La destitución de Dilma Rousseff como presidenta de Brasil, sin que se presentara evidencia de delitos de corrupción ni crímenes de responsabilidad, constituye un acto de desacato al pueblo de ese país, consideró hoy el Gobierno cubano.
Por medio de una declaración difundida en La Habana, la nación isleña condenó enérgicamente lo que calificó como un golpe de Estado parlamentario-judicial, contrario a la voluntad de la ciudadanía que la eligió para un nuevo mandato en 2014.
Al mismo tiempo, ratificó su solidaridad con Rousseff, el expresidente Luis Inácio Lula da Silva (2003-2011) y el Partido de los Trabajadores.
De acuerdo con el texto, durante los gobiernos de ambos mandatarios se impulsó un modelo económico-social que permitió a Brasil dar un salto en su crecimiento productivo con inclusión social, la defensa de sus recursos naturales, la generación de empleo y el combate a la pobreza.
Entre los logros de los dos jefes de Estado el documento mencionó la salida de la miseria de más de 35 millones de brasileños que vivían en condiciones inhumanas y la elevación del ingreso de otros 40 millones, y la ampliación de las oportunidades en educación y salud, incluidos sectores hasta entonces marginados.
Brasil ha sido un activo impulsor de la integración regional, agregó la declaración, en la cual se resalta el aporte del gigante sudamericano a la derrota del Acuerdo de Libre Comercio para las Américas, la creación de la Comunidad de Estados Latinoamericanos y Caribeños, y la constitución de la Unión de Naciones Suramericanas.
El documento destacó igualmente la proyección de Brasil hacia las naciones del Tercer Mundo, en especial de África; su activa membrecía en el Grupo BRICS (Brasil, Rusia, India, China y Sudáfrica); y su desempeño en el marco de diversos organismos internacionales.
Merece elogio también la ejecutoria brasileña bajo los gobiernos del PT en temas cruciales de la situación internacional en defensa de la paz, el desarrollo, el medio ambiente y los programas contra el hambre, agregó.
Al mismo tiempo, el Gobierno cubano indicó que las fuerzas que ahora ejercen el poder han anunciado medidas privatizadoras sobre las reservas petrolíferas en aguas profundas y cortes a los programas sociales, mientras enuncian una política exterior que privilegia las relaciones con los grandes centros de poder internacionales.
No pocos de quienes juzgan a la Presidenta están bajo investigación por actos de corrupción, apuntó el texto, el cual señaló que lo ocurrido en Brasil es otra expresión de la ofensiva del imperialismo y la oligarquía contra los gobiernos revolucionarios y progresistas de América Latina y el Caribe.
Cuba expresa su confianza en que el pueblo brasileño defenderá las conquistas sociales alcanzadas, se opondrá con determinación a las políticas neoliberales que intenten imponerle y al despojo de sus recursos naturales, concluyó. /PL
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