Informa una periodista "independiente" desde Cuba.

Aprobado por la SINA

La autora en reunión y conferencia de prensa de mercenarios en la residencia de J. Cason en la Habana, marzo 14 de 2003

Hace diez años, el 24 de mayo del 2000 asumí oficialmente la dirección de la Agencia de Prensa LUX INFO PRESS una de las supuestas “independientes” que operan en el país con la subvención del gobierno yanqui.

No tan sencillo parece el asunto, pues su predecesor, servil mercenario al servicio de los yanquis y de ciertos “catafalcos” terroristas radicados en Miami, que tenía desde hacía meses la ropa planchada y doblada dentro de las maletas esperando la estampida, al ver mi aparente despreocupación llevó a su reunión con Víctor Vockerotd -Segundo Secretario de la Oficina de Asuntos Políticos de la Sección de Intereses de Norteamérica-, su propuesta para que una improvisada periodista, cuyo historial en la “disidencia” no esta nada claro, amiga íntima de Ricardo Bofill, un fullero que todavía vive del cuento en Miami e intima amiga de Ernesto Díaz, Secretario de la terrorista Alpha 66 para que lo sustituyera al frente de aquella mezcla heterogénea de culebras recicladas. Si no hubiera sido por la contundente negativa del gobierno yanqui nunca me hubiera enterado de la traición de Vicente, pero a causa de la política de ese gobierno de nombrar dirigentes en la fabricada oposición interna en Cuba la verdad salía a flote.

A aquel mercenario que recibía dinero de medio exilio terrorista de Miami no le quedó más remedio que llamarme a toda carrera porque cuando le propuso a Víctor el nombre de la que ya se veía amasando miles de dólares por instaurar una democracia en su país bajo ordenes yanquis respondió: Ese nombre no me gusta, dime otro y el traidorzuelo, creyendo que pronunciaba uno sin importancia espetó:

“Aleida Godínez”, éste se acomodó en su asiento y le dijo: “Ese nombre si me gusta, a ella la conozco bien. Me parece buena idea dejarla al frente de Info. Press” y fue así, cuando equivocadamente me dieron la dulce posibilidad de contarlo aquí ahora, para que nadie diga que no sabe quiénes son y hasta dónde se atreven. Vockerotd me conocía. Había ido a parar a Ciego de Ávila y allí en medio de la complicidad entre Robin Meyer y quien les hace esta historia había concluido que la “oposición” lo que quería era irse a Estados Unidos y que en verdad no estaba interesada en cambio alguno. El llegó de visita en junio de 1995 y entre las pocas personas con quien compartió estaba yo, historia que nadie conocía pues su trabajo en tierra avileña a pesar de traer la máscara de los acuerdos migratorios fue secreto y para su éxito le había colaborado.

Orgullosa por tan alta “distinción” de los yanquis, me reuní dos días después en la casa del traidor con un coreógrafo que dijo ser periodista y con el que mantuve unas adecuadas relaciones gracias a su reptilismo omnipresente y su capacidad de adular a todo el que le pudiera propiciar confort y algún dinerito extra para emborracharse. Semanas después conocí personalmente al representante en la zona oriental que para mayor sorpresa era un albañil. Luego conocí al resto de los periodistas: un estafador en Las Tunas, una Auxiliar de Enfermera en Matanzas, un constructor con escolaridad de noveno grado que se hacía pasar por “corresponsal viajero”, un destacado mercenario en Pinar del Río cuya entrada económica mensual era tan abundante que a veces dejaba el dinero que llegaba de Miami para recibirlo al mes siguiente; otro de Matanzas con similares características que junto al pinareño fue reclutado bajo órdenes de la SINA para cometer actos contra la independencia o la integridad territorial del estado, razón por la que están sancionados desde abril de 2003.

La misión fundamental de la agrupación contrarrevolucionaria era redactar notas de prensa para tributar semanalmente a las organizaciones de Miami, a las radio emisoras subversivas y a la SINA. Al gobierno de Estados Unidos se le hacía entrega de las “informaciones” y se cumplían otras tareas encomendadas, estudios investigativos encargados oportunamente a través de su representación diplomática que tiene a bien salirse del libreto para controlar el trabajo que después pagan.

La escolarización de los supuestos profesionales es bien dudosa. De siete que llegaron a ocupar la nómina solo cursó estudios superiores uno de ellos, de quien por pura ética no menciono nombre, que redactaba con tan mala calidad que en no pocas ocasiones recibí llamadas de atención de “nuestros representantes” conminándome a separarlo pues no servía lo que escribía.

Para paliar un poco la ausencia de cultura en la tropa mercenaria, la Universidad Internacional de la Florida recibió una respetable cantidad de dinero de la Fundación para la Democracia para preparar a sus periodistas. Dicho programa no exigía escolaridad mínima, aunque supieron escoger muy bien a los que les prodigarían un título, razón por la que “matricularon” a los más capaces, los que reunía algunos requisitos para ser como “los periodistas de la Cuba del mañana”, según sentenció el Profesor John Virtue en diciembre de 2002. El programa universitario, dirigido por Charles H. Green, Director de Internacional Media Center, Shool of Journalism and Mass Communication era el encargado de proveer los cinco cursos de diez lecciones, que resultaban evaluados por profesores de la Facultad. Los ejercicios eran devueltos de manera que nos beneficiáramos con los comentarios y sugerencias oportunos.

Ninguno de los que conseguían sus reporters para Info Press, se graduó de la Facultad. Todos se apresuraron en obtener una visa para emigrar, aunque para ello tuvieron que hacer algo parecido -pero que muy parecido- a lo que hace actualmente una bloguera llamada Yoani Sánchez, la degeneración Y, inventándose golpizas, secuestros y a no dudarlo, otros para que a fuerza de pena les premiaran con una visa especial, en la que quepan todos los gusanos de la casa.

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