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Ecuador: el pago del periodismo sipiano, sus mentiras y enojos.
La empresa mediática ha comenzado a ensayar otro tipo de periodista opositor. Ya no es el comunicador que trata de encontrar en todo “el lado flaco de la noticia” siempre en contra del presidente [Rafael Correa] y su gobierno. Ahora, el estilo es más edulcorado, al más puro estilo de la CNN en español.
¿Han visto los informativos de este canal internacional? En apariencia, guardan las distancias con una actitud puramente hostil al gobernante que pretende, en cualquiera de nuestros países, seguir socavando y pretendiendo enterrar a la sociedad de consumo, a la democracia y la libertad, según libreto que lo repiten a cada rato.
Y para ello, qué mejor que comunicadoras mujeres, mejor si son guapas, bien entrenadas y de buena presencia. Sin temor, hasta pueden requerir una entrevista con el mismísimo diablo si ello les facilita la tarea de desprestigiar un gobierno, de alimentar mentiras en su contra, de cuestionar su legitimidad.
Este doble discurso se lo advierte inclusive entre los “expertos analistas” que siempre tienen a mano, para tratar de hacer ver que el día es la noche y viceversa. Según investigadores que estudian estas variaciones mediáticas y de lenguaje, ahora, la consigna sipiana es parecer de izquierda, decir que promueven cambios y transformaciones pero siempre respetando “la libertad y la democracia”.
Y es en esta afirmación que meten el condumio del discurso que actualmente ensayan los medios sipianos en el continente. Todo con el afán de contrarrestar ese movimiento continental que avanza: el derecho de los pueblos a una vida mejor; el derecho al empleo pleno; el derecho a la educación y la salud. Es decir, todos esos derechos que el neoliberalismo no ha sido capaz de solucionarlos (al contrario, de agravarlos) y que ahora trata de reconocerlos pero bajo ciertas condiciones: que el imperio, la sociedad de consumo y más, sigan tal cual.
En esa escuela los medios sipianos del continente, con sus matrices publicitarias a la cabeza, son maestros de la tergiversación, de la manipulación, de la mentira.
Tomemos el caso de los 33 mineros atrapados en la mina chilena que se taponó y que por puro milagro siguen vivos a la espera de su rescate. La CNN ha tomado el caso como distracción diaria. Y ha descubierto (como en esas telenovelas baratas) que uno de los mineros atrapados vivía con dos mujeres que esperan que le rescaten para “tomarle cuentas” de tal manera que el hombre a lo mejor está considerando en quedarse bajo tierra. En cambio, dicen nada o muy poco de las condiciones en que la empresa minera explotaba la mina y de las pocas medidas que ofreció a sus mineros para garantizarles un mínimo de seguridad. en esas profundidades.
Otro caso: el calificativo de “irresponsable” que le endilgó el que las oficia de canciller del gobierno hondureño del señor Lobo al presidente Correa por haber develado que en la masacre de Tamaulipas (México) hubo otro sobreviviente, de nacionalidad hondureña; y no solo el ecuatoriano Lala que fue el que avisó de ese asesinato colectivo a la policía mexicana. Y lo casi chistoso es que ese canciller de un gobierno ilegítimo adjetivó al presidente de Ecuador que a la vez es de UNASUR, solo por haber dicho que había otro sobreviniente de la matanza, de nacionalidad hondureña, pero sin indicar su nombre, o sus señas particulares o su actual ubicación.
La prensa sipiana dio rienda suelta a sus críticas contra el Presidente de Ecuador sin siquiera tomar en cuenta que el sobreviviente ecuatoriano, a quien el gobierno le rescató de México, ahora está protegido en su país. Y ha sido entrevistado en el avión presidencial que lo trajo de vuelta a su patria pero guardando su identidad u otros datos que pudieran ponerle en alto riesgo.
Aquello ha causado indignación en la prensa sipiana nacional —pienso yo— porque esa fue una “primicia” que bien se lo merecía un medio privado y no uno que está en manos del Estado, porque era una de las empresas de dos prófugos de la justicia, los hermanos Isaías, que “naturalmente” están muy bien en Miami, Estados Unidos. LEER MÁS
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