Las utopías de la revolución cubana: una mirada en sus sesentas aniversarios

Ella está en el horizonte -dice 
Fernando Birri.
Me acerco dos pasos, ella se aleja dos pasos.
Camino diez pasos 
y el horizonte se corre diez pasos más allá.
Por mucho que yo camine, nunca la alcanzaré.
¿Para qué sirve la utopía?
Para eso sirve: para caminar.
Eduardo Galeano


Luis Suárez Salazar.─ En medio de los grandes problemas económicos, sociales, político-militares, civilizatorios y ecológico-ambientales que están afectando a la Humanidad, a la economía capitalista mundo y al sistema internacional de Estados; de la agudizada dinámica entre la revolución, la reforma, la contrarreforma y la contrarrevolución que otra vez se está desplegando en el sur político del continente americano; de las persistentes agresiones de los Estados Unidos, así como de los inclusos, difíciles y no siempre eficaces esfuerzos que en la década más reciente se han venido realizando para “actualizar” su modelo económico, social, político, ético e ideológico-cultural, al igual que su proyección solidaria e internacionalista, el primero de enero de 2019 la Revolución Cubana comenzó a cumplir los sesentas aniversarios de sus principales definiciones y realizaciones.

Las primeras de ellas –vinculadas a las grandes batallas político-militares que entre agosto y diciembre de 1958 condujeron al derrocamiento de la sanguinaria y proimperialista dictadura de Fulgencio Batista— coincidieron con las 133 681 reuniones en las que más de 6 millones de cubanas y cubanos realizaron 783 174 propuestas dirigidas a modificar el anteproyecto de la nueva Constitución que regirá los destinos de la República de Cuba en los próximos lustros del Siglo XXI, al igual que con la celebración del segundo período de sesiones de la actual Asamblea Nacional del Poder Popular.

Aunque aún no se conoce de manera integral el texto de esa Carta Magna enmendado y aprobado el pasado 22 de diciembre por los 583 diputados que asistieron a la antes referida sesión del máximo órgano del Estado cubano, a partir de mi análisis de los resultados de los comicios para elegirlos que se realizaron en marzo del 2018 (ver tabla anexa), así como de otros comportamientos políticos de diferentes sectores del pueblo cubano, me atrevo a afirmar que en el referéndum para refrendarla que se realizará el 24 de febrero del presente año, la mayoría absoluta de su ciudadanía reiterará su respaldo a las nuevas formulaciones que en ese texto han adquirido las que en otros escritos he denominado “utopías fundacionales de la Revolución Cubana”.

Sin ánimo de ser exhaustivo, inter vinculadas entre sí y utilizando el lenguaje actual que no siempre es el mismo que el empleado en los diferentes momentos histórico-concretos en que estas fueron formuladas, criticadas y reformuladas por su liderazgo político-estatal, encabezado por Fidel y Raúl Castro, al igual que respaldadas en sus multiformes prácticas participativas por la mayoría de la población políticamente activa de ese país, esas utopías pudieran sintetizarse del siguiente modo:

1.- El emprendimiento de un proyecto de desarrollo económico, social, político, ético y cultural que –además de garantizar la independencia y la soberanía económica y política del país— coloque a los seres humanos, sin discriminaciones de ningún tipo y en su relación armónica con la naturaleza, como sus protagonistas y principales beneficiarios;

2.- La construcción de una democracia popular, integral, participativa y socialmente representativa radicalmente diferente a las democracias liberales burguesas ahora instaladas en la mayor parte de los países del mundo;

3.- La edificación de un socialismo autóctono y, por ende, distinto a las ahora frustradas transiciones socialistas europeas, al igual que a las diferentes transiciones socialistas asiáticas que perduran;

4.- La institucionalización de un Sistema Internacional de Estados democrático, justo y multipolar y, concomitantemente, de un nuevo orden económico, político, informativo y pluricultural internacional; y

5.- La integración económica y política de la República de Cuba con los demás Estados-nacionales o plurinacionales de América Latina y el Caribe; en particular –como se indicó en 1976 en los fundamentos constitucionales de la política exterior cubana— con aquellos “liberados de dominaciones externas y opresiones internas”.

Aunque como nos dejó dicho Eduardo Galeano, buena parte de esas utopías no se han cumplido, ni en el futuro previsible podrán cumplirse totalmente, para continuar caminando hacia esos siempre corredizos “horizontes” creo necesario recordar lo indicado por Fidel Castro, inmediatamente después del derrumbe de los falsos socialismos europeos, de la desaparición de la Unión Soviética, del fortalecimiento del bloqueo económico, comercial y financiero de los Estados Unidos y de los terribles impactos que esos y otros acontecimientos internacionales tuvieron en la economía, en la sociedad y el sistema político cubano, al igual que en sus interrelaciones con buena parte de los Estados del mundo:

No tenemos otra alternativa que soñar, seguir soñando, y soñar, además, con la esperanza de que ese mundo mejor tiene que ser realidad, y será realidad si luchamos por él. El hombre no puede renunciar nunca a los sueños, el hombre no puede renunciar nunca a las utopías. Es que luchar por una utopía es, en parte, construirla.

Martí decía […] que los sueños de hoy son realidades de mañana, y nosotros, en nuestro país, hemos visto convertidos en realidades muchos sueños de ayer, una gran parte de nuestras utopías las hemos visto convertidas en realidad. Y si hemos visto utopías que se han hecho realidades, tenemos derecho a seguir pensando en sueños que algún día serán realidades, tanto a nivel nacional como a nivel mundial.

Si no pensáramos así, tendríamos que dejar de luchar, la única conclusión consecuente sería abandonar la lucha, y creo que un revolucionario no abandona jamás la lucha, como no deja jamás de soñar.



*Luis Suárez Salazar es Licenciado en Ciencias Políticas, Doctor en Ciencias Sociológicas y Doctor en Ciencias. Actualmente es escritor independiente integrante de la Unión de Escritores y Artistas de Cuba (UNEAC), de la Unión de Historiadores de Cuba (UNHIC), de la Asociación de Historiadores de América Latina y el Caribe (ADHILAC), del Consejo Consultivo de ex presidentes de la Asociación Latinoamericana de Sociología (ALAS). También es Profesor Titular del Instituto Superior de Relaciones Internacionales “Raúl Roa García” de La Habana, Cuba, al igual que de diversas cátedras de la Universidad de La Habana, al igual que miembro de la Junta de Gobierno de la Sociedad Económica de Amigos del País.



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