“Duélale a quien le duela ya lo hicimos. Está bueno ya de abuso”.





Norelys Morales Aguilera.

Así afirmó el guía de los Van Van. Los gritos de ¡Cuba!, ¡Cuba! significan Revolución y fue la respuesta de un rugido festivo y no neutral a Juan Formell. Y, ¡Cuba Libre!, se dice en Cuba y también significa Revolución.

Ya se sabe quiénes politizaron el Concierto. Se ha hablado suficiente y las imágenes fascistas lo dicen todo. Pero, el 20 de septiembre en Paz sin Fronteras el pueblo de Cuba, sus jóvenes, hablaron. Pudiendo haber dicho cuanto quisieran dieron una muestra de disciplina, dignidad y respeto colosal.

Si más de un millón de personas congregadas hubieran querido mandar un mensaje al mundo contra el sistema socialista con cientos de sitios transmitiendo en vivo el concierto, no habrían bastado todos los policías del planeta para callarlos. Y, no hubo el coro que esperaban los mercenarios porque la Cuba que pintan no es la que es.

Demostrando por añadidura una juventud saludable y no hambreada que desafío el calor y las cinco horas de megaconcierto.

Si Yoani, la mercenaria o el corresponsal de El País, diario de probada beligerancia hacia los cubanos que aman la Revolución entendieron otro mensaje, es asunto de ellos.

Pero, lo que le espetó a Mauricio Vicent una cubana es buena lección de pueblo. Así lo cuenta el periodista que ya debiera conocer bien el lenguaje de los cubanos y no creerse lo mucho que le cuentan mercenarios y apátridas para complacer a su periódico:

“Nada más sonar el primer bongó, Yoraidis, una estudiante situada en primera fila que llevaba horas de espera, espetó a este corresponsal: “Chico, no seas pesao: mejor mover el culo que hablar de política”.

El periodista buscaba una respuesta inducida para su historia sobre el suceso, pero no la halló. “No seas pesao…” le dice la joven porque había una intención indagatoria hacia la política por parte del corresponsal. De otro modo no se entendería esa respuesta en Cuba.

Esa frase, para explicar bien en castellano, en el habla popular de isleña significa: “No seas impertinente” o en otros sitios “no me jodas”.

Así, que impertinencia aparte de Mauricio Vicent, los cubanos fueron a disfrutar su concierto porque se merecen la cultura y porque están excluidos de los circuitos comerciales, como bien se sabe por el bloqueo y los brutos. Una demostración como la de la Plaza de la Revolución es una respuesta que nadie puede ocultar.

En cambio, los cubanos, la mayoría jóvenes que dijeron cuanto quisieron y entendieron lo que tuvieron a bien sobre el mar picado de la intolerancia, que Juanes sorteó. Pero, de ingenuidades nada.

Orgullo de cubanos por saberlo hacer.

No fue un loco quien sacó una aplanadora (apisonadora), es el fruto de la admisión de los terroristas en Miami por parte del gobierno de los Estados Unidos que inventó el terrorismo contra Cuba. Ahora los tienen que soportar. Allí también hay una mayoría silenciosa que apoyó el concierto y lo disfrutó.



Si alguien quería otro sitio para el concierto debía proponérsele la Tribuna Antiimperialista frente a la SINA. Estaría muy bien porque de ahí nos viene la falta de paz en Cuba.

¡Está bueno ya de abuso!, muy bien dicho Juanito Formell.

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