En la
barriada pobre de Bañado Norte en Asunción,
el Papa
compartió con gente humilde. Foto: AFP
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Hay que tener “hospitalidad con el hambriento, con el que no está de acuerdo con nosotros, (…) con el pecador. Tantas veces nos olvidamos que hay un mal que precede a nuestros pecados. Hay una raíz que causa tanto pero tanto daño, que destruye silenciosamente tantas vidas. Hay un mal, que poco a poco, va haciendo nido en nuestro corazón y comiendo nuestra vitalidad: la soledad”, dijo el santo padre a los feligreses que se congregaron en el lugar.
Francisco manifestó que se pueden cambiar muchas cosas si se aprende “el lenguaje de la hospitalidad, del acoger”, y en esa medida se pueden “curar muchas heridas y desesperanzas”, y agregó que “la iglesia es la casa de la hospitalidad”.
Mencionó que el deber de la Iglesia, no es principalmente “gestionar cosas o proyectos”, sino aprender a vivir la fraternidad con los demás.
“Cuántas veces pensamos la misión en base a proyectos o programas. Cuantas veces imaginamos la evangelización en torno a miles de estrategias, tácticas, maniobras, artimañas, buscando que las personas se conviertan en base a nuestros argumentos. Hoy el Señor nos los dice muy claramente: en la lógica del Evangelio no se convence con los argumentos, con las estrategias, con las tácticas, sino aprendiendo a alojar”, reflexionó el Francisco.
En esa línea, el obispo de Roma pidió a los fieles pasar de la lógica “del dominio, del aplastar o manipular, y pasar “a la lógica de la vida, de la gratuidad, del amor”.
Francisco concluyó este domingo en Paraguay su gira por Latinoamérica de ocho días que también lo llevó a Ecuador y Bolivia, marcada por contundentes mensajes a favor de los pobres, en contra de las ideologías y el sistema económico global.
Pedido de liberación de policía y visita a barrio periférico
Los obispos de Paraguay solicitaron durante la misa multitudinaria la liberación del policía Edelio Morínigo, secuestrado hace un año por un grupo guerrillero.
"Pedimos la liberación del policía Edelio Morínigo", fue una de las peticiones solemnes hechas durante las oraciones en voz de una joven.
El caso del policía Morínigo, quien desde hace un año se encuentra secuestrado por el autodenominado Ejército del Pueblo Paraguayo (EPP), había sido mencionado indirectamente la víspera por el papa Francisco durante el encuentro con representantes de la sociedad civil paraguaya.
Antes de la eucaristía en Ñu Guazú, en un predio militar ubicado a las afueras de Asuncíon, el Papa visitó el barrio pobre de Bañado Norte de Asunción, vivo ejemplo de la desigualdad en Paraguay sin huellas del gran crecimiento que ha experimentado esta nación de siete millones de habitantes, con alrededor del 40% viviendo en la pobreza.
En el lugar defendió la lucha por la redistribución de la tierra en uno de los barrios más pobres en Asunción. Jovial con todos los niños que se lanzaban a tocarlo, y dispuesto a repartir besos a enfermos y ancianos, el papa celebró "la pelea" por la tierra y por una vida más digna "que no les ha sacado la solidaridad; por el contrario, la ha estimulado, la ha hecho crecer", dijo a miles de vecinos.
Fuente: ANDES
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