“Lo tremendo de Cuba es que los defectos del sistema se observan con microscopio de alta resolución, pero las virtudes no se someten a análisis.” afirma el periodista español Carlos Tena en una entrevista al diario digital Insurgente. Estas fueron sus respuestas sobre la Isla.
- El pasado mes de septiembre se realizó en La Habana el famoso concierto de Juanes y Miguel Bosé, qué valoración haces de lo ocurrido y qué cantantes españoles mantienen viva la lealtad con los valores de la Revolución.
- No hago ninguna porque no vi el espectáculo, aunque me remito a un artículo que titulé El Concierto Desconcertante. Lo que sé es que centenares de miles de cubanos disfrutaron de lo lindo aunque, excepto algunas figuras de la isla, el resto me importaban un comino. No sería capaz de aguantar a Juanes o a Víctor Manuel ni 10 segundos. Lo que pasa es que se tramó en casa de Miguel Bosé una estratagema que les salió por el culo, pensando que el casi millón de personas de llenó la Plaza de la Revolución, iba a ponerse a gritar en plan gusano. No tienen, ninguno de los organizadores, ni zorra idea de hasta qué punto el cubano se siente mil veces más libre y dueño de las calles que nosotros los “primer mundistas”.
- Has vivido en Cuba estos últimos años, qué análisis nos pueden hacer sobre la vida cotidiana en la isla, sobre los grandes meritos de la revolución y las cosas pendientes.
- No quisiera fatigar al personal, pero mi experiencia de casi seis años, trabajando con cubanos, en un centro en el que yo era el único gallego, conviviendo día a día con ellos, almorzando con ellos, viajando con ellos, trabajando codo a codo, inscrito en el sindicato, puedo afirmar rotundamente que la tolerancia, la alegría, el desparpajo, la dignidad, la valentía y el coraje ante mas de 50 años de agresión salvaje, desde fuera y desde dentro, no han disminuido la capacidad de orgullo revolucionario, y de critica sobre los asuntos mas cruciales.
Lo tremendo de Cuba es que los defectos del sistema se observan con microscopio de alta resolución, pero las virtudes no se someten a análisis. Por el contrario, con los demás países se utiliza un telescopio rancio, a pesar de que se asesina o raptan diariamente a decenas de personas, las policías masacran al ciudadano a golpes, se viola su intimidad, se cierran periódicos, televisiones, se encarcela a dirigentes sindicales, se matan indígenas, se consienten que mueran de hambre y enfermedades curables más de 10 millones de niños cada año, se vigila cada casa, cada esquina, hay cámaras hasta en los urinarios, se maltrata y se tortura de forma rubalcabesca, impunemente, intentando desmentir a personalidades y organismos como los relatores de la ONU contra la tortura o a la misma Amnistía Internacional, cuando no blasonando de ello en plan chulesco, en fin, clamo al firmamento, como cantaba Aute, que Cuba es el país más digno, culto, pacífico, solidario y justo que hay en el planeta tierra. Naturalmente que hacen falta cambios, y en ello están, en paz y en gracia revolucionaria. Aconsejo a los hipócritas que se miren el ombligo antes de lanzar acusaciones manipuladas hasta extremos inimaginables.
- El turista, sin embargo, se lleva una visión diferente. A veces se les ve por La Habana como buscando El Corte Inglés…envueltos en una paranoia consumista que Cuba no ofrece.
- El turista que se va de vacaciones a un país, no sólo para descansar, sino para visitar supermercados y comprar febrilmente aquello que no necesita, está en su derecho inalienable de hacerlo. Pero no hace otra cosa que mentir, cuando al regreso cuenta sólo la parte de los árboles que ha visto, y no tendrá ni pajolera idea del bosque que ha podido disfrutar ante sus narices. He conocido personas que han estado en Cuba, a decenas, que la única y solemne estupidez que acostumbran a decir es: “Huy, yo estuve en Cuba y no tienen de nada”, que es tan aberrante como afirmar que en EEUU se vive bien. Cuando se acude al llamado Tercer Mundo, ante todo y sobre todo se va, además de pasear y curiosear, a echar una mano, a ayudar, a colaborar… Recuerdo a una ciudadana argentina, tumbada al sol de Cayo Coco, diciéndome que ella conocía todo el mundo, pero que en Cuba había mucha necesidad (y eso que su país acababa de entrar en el Corralito). Cuando le indiqué que el bloqueo era una de las causas más elementales para explicar esas carencias de tipo material, me miró como alucinada y ante mi pasmo, pronunció estas palabras: “¿Bloqueados?... Ah, pues no sabía”. Esa incultura supina, que en España alcanza niveles paralelos, hace que si mañana salieras con una cámara a la calle, dispuesto a entrevistar a los transeúntes, además de que la policía municipal y/o nacional te podría romper el artilugio de un porrazo, te podrías topar, como en su día hice yo en Madrid, con personas a las que al preguntarles su opinión sobre qué grado de eficacia social concedían al Escroto de la Comunidad, me miraban con cierta reserva pero respondían de inmediato: “A mi me parece, con todos los respetos a ese señor, que las calles están muy mal”. Y eso que el inexistente personaje o cargo, no era un familiar de Esperanza Aguirre.
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1 comentario:
Es cierto, a la revolución cubana el resto la somete a examen permanente, cuando cualquier país de los que se encargan de examinarla en estos últimos 50 años han pasado por actitudes de las más miserables de parte de sus gobiernos y teniendo a sus propias sociedades como víctimas, tan democráticos que se dicen ser.
Saludos
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