En las costas estadounidenses, fuentes ecológicas han señalado que el derrame afectará o y ha afectado a más de 400 especies marinas, entre estas, ballenas, delfines, 110 tipos de aves neotropicales migratorias, mariscos, entre otras.
De modo que los pronósticos que se manejan hoy públicamente estarían pendientes de confirmación. No se precisa ser ecologista para saber que todo el Golfo y sus regiones costeras serán afectados. No se conocen muchos datos sobre el traslado de las consecuencias negativas a otros ecosistemas planetarios. Las aves, los peces y la flora marina no saben de fronteras. No hay animal más depredador que el hombre animado de ansias de lucro.
Según Richard Charter, de la Organización de Defensa de la Vida Silvestre, el tamaño del derrame de petróleo “es tan grande y se expande de forma tan rápida que va más allá de la efectividad de la respuesta humana… somos testigos del envenenamiento que durará… muchas décadas”.
Según Telesur, unos 40 mil barriles de petróleo diarios siguen aumentando la magnitud y graves consecuencias del derrame de crudo que comenzó a esparcirse en las aguas del Golfo de México hace dos semanas, mientras la empresa responsable, la británica British Petroleum (BP), continúa con sus hasta ahora fracasados esfuerzos para contener el vertido.
Cuando ya las costas de las entidades estadounidenses de Luisiana, Misisipi, Alabama y Florida sufren las consecuencias del drama ambiental provocado por el derrame, ahora litorales mexicanos se ven amenazados por la marea negra.
Por su parte, Cuba ha dispuesto de un grupo de monitoreo para evaluar las consecuencias que tendría sobre su territorio el desastre ambiental. Corrientes marinas, vientos, huracanes y otros fenómenos naturales interconectan toda la región, al tiempo que anidan aves migratorias y otras especies en la zona.
La magnitud del derrame petrolero en el Golfo de México, que es considerada cinco veces mayor a lo estimado desde un principio, obligó al Gobierno de Estados Unidos a decretarlo catástrofe nacional.
El pasado 20 de abril la plataforma Deepwater Horizon (operada por BP) explotó y dejó once trabajadores muertos y un derrame diario de cinco mil litros de petróleo diariamente.
La plataforma de extracción de petróleo submarino era una de las más grandes del mundo, poseía 140 áreas de operación y tenía una capacidad para albergar a 18 mil trabajadores.
A poco menos de tres semanas de inicado el derrame, la lucha contra la marea negra en el Golfo de México entró en una fase decisiva, luego de que la empresa BP comenzara la segunda operación para sumergir una segunda cúpula de acero que tapone la fuga de crudo en el fondo del mar.
Esta es una de las pocas posibilidades que le quedan a BP de contener el derrame de crudo. Si fracasa, en el peor de los casos el petróleo podría seguir fluyendo en masa a las costas estadounidenses y, dependiendo de las condiciones meteorológicas, a los,litorales del sureste mexicano.
Mientras la compañía británica continúa tratando de contener el derrame, cuyos daños pueden ser irreversibles, los senadores estadounidenses, John Kerry y Joe Lieberman, presentaron un proyecto de ley de reforma energética en Estados Unidos que contempla las exploraciones petrolíferas en alta mar, pero otorga a los estados costeros la capacidad de vetarlas.
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