En una nueva muestra de injerencismo imperialista en Latinoamérica, Roger Noriega, ex funcionario estadounidense, ha pedido a Donald Trump, presidente de los Estados Unidos, que reconsidere la ayuda económica a El Salvador, puesto que “se agrava el autoritarismo” en la nación centroamericana.
Noriega señala en un artículo de opinión, publicado en El Nuevo Herald, que la situación política se ha complicado en el país, desde que el FMLN llegó al poder en 2009 publicó Resumen Latinoamericano.
“El FMLN no solo ataca a la oposición política, también a otros poderes de gobierno, empresarios y organizaciones a las que ve como una amenaza”, sostiene Noriega, quien fue subsecretario de Estado Adjunto para Asuntos del Hemisferio Occidental y embajador ante la OEA durante la administración de George W. Bush (2001-2005).
Como parte de esa persecución, el ex funcionario estadounidense pone como ejemplo las denuncias de espionajes electrónico hechas por diferentes gremiales empresariales e instituciones del Estado.
“Hasta el momento, y a casi ocho años de que se denunciara el primer caso de espionaje electrónico, el gobierno no ha encontrado ni castigado los responsables de estos actos de autoritarismo. Quizás porque tendrían que arrestarse a sí mismos”, prosigue.
En este contexto, pide a Trump replantear la ayuda a El Salvador, ya que “las políticas de persecución, la criminalidad dentro del gobierno y actitud anti Estados Unidos” no deben ser respaldadas por las instituciones y los impuestos estadounidenses.
Noriega, un actor de la Operación Centauro
Durante el enfrentamiento entre la guerrilla y el ejército salvadoreño, a principios de los años ochenta, John Negroponte, para entonces embajador de los EUA en Honduras y el super agente de la CIA Roger Noriega, se vieron relacionados con las investigaciones que sobre el asesinato de los misisoneros Maryknoll William Woods, Yado Ite Ford, Maura Clarke y Dorothy Kazel, indicaba un despacho de REUTERS en 2009.
Operación Centauro era el nombre código para el plan de eliminación física de de personal religioso que estuviera bajo sospecha severa de colaborar con las guerrillas salvadoreñas. El proyecto implicaba a a agentes cubanos radicados en Miami y al embajador de Venezuela en El Salvador, Leopoldo Castillo.
Desde que se retiró de la administración federal, Noriega se dedicó a difamar a los países progresistas de América Latina y a conspirar a favor de la derecha golpista del continente. Entre otras obras, alquiló sus servicios de asesoría a la dictadura hondureña de Roberto Micheletti, según afirmó el analista canadiense Jean-Guy Allard, conocedor de las tropelías del impresentable Noriega.
Un delincuente de la política como Roger Noriega, es practicante activo de la injerencia en América Latina. Tomemos nota.
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