Estados Unidos y el fantasma del aislacionismo

Jim Lobe*.-Los legisladores republicanos del Comité de Relaciones Exteriores de la Cámara de Representantes (cámara baja) trabajan febrilmente para incorporar decenas de reformas al proyecto de ley que autoriza el presupuesto del Departamento de Estado (cancillería) para 2012, con la esperanza de eliminar al menos 6.000 millones de dólares del total de 51.000 millones solicitados por el presidente Barack Obama, lo que significará cancelar la ayuda exterior a Argentina, Bolivia, Ecuador, Nicaragua y Venezuela, y cesarán todos los aportes a la OEA si logran su objetivo.



El miércoles de la semana pasada, los legisladores republicanos votaron a favor de eliminar todos los aportes de Wáshington a la OEA, un símbolo del dominio estadounidense en este hemisferio desde hace más de 60 años. También votaron para reducir 25 por ciento los aportes del paaís a la Organización de las Naciones Unidas (ONU) y eliminar la ayuda a todos los países que voten en contra de EEUU más de la mitad de las veces en el foro mundial. 



Asimismo, pretenden prohibir la ayuda a Pakistán a menos que el Departamento de Estado certifique que el país de Asia meridional coopera plenamente contra el terrorismo. El jueves, mientras Wáshington y gran parte de Estados Unidos sufría una ola de calor de 38 grados, votaron para eliminar 650 millones de dólares de un fondo de ayuda para que los países en desarrollo se adapten al cambio climático mundial. 



También votaron para prohibir que Estados Unidos otorgue fondos a cualquier organización extranjera, gubernamental o no, que promueva, realice o brinde información acerca de métodos de aborto, incluso a pacientes que vivan con VIH/sida. 

Es muy probable que la versión actual del proyecto de ley no sea aprobada por el Senado —con mayoría demócrata— o que no supere el veto casi seguro de Obama. Pero es al menos reveladora de la trayectoria en política exterior del Partido Republicano, que tiene buenas probabilidades de obtener mayoría en la cámara alta en las elecciones de 2012, aunque no tantas de recuperar la Presidencia.



La hostilidad hacia el resto del mundo exhibida por algunos legisladores republicanos esta semana llevó al miembro más destacado del gobernante Partido Demócrata en el comité, Howard Berman, a advertir que no se debe reflotar la postura de un "Estados Unidos fortaleza" que adoptaron muchos republicanos en la década de 1931/40, contrarios al ingreso de este país a la Segunda Guerra Mundial. Otros demócratas criticaron el "aislacionismo" del partido opositor. 

"Yo propondría una reforma para retirarnos del mundo, construir un foso alrededor de Estados Unidos y colocar una cúpula" sobre el país, sugirió con ironía el demócrata Gary Ackerman. 



"Esto se pone ridículo", dijo cuando el representante de Florida, Connie Mack, propuso que Estados Unidos se retirara de la OEA. "Es una locura. Más aun, es peligroso", advirtió. 

Mack preside el subcomité del Hemisferio Occidental y también propuso negar asistencia a Venezuela y demás gobiernos latinoamericanos que él considera aliados de Caracas. Acusó a la OEA —vista en América como un instrumento multilateral para preservar la hegemonía de Washington y cuya tarea primordial últimamente ha sido la de observadora de elecciones— de estar "decidida a destruir la democracia en América Latina".



La propuesta de cancelar el aporte anual de 48.5 millones de dólares de Estados Unidos, que es una obligación de Wáshington según el tratado de la OEA –como mencionaron algunos demócratas- fue aprobada por 22 votos a favor y 20 en contra. 

A Oriente Medio, o más precisamente a la parte árabe de Oriente Medio, tampoco le fue mejor. El comité impuso fuertes condiciones a la asistencia estadounidense a los países árabes, pero confirmó la asignación anual de ayuda militar y préstamos a Israel por 3.000 millones de dólares.

De hecho, algunas propuestas, como el traslado de la embajada estadounidense en Israel a la disputada ciudad de Jerusalén, parecían redactadas por el partido de gobierno israelí, el derechista Likud. 

El proyecto de la presidenta del comité, la representante de Florida Ileana Ros Lehtinen, prohíbe la ayuda a Egipto y Yemen con fines de seguridad, a menos que Obama asegure que sus gobiernos no están bajo el control de una "organización terrorista extranjera". Egipto también deberá cumplir en su totalidad los términos de los acuerdos de paz de Camp David (1979) con Israel y "destruir los túneles utilizados para contrabandear materiales a Gaza".



La iniciativa también prohíbe la asistencia a Líbano y a la Autoridad Nacional Palestina (ANP) hasta que Obama confirme que ni Hezbolá (Partido de Dios) ni Hamás (acrónimo árabe de Movimiento de Resistencia Islámica), respectivamente, ocupan cargos en "ministerio, agencia" u organismo alguno "de gobierno". En el caso de la ANP, Obama también debe certificar que la misma actúa en contra de la "infraestructura extremista en Gaza… y que reconozca el derecho de Israel a existir como un estado judío".



Los republicanos "han acumulado malas ideas, resentimiento, demencia e indiferencia por el interés nacional esta semana", escribió el jueves en su cuenta de Twitter, Marc Lynch, analista de la política en Medio Oriente en la Universidad George Wáshington. 

El proyecto de ley también le negaría a Pakistán asistencia civil o de seguridad a menos que el secretario de Estado asegure que Islamabad coopera plenamente con las operaciones antiterroristas de Estados Unidos.

En la actualidad Wáshington otorga más de 3.000 millones de dólares al año en ayuda a Islamabad. 

"Creo que la perspectiva de cancelación de la ayuda llamará su atención y que finalmente se acabarán los juegos que llevan a cabo con nuestra seguridad", declaró Ros Lehtinen. Agregó que Obama tendría la facultad de no aplicar los recortes a estos países si considera que la medida favorece "intereses vitales de seguridad nacional" de Estados Unidos y si puede asegurar que ningún receptor de la asistencia estadounidense en materia de seguridad "integre o esté asociado a una organización terrorista extranjera". 



Con el fin de reducir el déficit del gobierno federal, el proyecto también limita el monto de la ayuda económica y para el desarrollo de los países pobres por debajo del nivel de 2010 y, entre otros recortes a las operaciones de la Agencia de Estados Unidos para el Desarrollo Internacional (Usaid, por sus siglas en inglés), elimina la oficina presupuestaria que supervisa el gasto. 

Ken Forsberg, de InterAction, una alianza de 200 grupos humanitarios que trabajan en los países en desarrollo, dijo que las medidas son "contraproducentes".

Y advirtió: "Cuando cada dólar debe tomarse en cuenta como nunca antes, eliminar la oficina presupuestaria de Usaid nos lleva por el rumbo equivocado". 


* Analista estadounidense de la política exterior de su país.

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