Con Cuba casi siempre se puede distinguir. Nadie en la Isla con elemental honestidad consideraría que el sistema electoral cubano, su democracia, fuese aceptada en la dictadura estadounidense que hoy dirige Donald Trump. No faltaba más.
Revisando titulares es fácil hallar la oreja peluda, y luego, llega alguna declaración desde Washington que define la conclusión.
Si es de resaltar algún rasgo al respecto, es paradigmático que quienes vociferan contra el sistema político cubano y en particular contra su sistema electoral, jamás ponen en duda la validez de las monarquías europeas y algunas del medio oriente, y menos tocan al santo grial de la supuesta democracia Estados Unidos, que ni más ni menos es una dictadura.
Pero, vamos a la evidencia en los titulares. Un periódico de derecha en Bolivia certifica: “Elecciones en Cuba: una farsa sin emoción”, El País de España acuña que: “Cuba celebra elecciones sin oposición para lanzar una transición continuista”, que así replica InfoBae, “Cuba votó en las elecciones municipales sin oposición y con la mira en el nuevo presidente” y para, rematar, Diario de Las Américas titula: “Elecciones en Cuba: Imitar a la democracia”. La lista es escandalosamente la del pensamiento único que venden como libertad de prensa. Más claro ni el agua.
Entonces, tras el bombardeo a las elecciones municipales en Cuba, quedó expedito el escenario para el tradicional Ukase del Departamento de Estado, que dicho sea paso, nadie le ha concedido y carece de toda autoridad de cualquier tipo para intervenir en asuntos solo atingentes a los cubanos.
Un breve despacho de Reuters informó que la portavoz del Departamento de Estado, Heather Nauert, en una conferencia de prensa, dijo el martes 28 de noviembre, que las elecciones municipales celebradas en Cuba el fin de semana fueron viciadas porque las autoridades usaron “intimidación, tecnicismos arcanos y cargos falsos” para mantener a los candidatos independientes fuera de la votación.
“Las elecciones que se llevaron a cabo demuestran aún más cómo el régimen cubano mantiene un Estado autoritario al intentar vender en todo el mundo el mito de una democracia”.
Y, dijo más, sin que desde los conglomerados mediáticos se dignen a investigar o a escuchar a los votantes cubanos que acudieron a las urnas en más del 80 por ciento del padrón electoral.
La portavoz afirmó: “A pesar de los valientes esfuerzos de un número sin precedentes de candidatos independientes este año, ninguno fue aceptado”.
Sangran por la herida de haber invertido fondos y otros variados esfuerzos en crear una oposición ficticia, que aspira a la supuesta democracia que responde a intereses del capital, en particular de Estados Unidos, que convirtió a Cuba en un garito, una discriminada “república bananera”, para beneficio de las élites locales y sus amos en la embajada estadounidense.
Si aceptasen que en Cuba existe una democracia de nuevo tipo, donde los integrantes de las alcaldías municipales (Asambleas municipales), cuyos concejales (delegados) son elegidos a mano alzada en los barrios y ninguno de sus promocionados pasó la prueba del conocimiento vecinal, que quiere a sus delegados para enfrentar juntos la hercúlea misión de avanzar bajo el acoso de un bloqueo, que ellos llaman embargo, y eso sí es un tecnicismo arcano.
Hay quien no quiere conocer estas verdades, pero los cubanos sí las conocer y en base a ello, tienen derecho a la democracia que se han dado, y más respetables que otras ¡faltara más!
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