Obsérvese que la explicación pseudomédica podría resultar creíble, lo que no se sabe es cuántos años demorarán los servicios de inteligencia de Estados Unidos en revelar la verdad escondida, en este truculento affaire, que tiene de suspenso, de rocambolescos complots y todos los ingredientes probadamente útiles, durante la Guerra Fría, para crear pretextos agresivos contra los “enemigos” de Estados Unidos.
Así dice en el despacho:
“Los exámenes médicos revelaron que los diplomáticos estadounidenses desarrollaron cambios en los tramos de la materia blanca que permiten la comunicación entre varias partes del cerebro, dijeron varios funcionarios estadounidenses, quienes aseguraron que hay un creciente consenso entre doctores universitarios y gubernamentales que indagan los ataques. La materia blanca actúa como enlace entre las neuronas.”
Pero, la AP se cuida con técnica periodística. Continúan: “Fuertes y misteriosos sonidos, seguidos de zumbidos y pérdida auditiva llevaron a los investigadores a sospechar de “ataques sónicos”. Ahora, las autoridades evitan utilizar ese término. Afirman que no está claro que el sonido sea el responsable. Los sonidos podrían ser un efecto secundario de otra cosa que causó el daño, señalaron tres funcionarios federales estadounidenses que fueron informados sobre la investigación y exigieron el anonimato por no contar con autorización para hablar públicamente del tema.”
O sea, que para seguir adelante con una nueva versión, es el misterio, el anonimato, el ocultamiento, el desprecio a Cuba, y dicen: “Los médicos aún no saben cómo es que las víctimas terminaron con cambios en la materia blanca, ni cómo esos cambios podrían relacionarse con sus síntomas. Las autoridades federales no dijeron si se registraron las alteraciones en los 24 pacientes.”
“Nunca se ha demostrado que las ondas acústicas sean capaces de alterar los tramos de materia blanca en el cerebro, dijo Elisa Konofagou, profesora de ingeniería biomédica en la Universidad de Columbia, quien no participa en la investigación del gobierno.“Me sorprendería mucho”, dijo Konofagou, y añadió que la medicina moderna utiliza frecuentemente ultrasonidos en el cerebro. “Nunca vemos problemas en los tramos de materia blanca” a consecuencia de ese uso.”
Frente a estas afirmaciones, también encontramos la causa del cambio de narrativa. Vea cómo lo explica AP:
“Cuba ha negado vehementemente estar involucrada y considera “mentiras deliberadas” las afirmaciones del gobierno del presidente Donald Trump de que los diplomáticos estadounidenses fueron víctimas de ataques. Los nuevos detalles médicos podrían ayudar a Estados Unidos a contrarrestar las denuncias por parte de La Habana de que Washington no ha presentado ninguna evidencia.”
Ante este ataque premeditado de Estados Unidos a Cuba, que la ciencia no puede avalar, solo queda que el público aplique su inteligencia y responda una sola pregunta con seriedad: ¿Qué interés tendría Cuba para provocar una reacción desproporcionada de Washington que en nada beneficia a nadie?
La ciencia no puede ser politizada, y a todas luces es lo que Estados Unidos pretende.
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