Norelys Morales Aguilera.-- Tuvieron que suceder los atentados del del 11 de septiembre de 2001, que causaron la muerte a 2 973 personas, más de 6 000 heridos con la destrucción del World Trade Center en Nueva York y daños en el Pentágono, para que el gobierno de Estados Unidos comenzase a hablar del fenómeno del terrorismo.
Aunque lo peor estaba por venir, cuando el Gobierno estadounidense y sus aliados aplicaron la política de “guerra contra el terrorismo” mediante la cual invadieron a Irak y Afganistán, que entonces multiplicó la cifra de civiles muertos en millones, en esos y otros países.
Sin embargo, hasta el día de hoy ni las autoridades norteamericanas ni los conglomerados mediáticos, osan vincular con el terrorismo las acciones de grupos armados y entrenados por la CIA, que ocasionaron al pueblo cubano 3 478 muertos y 2 099 incapacitados físicos, según cifras oficiales, que no incluyen las secuelas dejadas en las familias cubanas.
La cronología de estos actos terroristas incluye bombardeos, actos de piratería, secuestro de aviones, quema de viviendas, abastecimiento de armas y explosivos, infiltraciones armadas, planes de asesinato a dirigentes e introducción de plagas y enfermedades, entre otros.
Así fue, gota a gota sangrienta, denuncia tras denuncia, pero el 6 de octubre de 1976 fue ejecutado el horrendo crimen de la voladura de un avión de pasajeros de la línea aérea Cubana de Aviación, frente a las costas de Barbados, donde murieron 73 personas, 57 cubanos, 11 guyaneses y 5 funcionarios culturales coreanos, que viajaban hacia La Habana.
Los autores del atentado terrorista fueron Orlando Bosch Ávila (1926-2011) y Luis Posada Carriles, que aún se pasea impunemente por las calles de Miami y que lidera planes tanto contra Cuba como contra Venezuela, país que ha pedido su extradición para juzgarlo.
A lo más que han llegado los tribunales de EE.UU. es a juzgar a Posada Carriles por mentiroso. En 2011 el terrorista fue declarado inocente de los 11 cargos de perjurio, obstrucción de la justicia y fraude migratorio.
¡Ninguno por terrorismo a pesar de que existen un documento del año 1976, desclasificado en 2015, por el Departamento de Estado norteamericano, que considera a Posada Carriles como el autor más probable del acto terrorista contra un avión de Cubana de Aviación!
Por si fuese poco, que no lo es, durante varios años Estados Unidos tuvo a Cuba en una lista amañada de estados patrocinadores del terrorismo y, dictó condena contra cinco cubanos que se infiltraron en grupos violentos, que promueven el terrorismo contra los cubanos, mientras protege a los terroristas que creó en su territorio. Posada Carriles no es el único que está en tierra norteamericana impune.
Y, TODO ¿SE VA A OLVIDAR?
En 2001, fecha en que también fueron cometidos actos terroristas provenientes de Estados Unidos, Fidel Castro dijo:
“Comparando la población de Cuba [el 6 de octubre de 1976] con la de Estados Unidos el 11 de septiembre pasado, es como si 7 aviones norteamericanos cada uno con 300 pasajeros a bordo hubiesen sido derribados el mismo día, a la misma vez… Y si estimásemos en la misma proporción de poblaciones las 3 478 vidas cubanas perdidas debido a estas acciones terroristas originadas en Estados Unidos es como si 88 434 personas hubiesen sido asesinadas en Estados Unidos en actividades terroristas, que equivale al número de soldados norteamericanos muertos en las guerras de Corea y Vietnam”.
En la actual coyuntura en que la administración Obama trata de cambiar sus tácticas hacia Cuba y ofrece, sin que aún sea definitiva, una buena vecindad, vale la pena intentarlo y construir una nueva relación de respeto.
Pero, para que nadie proponga el olvido, vienen las palabras del apóstol de la independencia cubana, José Martí, ante el asesinato de ocho estudiantes de medicina, por los colonialistas españoles en 1871:
“(...) Nosotros amamos más cada día a nuestros hermanos que murieron, nosotros no deseamos paz a sus restos, porque ellos viven en las agitaciones excelsas de la gloria, nosotros vertemos hoy una lágrima más a su recuerdo, y nos inspiramos para llorarlos en su energía y en su valor, ¡Lloren con nosotros todos los que sientan! ¡Sufran con nosotros todos los que amen! ¡Póstrense de hinojos en la tierra, tiemblen de remordimiento, giman de pavor todos lo que en aquel tremendo día ayudaron a matar!”.
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