Entre la represión y la esperanza.

Norelys Morales Aguilera

Es la embajada de Brasil en Tegucigalpa. Fabiano Maisonnave del diario Folha de Sao Paulo, es uno de los pocos periodistas presentes. Se halla en el ojo del huracán, según dice, aunque confiesa que no gusta de los blogs, ha empezado a escribir uno para contar sus experiencias. Asegura que son 68 personas en la misión diplomática. Al Presidente lo acompañan solo ciudadanos y ciudadanas hondureños.



Se comprende una moral alta allí.

Ese pequeño mundo es la imagen de toda una nación, rodeada por sus propias fuerzas armadas, reprimidas y suspendidas todas las garantías constitucionales. Escasean los alimentos y ronda la inseguridad. El presidente elegido por los hondureños por "error" de los golpistas fue sacado del país. Cumpliendo su compromiso con el pueblo que lo eligió, José Manuel Zelaya regresó en un tercer intento.

El sorpresivo ingreso de Zelaya hizo que los golpistas recrudecieran la represión. Los violadores y quienes los apoyan lo han acusado de provocar la reacción violenta del régimen de facto, como si este no estuviera reprimiendo desde el mismo día de la asonada y ese pueblo no hubiera ido creciendo para mostrar su valor y sabiduría en sus demandas cada vez más radicales. Ya no se conforman con restituir al Presidente. Honduras va a cambiar.



La Resistencia logró articularse en todo el país. Lo que a partir del 28 día del Golpe, fue espontáneo se ha ido creando como una fuerza política a considerar. En el diálogo necesario tendrán que estar. Nadie como ellos para saber las carencias de la Constitución hondureña, en nombre de la cual los que se oponen a la asonada se encuentran "entre la represión y la esperanza" como declaró Rafael Alegría, líder de Vía Campesina y uno de los miembros activos de la directiva del Frente Nacional de Resistencia.




Ese movimiento popular en pie por tres meses, sin fallar un día, logró que el estado de excepción del golpista Micheletti deba ser derogado, porque las protestas continúan. Aunque, el embajador del gobierno legítimo de Honduras en La Habana, Juan Ramón Elvir, alertó en comparecencia ante la TV cubana sobre la engañosa actuación del dictador, una vez más, al esgrimir el pretexto dilatorio de tener que consultar para anular un Decreto promulgado unilateralmente.

Dictador: "como debe ser".

Pero, de vuelta a la embajada, una de las siete mujeres en el lugar dio declaraciones a Página 12 de Buenos Aires vía telefónica con el periodista Santiago O’Donnell hasta que se cortó la comunicación.

Doris García Paredes, Ministra de la Mujer del gobierno constitucional hace comprender cómo se ven: Cercados. Con militares en la vereda, con militares ocupando todas las casas que nos rodean…sintiendo la resistencia en las calles de Honduras, esa resistencia que crece día a día a pesar de y por causa de la represión. Con esperanza, pero también con miedo. Miedo a lo que pueda pasar porque al señor dictador no se le mueve un pelo y no parece entender lo que está haciendo.

Doris dice que la vida en La Embajada es "llevadera" quizás comparando con lo que se vive en las calles de Honduras porque las imágenes del corresponsal de Reuters, Garrido, de nacionalidad chilena, muestran un verdadero campamento en una legación diplomática.

El periodista indaga: ¿Pero se siente segura?



"No, segura no, porque la fuerza militar es muy dura. Nos tiraron bombas lacrimógenas. Atacaron a los manifestantes que estaban frente a la embajada. Pero el pueblo ha despertado y ha reaccionado firme contra este golpe."

La ministra es consciente del peligro. No quiere sangre. No quiere más muertos. Dice que está optimista porque el presidente Zelaya se muestra dispuesto al diálogo, recibe a la gente que lo viene a visitar, busca acuerdos, habla con el obispo, habla con todos.

Este domingo 4 de octubre describía el estado de los refugiados en la embajada brasileña: "… Los ataques de los gases se sienten en muchos cuerpos todavía hoy. Sufrimos una invasión electrónica. Tenemos las comunicaciones interceptadas, muchas veces interrumpidas. Tenemos un cerco militar. Las casas de los frentes y los laterales fueron desocupadas y los militares tienen el control. Cada día es incierto, cada noche también. A partir de las seis de la tarde nos apuntan con un faro y nos encandilan toda la noche. Hay una tensión latente. Nos amenazan con mensajes que nos llegan por celular."

La Embajada es también la representación de toda Honduras: cercados, esperanzados, con un pueblo de pie.

Publicado en Cubahora.cu



votar

No hay comentarios.:

AddToAny