Tillerson habló antes del viaje del presidente Donald Trump a Nueva York, donde hablará ante la Asamblea General de Naciones Unidas en los próximos días.
La acción propuesta se produce después de que hayan tenido lugar incidentes relacionados con el supuesto deterioro de la salud de diplomáticos estadounidenses que sirven en la isla, informaron Prensa Latina y teleSur.
Tillerson afirmó que el asunto es "muy serio" y que el Departamento de Estado ha organizado el retorno a casa de algunas de las personas afectadas.
Tillerson anteriormente los calificó de "ataques a la salud", pero el Departamento de Estado ahora considera que son "incidentes". Todavía no han sido esclarecidas las causas, ni si son actos deliberados.
Washington, sin voluntad para soluciones
Cuba ha aseverado que no tiene nada que ver con los supuestos ataques. La inteligencia cubana está colaborando con el FBI y la Real Policía Montada de Canadá en la investigación.
El presidente Raúl Castro también se ha reunido con el jefe de la diplomacia de EE.UU. en Cuba, Jeffrey DeLaurentis, para mostrar su disposición a colaborar en las averiguaciones.
La cancillería cubana ratificó el 9 de agosto pasado su compromiso de garantizar con rigor y seriedad la seguridad del cuerpo diplomático acreditado en la Isla.
A través de un comunicado, el Ministerio de Relaciones Exteriores de la Isla explicó que el 17 de febrero pasado la embajada de Estados Unidos en La Habana y el Departamento de Estado le informaron sobre los mencionados incidentes.
'Cuba tomó con suma seriedad este asunto y actuó con celeridad y profesionalismo para el esclarecimiento de esta situación, iniciando una investigación exhaustiva, prioritaria y urgente por indicación del más alto nivel del gobierno cubano', aseguró el documento.
Las autoridades islañas crearon un comité interinstitucional de expertos para el análisis de los hechos; ampliaron y reforzaron las medidas de protección y seguridad a la sede, su personal y las residencias diplomáticas.
Asimismo, se habilitaron nuevos canales de comunicación directa entre la embajada y el Departamento de Seguridad Diplomática, puntualizó el texto.
El comunicado enfatizó categóricamente que la nación antillana jamás permitió, ni permitirá, que el territorio cubano sea utilizado para cualquier acción en contra de funcionarios diplomáticos acreditados ni sus familiares, sin excepción.
Asimismo, reiteró la disposición a cooperar para lograr el esclarecimiento de esta situación.
Los dos países restablecieron oficialmente sus relaciones diplomáticas el 20 de julio de 2015, durante la administración de Barack Obama (2009-2017), y sus respectivas Secciones de Intereses se convirtieron desde entonces en embajadas.
¿Quienes no quieren embajadas?
El viernes, cinco miembros del influyente Comité Selecto de Inteligencia del Senado de los Estados Unidos, entre ellos su presidente, Richard Burr, solicitaron a Tillerson que declare persona non grata a todo el personal diplomático cubano acreditado en Estados Unidos, como respuesta a las lesiones sufridas en extraños ataques en Cuba por sus homólogos estadounidenses. "
"La desatención de Cuba a su deber de proteger a nuestros diplomáticos y sus familias no puede quedar libre de protestas", dijeron los legisladores, entre los cuales se encontraba el senador por Florida Marco Rubio.
Esto huele a campaña bien montada. Expertos son en estos menesteres.
En marzo del 2015, un grupo de legisladores envió una carta al Departamento de Estado y a la Casa Blanca, donde expresan su enérgico desacuerdo a la apertura de una embajada cubana en Washington.
Entre los firmantes estuvieron la congresista Ileana Ros-Lehtinen (R – FL), presidenta de la subcomisión del Medio Oriente y África del Norte de la Cámara de Representantes, junto al senador republicano Ted Cruz y los legisladores republicanos Mario Díaz-Balart y Carlos Curbelo, además del demócrata Albio Sires.
Estos personajes trabajan por romper relaciones y parece que están cerca con Donald Trump, ya que ha montado un pretexto, indicado porque si se hacen investigaciones tanto por Estados Unidos como por Cuba, por qué no esperar el resultado.
Este mismo club ultraconservador en el Congreso norteamericano había amenzazado a Barack Obama, que bloquearía los fondos para el funcionamiento de la sede diplomática.
Con anterioridad, James Cason, ex Jefe de la USINT en La Habana (2002-2005) "...fue con instrucciones precisas del Departamento de Estado de provocar al Gobierno de Cuba…”, reconoció Roger Noriega, Secretario de Estado Adjunto para el Hemisferio Occidental durante la presidencia de George W. Bush, en entrevista en el programa radial “Lo que otros no dicen” (05/31/2010) en Miami. El gobierno de George Bush, instruyó a su jefe de oficina, tanto en organizar a la "disidencia" para un cambio de régimen, como para suprimir la sede, como se supo con posterioridad.
La posición de Cason, alcalde en Coral Gables, en La Florida, pareciera más moderada, pero apoya a Trump en su política hostil. “Queremos que le eche una nueva mirada a la política hacia Cuba”. Luego añadió: “hemos dado demasiado, que el presidente electo de un paso atrás y lo reconsidere”....“no para romper completamente la relación, pero ciertamente para no dar nada más”.
Quién sabe si su experiencia en Cuba le haya dejado alguna lección, pero están confabulados.
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