Para garantizar esta libertad, esta Ley codifica hasta el último detalle. Por ejemplo, un hipotético gobierno de transición en Cuba, salido de unas elecciones según las normas impuestas por la Casa Blanca, deberá ser avalado por el Presidente de EEUU.
Que, si considera que el pueblo cubano ha elegido un gobierno inaceptable, no levantará el bloqueo económico, comercial y financiero al país.
Es decir, la Ley Helms Burton no solo busca ahuyentar inversiones y provocar hambre y miseria en la Isla, que sirvan como detonante social. Además, significa la recolonización del país.
En los años 70, EEUU decidió desmontar su muro político y económico contra China. Una década después, el de Vietnam. Pero el asedio contra Cuba continúa, 60 años después, gracias al poder de la Mafia cubanoamericana de la Florida.
Mientras, asistimos con perplejidad a una gran operación que impone, en no pocos medios, una perversa matriz de opinión: que el bloqueo no existe, que los problemas de Cuba son causados por la ineficiencia del socialismo.
Y no. No se les cae la cara de vergüenza.
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