Ignacio Ramonet. Foto: Luis Astudillo/Agencia Andes |
Santiago Aguilar: Han pasado 14 años desde la edición de su libro La dictadura de los medios. ¿Han cambiado los conceptos de entonces?
Ignacio Ramonet: Esencialmente, no, pero todo el contexto tecnológico ha cambiado enormemente. Imagine que hace 15 años, no apenas estaba empezando Internet y hace apenas 5 años no existía Iphone, Ipad, Facebook o Wiki Leaks, Twitter.
Entonces, la tecnología ha avanzado de tal manera que ahora hay una gran confusión entre la esfera del periodismo y la esfera del aficionado de la información. Antes había un monopolio de la información que lo tenían los periodistas y que ahora se ha terminado. No quiero decir que el periodismo se ha terminado, pero si el monopolio.
SA: ¿En qué situación deja esto a los periodistas?
IR: Los periodistas están en una situación inconfortable porque cada vez es más difícil distinguir lo que es un periodista de un no periodista. Si usted toma las informaciones más espectaculares de los últimos años, no las han producido periodistas, las han producido ciudadanos que han estado en ese lugar por casualidad y que han sacado fotos con sus teléfonos. Ese es el caso de la información en Siria, las imágenes de los carceleros en las cárceles de Abu Ghraib, en Bagdad, la propia fotografía del sitio donde estaba escondido Saddam Hussein. Entonces, el contexto ha cambiado, los conceptos no han cambiado fundamentalmente. Digamos, el periodismo serio sigue haciéndose de la misma manera pero cada vez hay menos periodismo serio porque quien habla de cambio también habla de aceleración y hoy se va más rápido que nunca. Frente a esa rapidez, los periodistas no pueden darse el tiempo de trabajar.
SA: El año pasado, Alex Grijelmo decía que este es el mejor momento para el periodismo porque ahora nos leen por varios medios, pero este es un mal negocio para el modelo de los medios…
IR: Absolutamente, no hay modelo económico actualmente: el viejo se ha derrumbado y el nuevo no está terminado de edificar.
AS: ¿Cómo ve la situación actual de América Latina cuando los noticieros siguen siendo una opción política?
IR:El telediario, el noticiero, está en vías de extinción. De igual manera los canales de información continua que tanto se desarrollaron cuando surgió la CNN, en 1986. Hoy día la CNN está en crisis, está perdiendo mucho dinero. Nadie puede afirmar que de aquí a cinco años haya CNN porque ya la gente no se informa así. En Europa, en EE.UU., los menores de 30 años no ven nunca la televisión, nunca. Los niños de hoy ya no ven la televisión, no. Los niños están frente a su ordenador, o frente a la pantalla de su teléfono o de su tableta y su videojuego, pero no ven la televisión que es para los padres, los adultos.
El propio telediario lo puedo ver a cualquier hora por internet. Entonces, el modelo completo ha cambiado. Precisamente, en mi libro exploro todas las facetas del cambio pero también las nuevas perspectivas como el periodismo sin ánimo de lucro, que se está desarrollando bastante en EE.UU., o los medios que ahora se leen solo por la web.
AS: En el tema de las libertades, ¿cómo enlazar esta nueva forma de hacer periodismo y la nueva forma de comunicar, de expresar?
IR: Yo creo que en América Latina está ocurriendo un fenómeno muy interesante que quizá no se haya dado con esta amplitud en ninguna parte del mundo: toda una región, todo un continente, está creando un sector público de la información. Antes, lo que había acá era un modelo americano en el que el sector privado que, buscando ganar beneficios, crea las televisiones. Aquí las han creado empresarios que han abierto televisiones, canales, etc. Ahora, llega el Estado y dice “no, vamos a crear un sector público”. Esto es perfectamente nuevo y esto amplía el territorio de la libertad. Es mi opinión, yo sé que es controversial, pero creo que es así. Evidentemente, en un primer tiempo va a ver dudas y reproches, pero creo que, a la larga, todo el mundo va a tener interés en que el sector público sea neutro. Neutro no quiere decir que sea objetivo o algo así, no. Pero sí el hecho de que se si se le da la palabra una hora a fulano, hay que darle una hora la palabra a mengano.
AS: ¿Por qué dice a la larga?
IR: Porque a la larga, en una democracia, gobierna la oposición. Si usted hace del sector público un órgano de propaganda, cuando los otros gobiernen harán un órgano de propaganda. Luego, nadie tiene interés en que sea un órgano de propaganda sino un órgano equilibrado. Entonces, es posible que haya una enfermedad infantil en un primer tiempo porque aquí los ataques del sector privado son absolutamente desmesurados. Es una cosa escandalosa tratar al presidente Correa de dictador. Eso es no saber qué es un dictador o no haber vivido nunca en dictadura. Solo un irresponsable puede decir que el presidente Correa es un dictador. Ese tipo de excentricidad ofensiva solo se explica en un contexto de guerra ideológica, pero llegará un día en que esa guerra se va a calmar. El país no está obligado a vivir siempre en esa guerra ideológica. Hoy día sabemos que no son tan diferentes las cosas, lo sabemos en Europa, después de todas las guerras posibles imaginables y de que todas las cosas monstruosas del mundo se han hecho en Europa. Pero llega un momento en que se empieza a decir que no hay que querer aplastar al adversario.
AS: Pero estamos viviendo una época de conflicto y de probables cambios en el modelo capitalista que colapsa… ¿Es posible que esto permita parir un nuevo modelo?
IR: Seguro. Por ejemplo, el retorno del Estado es muy interesante en América Latina; y no es un Estado totalitario, un Estado que lo quiere todo. Es un Estado suficiente pero no invasor, con un sector privado muy importante pero también equilibrado por el Estado. Eso sucede en Ecuador y es muy interesante porque antes era o todo Estado o todo privado: hay que encontrar un equilibrio. [Andes]
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