Fernando Buen Abad Domínguez.─ Desde su verborrea desquiciada la derecha venezolana ha manoseado cuanto ha podido para calumniar al proyecto revolucionario que tiene al socialismo por método y destino. Y ha tocado paroxismos insondables basados en retruécanos ideológicos aceitados con dinero yanqui y tufo de ONG. Todo con el mismo propósito golpista. Algunos creen, en la concepción burguesa de la política, que es “natural” que en las refriegas de los debates y los desacuerdos se escalen sin mesura las exageraciones y los vituperios. Algunos creen que es parte del paisaje la maledicencia y el estrépito a la hora de descalificar al oponente y se cree que es “civilizado” dejar que se diga cualquier cosa y a cualquier costo como si la política se tratase -o se redujese- a un “deporte” de lenguas largas e inteligencias duchas en desvirtuar lo ajeno. Pero nada en esta contienda es inocente, es la lucha de clases expresada –también- con frases, oraciones y epítetos de combate. Nosotros usamos argumentos.
¿Cuál es el límite? En la carrera desesperada de una derecha embrutecida por su avaricia y su urgencia de ganar dinero y adeptos, ya nada es suficiente y nada es prudente. La burguesía ha hecho todo impulsada por su moral macabra y por su desprecio de clase. Ha asesinado pueblos, movimientos, líderes y valores bajo todos los métodos imaginables. Ha ideado y financiado y puesto en práctica toda clase de metrallas y explosiones, bajo las escalas más diversas y los costos más inimaginables. A la hora de atacar al enemigo de clase no tiene freno ni mide consecuencias. ¿Por qué habrían de frenarse en el uso de palabras, por qué desperdiciar un arma tan poderosa y letal como la palabra que tanto ha servido a loa poderes, incluso, para desprestigiar, calumniar, mentir y destruir? En ese campo de las desmesuras burguesas cualquier exageración les parece poca cosa.
Por eso inventaron lo de la “crisis humanitaria”. Les quedó chico el repertorio de los insultos de cabotaje, las burlas, las vejaciones personales… nada les satisface ni les llena el imaginario de lo perverso y, por eso, en un desplante de irresponsabilidad supina, con una donaire de filántropos de coyuntura, basados en su ninguna tradición humanista… salen al mundo a decir que hay en Venezuela una “crisis humanitaria”. Precisamente ellos que van a limosnear dinero para financiar “guarimbas” criminales; precisamente ellos que anhelan saquear y explotar a palos al pueblo venezolano; ellos que no derraman una lágrima por los pobres del mundo ni por las injusticias monstruosas que el capitalismo nos impone hora tras hora… justamente ellos, la derecha más inhumana y más desalmada, lloriquea por una “crisis humanitaria” inventada a medida en los laboratorios de guerra mediática que los mueve como peleles.
Pero siendo ignorantes, como son de tiempo completo, no tuvieron el tino de parar un minuto a revisar los marcos teóricos y semánticos de una categoría humanista que por su definición y por su función sólo es aplicable a casos muy concretos cuando se ha desarrollado un consenso minucioso con métodos precisos. Todo eso se lo saltaron como borricos apresurados por sus ansias de propaganda “novedosa”, dolorosa y efectista. No leyeron las declaraciones ni las convenciones de esa materia ni entendieron qué métodos hay que darse para resolver una “crisis humanitaria” en serio. Como la ocasionada contra todos esos seres humanos que hoy navegan y naufragan en el Mediterráneo abandonados al hambre, a la muerte y al olvido. Y sale por la tele.
En su carrera loca por manipular la “opinión pública” mundial y por justificar una intervención militar yanqui contra el pueblo y el Gobierno pacífico y legítimo de Venezuela, la derecha venezolana anda plañidera por el mundo vendiendo su fantasma apocalíptico llamado “crisis humanitaria” pero no se los ve seguir un protocolo de ayuda humanitaria, ni una sola palabra sobre el tipo de ayuda de emergencia que ha de llevarse a qué lugares, a qué personas, en qué tiempos y con qué garantes neutrales, legítimos y avalados en el concierto de las naciones dispuestas a asistir a aquellas personas en situación de “crisis humanitaria” verdadera. Ni una palabra sobre los diagnósticos, la duración, los alcances ni los escenarios donde ha sido consensuada semejante situación extraordinaria. Como es el caso de sectores indígenas mexicanos en condición de hambruna o los inmigrantes en la frontera México-EE.UU., que han sido ya denunciados en múltiples foros y múltiples voces.
Todo eso no interesa a un grupo minúsculo de agitadores burgueses que en su locura de poder manosea todo lo que se le pone a la mano para llamar la atención y justificar la no poca cantidad de dólares que reúnen con fines golpistas y de engaño mediático. No importa cuántos intelectuales de derecha contraten para eso. Se trata de un acto de irresponsabilidad delincuencial, se trata de una exageración insensible e inhumana que usa el escandalo para infiltrar calumnias y baratijas ideológicas. Todo ello es prueba irrefutable de su incapacidad política, de su orfandad de pueblo, de su miseria metodológica y de la pobreza de espíritu amasados para ensuciar la política porque son incapaces de sostener un debate verdadero y un compromiso sincero a la hora de decir -de verdad- lo que piensan y lo que quieren, para exponerle al mundo los verdaderos intereses a los que sirven y para explicar, con lujo de detalle, a quién quieren entregar la riqueza natural de Venezuela, la mano de obra de sus trabajadores y la dignidad de un pueblo que no merece ser manipulado con aspavientos ruidosos de políticos mediocres. Una y otra vez fueron llamados a debate, una y otra vez fueron exhibidos sus ombligos proyanquis, una y otra vez han corrido a las faldas de la “Casa Blanca” y sólo hasta hoy sacaron de la chistera publicitaria esa “crisis humanitaria” con que lloriquean lágrimas falsas. Y por cierto, es el capitalismo el responsable de la peor crisis humanitaria de la historia. ¿Nada dirán sobre eso?
http://www.rebelion.org/noticia.php?id=214245
No hay comentarios.:
Publicar un comentario