente tendría que hacerlo. Lute pensaba que Gates no le estaba prestando un buen servicio al Presidente.
“El Presidente llamó a Biden por teléfono y le informó que quería reunirse con todo el equipo de seguridad nacional el domingo en la Oficina Oval. Biden pidió reunirse con él primero y Obama le dijo que no.” [Octubre 13 de 2010, 5 y 14 p.m.]
El imperio por dentro (Primera parte)
El imperio por dentro (Segunda parte)
El imperio por dentro (Tercera parte)
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