Norelys Morales Aguilera- “El artículo, Internet ha muerto. Larga vida a Internet” de la revista Wired por Chris Anderson en paralelo con Michael Wolff ha despertado la polémica teórica, pero también hace evidente que está en juego la libertad e igualdad que se destroza con la amable tiranía del mercado, aunque esto se jerarquiza menos entre las repercusiones.
Algunas ideas de dicho artículo que nos llevan a ver tanto el desarrollo de la web 2.0 como las amenazas que supone son:
· "Usted ha pasado el día en Internet, pero no en la web. Y no está solo".
· "El hecho de que sea más fácil para las empresas hacer dinero en estas plataformas cimienta la tendencia. Productores y consumidores están de acuerdo: la web no es la culminación de la revolución digital".
· "Es el camino natural de la industrialización: invención, propagación, adopción y control".
· "¿Ha consultado usted su factura del teléfono móvil?".
· "Intelectualmente apreciamos lo abierto, pero al final del día nos hemos decantado hacia los caminos más fáciles".
· "Los jóvenes tienen más tiempo que dinero, pero cuando te haces mayor, tienes más dinero que tiempo"
Lo que ahora se ha maximizado es la conquista del mercado en la red, una nueva batalla del capital que es además, la posibilidad del límite a la Internet. En otros términos, el desnivel que ello supondría arrasará con las conquistas de Internet como derecho humano, lo que se la logrado por la humanidad por ser abierta. Aunque siempre habrá que hacer notar la brecha colosal entre info-conectados y desconectados.
La Polémica
En Canoe aseguran que gente como Julian Assange, de Wikileaks, continuarán utilizando el poder de la web y los curiosos continuarán encontrándose en ella, "pero las ovejas habrán emigrado".
En New York Magazine advierten que las tesis expuestas en este artículo por Anderson son una discreta corrección a las sostenidas en su último libro, Free: The Future of a Radical Price, donde sostenía que en el mundo digital, donde el coste de producción se acerca a cero, lo gratis será ampliamente empleado por las compañías para conducir al consumidor hacia la compra de otros productos.
En TechCrunch son particularmente contundentes. Sostienen que Wired se equivocó en 1997 y vuelve a hacerlo ahora.
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