De izquierda a derecha, los terroristas Santiago Alvarez, Osvaldo Mitat y José Hilario Pujol junto al barco Santrina, que introdujo de manera ilegal a Posada Carriles en los Estados Unidos, en el 2005.
Santiago Álvarez Fernández Magriñá fue detenido con una ametralladora M-11 A1, dos fusiles Colt AR-15, un silenciador y un lanza-granadas de marca Heckler & Koch. Para negociar el beneficio de rebaja de condena y no ser acusado de terrorista entregó 30 ametralladoras automáticas y semiautomáticas, un lanzacohetes, varias granadas, 200 libras de dinamita, 14 libras del explosivo C-4 y 4 000 pies de cable para hacer detonaciones. Una cantidad de armamento sin precedentes en el Sur de la Florida. Fernández Magriñá tiene vínculos por acciones violentas con Robert Ferro, otro terrorista que tiene el récord del mayor alijo de armas capturadas en EEUU según las propias autoridades federales en 2006. ¡Ninguno es considerado terrorista!
A la blogosfera contrarrevolucionaria anticubana identificada con la ideología de los terroristas no le interesa que Luis Posada Carriles esté libre para planificar actos violentos contra los cubanos en la Isla ni su historial que incluye el beneplácito a Pinochet y el atentado a Orlando Letelier, canciller del gobierno de la Unidad Popular en Chile.
Ahora tampoco les importa que otro conocido bandido, Santiago Álvarez Fernández Magriñá, acabe de ser liberado en Miami.
Probablemente la “reprimida Yoani Sánchez” cuidará que el demonio de denunciar a los terroristas contra inocentes en su país entre en “Generación YO”, tampoco esta vez se pronunciará so pena de que la excluyan de Radio-TV Martí y del Nuevo Herald de Miami.
Álvarez salió de una cárcel federal el miércoles, después de cumplir un castigo que ni siquiera llegó a los cuatro años. Fue condenado por almacenar centenares de armas y municiones en el sur de la Florida y también por obstrucción de justicia al rehusarse a brindar testimonio contra su amigo y socio, Luis Posada Carriles.
El terrorista había admitido culpabilidad de tenencia un ilegal almacén de armamento. En el 2005, las autoridades federales allanaron un apartamento lujoso que mantenía Álvarez en el norte de Miami, en el condado Broward. Encontraron una ametralladora M-11 A1, dos fusiles Colt AR-15, un silenciador y un lanza-granadas de marca Heckler & Koch.
El Juez federal, James Cohn, redujo la sentencia de Álvarez a cambio de la entrega voluntaria de un alijo de armas que la policía no había encontrado en el allanamiento anterior. Aparte del armamento inicial con el cual fue detenido, Álvarez entregó a las autoridades federales 30 ametralladoras automáticas y semiautomáticas, un lanzacohetes, varias granadas, 200 libras de dinamita, 14 libras del explosivo C-4 y 4 000 pies de cable para hacer detonaciones. Una cantidad de armamento sin precedentes en el Sur de la Florida.
¡Armas para la “reconciliación” y la “transición” en Cuba!
Álvarez también admitió culpabilidad de obstruir la justicia al no dar testimonio sobre el papel que jugó en ayudar a Posada Carriles, terrorista confeso que el gobierno de Estados Unidos protege, para ingresar ilegalmente a los Estados Unidos en la primavera del 2005.
Pese al armamento que le confiscaron, la Fiscalía decidió no presentar cargos de terrorismo contra Álvarez, y el juez lo sentenció a cuatro años de cárcel.
El mansamente liberado mantenía oculto el alijo de armas en almacenes, casas y escondites en el área de Miami, con el propósito de realizar actos terroristas contra Cuba.
Álvarez formó parte de la tripulación a bordo de la embarcación, El Santrina, que llevó a Luis Posada Carriles al sur de la Florida a principios del 2005. Rehusó brindar testimonio contra Posada, por temor a que las autoridades lo acusaran de ayudar a un terrorista a ingresar ilegalmente a los Estados Unidos. Un cargo de esa índole conlleva una posible sentencia de 35 años de prisión.
Álvarez fue uno de los fundadores de la organización terrorista, Alfa 66 y uno de los asesinos que atacaron en abril del 2001 un pequeño poblado en la provincia de Villa Clara. Uno de los terroristas que Cuba capturó durante ese ataque, identificó, mediante fotografías y videos, a Santiago Álvarez Fernández-Magriñá como autor intelectual y benefactor financiero de esa operación terrorista.
El 12 de octubre de 2001, participó en otro ataque terrorista contra la población llamada Boca de Samá, al norte de la provincia de Holguín, durante la cual los participantes asesinaron a dos personas e hirieron seriamente a una niña cubana. Fue también un importante cómplice de Luis Posada Carriles en la planificación del fallido atentado contra el Presidente Fidel Castro en Panamá.
Fuente: Agencias
Trabajos relacionados
La gente de las "laticas" de Tropicana
Cinco acusaciones contra Robert Ferro pero ninguna de terrorismo
FBI: ¿ceguera o complicidad?
No hay comentarios.:
Publicar un comentario