Una verdadera oleada de videos sobre los daños que la fuerza aérea rusa pudiera provocar contra la población civil en Siria inundó internet mientras que los parlamentarios rusos debatían sobre la autorización que finalmente otorgaron para el inicio de la intervención aérea rusa contra los grupos yihadistas que operan en la República Árabe Siria.
Dado el hecho que los bombardeos de la fuerza aérea rusa comenzaron sólo después de haber recibido la autorización de su parlamento, es evidente que las fotos y videos difundidos en internet durante el desarrollo de los debates habían sido registrados en otros contextos o que se trataba de elementos fabricados con fines de propaganda, publica Voltaire.net
Esta campaña de propaganda fue organizada por la asociación Syria Civil Defense, actualmente denominada White Helmets (Cascos blancos). Esa asociación, con sede en Turquía, dice disponer de unos 2 500 «voluntarios» remunerados que supuestamente se hallan en Siria, junto a los «rebeldes». La asociación se financia con donaciones anónimas y no reconoce haber recibido fondos de Estados Unidos, del Reino Unido y del «Consejo Nacional Sirio» (oposición externa), financiado a su vez por Qatar, Turquía y Francia. En este momento, no es posible identificar cuáles de todos estos actores financiaron la nueva operación de propaganda.
Los White Helmets ya habían producido anteriormente varios videos que mostraban supuestos bombardeos del Ejército Árabe Sirio con barriles llenos de explosivos, otra operación de propaganda de la que se hizo eco el Observatorio Sirio de los Derechos Humanos (OSDH), con sede en Londres, y que se ha convertido en uno de los mantras de la prensa occidental, a pesar de tratarse de una afirmación totalmente absurda. El hecho es que las fuerzas armadas sirias disponen de bombas rusas –claramente más precisas que los “barriles de explosivos” supuestamente lanzados desde helicópteros– y, por consiguiente, no necesitan recurrir a medios tan rudimentarios.
El vocero del secretario general de la ONU, que se había hecho eco de las acusaciones difundidas por los «White Helmets», acaba de presentar excusas a Rusia por haber repetido esas alegaciones sin verificarlas.
Por el contrario, el ministro francés de Relaciones Exteriores, Laurent Fabius, denunció los bombardeos rusos afirmando, también sin pruebas, que «alcanzan a combatientes de la resistencia y civiles».
Es importante recordar que, a la luz de las resoluciones pertinentes de la ONU, los medios de prensa que se hacen eco de esta propaganda de guerra están cometiendo un crimen contra la paz [1].
El presidente ruso Vladimir Putin ha denunciado personalmente estos «ataques informativos».
Los bombardeos de la fuerza aérea rusa en Siria han destruido posiciones del Frente al-Nusra (miembro de al-Qaeda) y de la organización terrorista siria Ahrar Al-Sham (fundada, antes del inicio de la guerra en Siria, por la Hermandad Musulmana y que cuenta entre sus miembros a varios ex cuadros de al-Qaeda). Ambas organizaciones cuentan con abundante financiamiento proveniente de 3 países: Turquía, Arabia Saudita y Francia.
Todo indica que estas organizaciones fueron seleccionadas como blancos de los bombardeos rusos precisamente a título de advertencia para Turquía y como medio de hacerle entender que tiene que retirar de inmediato los comandos turcos presentes en territorio sirio.
El presidente turco Recep Tayyip Erdogan estuvo el 23 de septiembre en Moscú, donde asistió a la inauguración de la mezquita más grande de Europa y aprovechó la ocasión para reunirse en secreto con el presidente ruso Vladimir Putin. De regreso a su país, Erdogan declaró que la salida del presidente sirio Bachar al-Assad ya no es una condición previa para la solución de la crisis siria pero que Moscú exige más que eso.
Por su parte, Rusia reconoció el papel del PKK (partido kurdo de Turquía) en la lucha contra los yihadistas del Emirato Islámico, dando a entender así que Moscú podría respaldar al PKK en contra del gobierno del presidente turco.
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