Al escandaloso Cason le quedó un trauma con Cuba.


Norelys Morales Aguilera.

En una carta al New York Times James Cason, ex jefe de la Oficina diplomática de Estados Unidos en Cuba (SINA), duda que “autorizar a todos los estadounidenses a viajar a Cuba pueda mejorar la vida de los cubanos o mostrarles las ventajas de la democracia”.

Ni Cason ni otros han explicado su papel en el desmontaje del proyecto “People to People”, que pretendía que los norteamericanos convencieran a los cubanos de las “ventajas de la democracia estadounidense” y terminó preocupándoles las opiniones con las cuales retornaban a su país.

El pueblo de Cuba en su accionar cotidiano era capaz de “lavarles el cerebro”. Los que idearon el “Carril dos” de la Ley Torriceli, otro modo de socavar la Revolución Cubana, vinieron por lana y salieron trasquilados.

Cason, ha sido “sin lugar a dudas el más escandaloso y pintoresco de todos los jefes que han pasado por la SINA.”, según Fernando Ravsberg corresponsal de BBC Mundo en La Habana, que ya trabajaba en Cuba cuando fue nombrado el “diplomático”.

“Su primera acción fue comenzar a reunirse con los disidentes cubanos antes de presentar cartas credenciales al Ministerio de Relaciones Exteriores, rompiendo todas las reglas de protocolo. Y no solo lo hizo en La Habana, también salió a recorrer las provincias.”

Fanfarronamente Cason afirmaba que “no tenía miedo”.

Esto se comprende perfectamente con las recientes revelaciones durante una entrevista realizada por el periodista Roberto Rodríguez Tejera, del programa radial "Lo que otros no dicen" de la emisora WQBA 1140AM de Univisión Radio, en Washington, en la cual Roger Noriega, subsecretario de Estado para el Hemisferio Occidental en la administración de Bush dijo que Cason llevaba instrucciones precisas del Departamento de Estado para provocar su expulsión de Cuba.

Luego vendría una respuesta de Washington y se sabe que por los pasillos de la Casa Blanca de Bush se conversaba que después de Irak, los norteamericanos invadirían a Cuba.

El “diplomático”, en la misma cuerda de tramoyista, al ser quien meció la cuna de los mercenarios juzgados y encarcelados en 2003 y que el gobierno cubano ha liberado, señala que “la seguridad castrista mantiene a los cubanos lejos de los turistas, y que los dólares de éstos sólo se filtran a la clase dominante. Agrega que el Estado reprime la venta de artesanías y otros negocios fuera de su control”.

Cason concluye su misiva al New York Times instando al promotor de una ley para autorizar los viajes, Collin Peterson, a reclamar la liberación de los casi 200 presos políticos y el estadounidense Alan Gross antes de canalizar millones de dólares a las arcas del gobierno cubano, según Radio Martí, la planta radial del gobierno de los Estados Unidos para emisiones subversivas contra Cuba. (Las cifras de “presos políticos” seguramente son las de Elizardo Sánchez, otro que vive sin trabajar en Cuba con los pagos de la SINA).

Comentar sus afirmaciones insultaría la inteligencia.

Desde Miami se afirma (quepasamiami.org) que en los círculos internos de dirección de las organizaciones contrarrevolucionarias y terroristas que apoyan financiera y materialmente a los mercenarios dentro de Cuba, los presos de “La Primavera Negra”, son conocidos por “los hombres de Cason”.

Esos mismos “hombres de Cason” salidos de “las horrorosas cárceles cubanas” están dando la nota en España y algunos “opinadores” hasta buscan responsabilidad en el gobierno cubano, español o la iglesia por la “situación miserable” de los mercenarios, que ahora sí tendrán que trabajar para vivir. Ello sin mencionar ni de paso a este estrafalario diplomático ni al gobierno de los EEUU.

Los verdaderos responsables de la “primavera negra”, comenzando por Cason, ya no les entregarán los fondos asignados públicamente desde el Congreso y por medio de otras entidades o proyectos de la USAID, NED, etc. Ahora en España lo menos que están haciendo es una competencia de mentiras, que hará que los españoles “se alfabeticen” sobre lo que quieren los “disidentes” en Cuba.

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