Geraldina Colotti.─ En las elecciones municipales del domingo 10, el chavismo ha ganado más de 300 municipios de 335. Más de 9 millones de los que tienen derecho al voto (sobre una población de más de 30 millones) han ido a las urnas para escoger su alcalde o alcaldesa. Se ha votado también para elegir al gobernador del Estado de Zulia porque el precedente -electo de la oposición venezolana- había sido inhabilitado: por haberse rehusado a prestar juramento delante de la Asamblea Nacional Constituyente, organismo plenipotenciario que gobierna en Venezuela desde agosto por cuenta del poder popular. Y ahora el Estado de Zulia ha cambiado color, llevando a 19 (de 23) los gobernadores bolivarianos.
A esta vigésimo cuarta elección – la tercera organizada en 140 días por el chavismo - no han participado las principales fuerzas de oposición como Acción Democrática, Primero Justicia y Voluntad Popular. Todos los otros partidos que componen la MUD – desde Copei a Alianza Bravo Pueblo, en cambio, han presentado sus candidatos, y en algunos casos, han vencido. Ha sucedido así en San Cristóbal, en Táchira, donde ha ganado el viejo Copei, un partido socialcristiano que ha animado la competencia política durante la IV República junto con Acción Democrática.
En las elecciones comunales de diciembre del 2013, desarrolladas luego de la muerte de Chávez y las elecciones de Nicolás Maduro, el PSUV y sus aliados han obtenido 240 municipios, también si las principales ciudades como Maracaibo, Valencia, San Cristóbal y Barquisimeto se han quedado en la derecha así como ha quedado a la derecha la Alcaldía Mayor de Caracas. Ayer, Maracaibo y Barquisimeto, en cambio, han regresado al chavismo y en Caracas ha sido electa la jóven Erika Faria. Por otro lado, los electores han disminuido, pasando de 11 millones a 9. Luego el Estado de Miranda, a cuyo gobierno ha ido Héctor Rodriguez en las regionales del 15 de octubre, ha votado a la izquierda también el Municipio Sucre.
Luego de la institución de la Asamblea Nacional Constituyente, el gobierno indudablemente ha alcanzado a llevar la paz al país, y esto es unánimemente considerado un gran resultado. Luego de cinco meses de violencia y un centenar de muertos, no obstante el fuerte apoyo internacional, las derechas no han logrado hacer caer al gobierno, que ha retomado la iniciativa. La palabra ha pasado a las urnas, un terreno en el que la máquina del PSUV, debidamente aceitada, siempre logra hacer una óptima parte.
Junto al grupo de acompañantes internacionales (unos cincuenta), nos hemos dirigido a visitar diversas mesas electorales, situadas en diversos contextos. Uno de estos, ha sido el complejo de casas populares de Urimare, en la Guaira, en el Estado de Vargas. Un aglomerado urbano deseado por Chávez y a dedicado a él, dentro del gran plan de construcción de alojamiento popular gratuito y amoblado: la Gran Misión Vivienda Venezuela, que desde el 2011 ha ya entregado casi dos millones de casas populares.
Urimare es un lugar pulsante de vida polítuca, que tiene también una homónima radio comunitaria y en la que el liderazgo pertenece a las mujeres. Un ejemplo de la fuerza que guía el "proceso" bolivariano, aquella del poder popular.
Haber reconquistado la paz – aquella que se conjuga a la justicia social no la paz de los sepulcros – permite al chavismo concentrar los esfuerzos sobre las necesidades y los problemas del país, principalmente provocados por la guerra económica. A través de la institución del carnet de la Patria – un carnet computarizado que sirve para cobrar subsidios y beneficios, pero también como base de datos y como signo de identificación - el chavismo busca desarrollar una organización militante capilar, que parta desde los líderes de base: los responsables de la calle, del condominio, de las salas de batalla, de los Consejos Comunales, los responsables de los CLAP, los Comités de abastecimiento y de producción que han permitido tutelar los sectores más vulnerables y que la Asamblea Nacional Constituyente quisiera incluir en la nueva Carta Magna.
Y, mientras tanto, el viernes se retoma el diálogo con la oposición en la República Dominicana, bajo el auspicio de algunos expresidentes dirigidos por el español Zapatero, y el acompañamiento de diversos estados, escogidos de ambas partes. El presidente ha reafirmado su disponibilidad también a ir de persona, y también ha renovado el llamado a la unidad a los aliados del PSUV que en algunos municipios, como el de Libertador en Caracas, han desafiado la hegemonía presentando candidatos autónomos.
"Unidad, lucha, batalla y victoria", ha dicho Maduro, recordando las palabras de Chavez pronunciada en diciembre del 2012. En ese entonces, el presidente atacado por un tumor agresivo había entregado al país su testamento político con la invitación, justamente, a no dividirse. Ayer, en el palco de la Plaza Bolívar, alrededor del Presidente estaba todo el cuadro político bolivariano festejando la elección de la nueva alcaldesa Erika Faria.
En el fondo, las elecciones presidenciales del 2018 a las que el PSUV ha decidido de recandidatizar a Maduro. Pero, mientras tanto, siempre se hacen más insistentes las voces de una candidatura del empresario millonario Lorenzo Mendoza, propietario de la empresa Polar.
Traducción Gabriela Pereira
https://www.alainet.org/es/articulo/189761
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