Condenar a Cuba deporte legislativo en EE.UU.

El miércoles 3 de octubre de esta semana la Cámara de Representantes de Estados Unidos votó una resolución de condena al gobierno cubano y de apoyo a protestas en la isla pasando por alto que las mismas son promovidas y financiada desde Estados Unidos, según pruebas presentadas por autoridades y organizaciones populares de Cuba.

El congresista Jim McGovern (Massachusetts), uno de los demócratas que votó en contra de la resolución, defendió su decisión al señalar que la medida no reconocía «el papel que juega Estados Unidos en contribuir al sufrimiento de los cubanos de a pie».

La resolución refiere que se centra en «expresar la solidaridad con los ciudadanos cubanos que se manifiestan pacíficamente por las libertades fundamentales, condenar los actos de represión del régimen cubano y pedir la inmediata liberación de los ciudadanos cubanos detenidos arbitrariamente».

40 demócratas de la Cámara de Representantes votaron en contra de la resolución, según El Nuevo Herald.

Al respecto, el canciller de Cuba, Bruno Rodríguez, calificó en su cuenta de Twitter de hipócrita la política de la Casa Blanca hacia Cuba y acusó al gobierno norteño de financiar acciones subversivas contra su país.

En los últimos días, el gobierno cubano presentó numerosas pruebas de los vínculos entre los promotores de una marcha ilícita y representantes de organizaciones como la Fundación Nacional Cubano-Americana y Movimiento Democracia, con sede en Florida.

Sectores de la ultraderecha cubanoamericana asentada en ese estado norteamericano hasta representantes gubernamentales explicitaron su apoyo a esta acción y reiteraron su deseo de que provoque un cambio de régimen en la isla.

En este sentido, especialistas de diferentes ramas sociales alertan sobre la Guerra No Convencional o guion de golpe de Estado blando que se intenta aplicar en Cuba siguiendo los parámetros de una supuesta lucha no violenta.

Pero, de lo que se trata es del apoyo de los legisladores a la desestabilización de Cuba para un reiterativo "cambio de régimen" algo que provoca legislaciones del Congreso de Estados Unidos, como si legislar fuera un deporte para asfixiar al pueblo cubano. Es este caso una marcha ilícita planeada desde la potencia extranjera con la complicidad de una minoritaria contrarrevolución local.

Fuente: Prensa Latina/El Nuevo Herald

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