La congresista republicana por Florida Ileana Ros-Lehtinen iba a introducir esta semana un anteproyecto de ley en la Cámara de Representantes con el que pretendía bloquear la salida de Cuba de la “lista negra” que elabora el Departamento de Estado, pero tuvo que desistir de su decisión.
“No podemos cambiarlo”, reconoció Ros-Lehtinen en una entrevista de la revista Foreign Policy, reseñada por Pagina 12. “Nos lo dijeron expertos en reglas parlamentarias: simplemente no se puede hacer”, añadió la congresista republicana muy agresiva contra Cuba. La legisladora, defensora de los verdaderos terroristas que Washington alberga, como Posada Carriles y el fallecido Orlando Bosch, explicó a la revista que la confusión sobre la autoridad del Congreso para bloquear la decisión de Obama de sacar a Cuba de la lista, proviene de un malentendido con la ley Helms-Burton, que en 1996 endureció el embargo económico y comercial contra la isla.
Los republicanos pretendían imponer la mayoría que tienen en el Congreso para frenar los planes de Obama. “Una resolución conjunta (de las dos cámaras del Congreso) no hubiera tenido el efecto práctico de bloquear la salida de Cuba de la lista de cada legislación, como muchos asumieron que ocurriría”, se justificó a través de un comunicado Ros-Lehtinen. La congresista cubanoamericana considera que se debe garantizar que las leyes que apruebe el Congreso respecto de Cuba sean “relevantes y tengan un efecto legal significativo”.
El 59 por ciento de los estadounidenses respalda la intención del presidente Barack Obama de eliminar a Cuba de la lista de Estados patrocinadores de terrorismo, propuesta que recoge un 38 por ciento de rechazo, según una encuesta difundida ayer que muestra entre los demócratas los mayores apoyos.
Como resultado del histórico acuerdo de diciembre pasado entre Washington y La Habana para reiniciar relaciones diplomáticas, Obama pidió al secretario de Estado, John Kerry, que revisara si Cuba debía ser sacada de la lista, como exigía la isla. Tras escuchar la recomendación del Departamento de Estado, Obama comunicó el pasado 14 de abril al Congreso su decisión de sacar a Cuba de la lista de países patrocinadores de terrorismo. En la nómina –en la que todavía están Irán, Sudán y Siria– se incluye a países que a juicio de Washington ofrecieron apoyo reiterado a actos de terrorismo internacional.
La medida, que entrará en vigencia 45 días después del anuncio del presidente según las leyes estadounidenses, era una de las exigencias más reiteradas por La Habana en las actuales negociaciones diplomáticas para restablecer las relaciones diplomáticas bilaterales, debido a que no tiene justificación y acarrea dificultades a la Isla en varios órdenes. Cuba saldrá, por tanto, oficialmente de la “lista negra” a fines de mayo.
A la hora de justificar su decisión, la Casa Blanca argumentó que “el gobierno de Cuba no ha brindado ningún apoyo al terrorismo internacional en el último período de seis meses”, así como aseguró que “no apoyará actos de terrorismo internacional en el futuro”. El anuncio de la salida de Cuba de la lista de países patrocinadores de terrorismo tuvo lugar pocos días después de que Obama celebrara una histórica reunión con su par cubano, Raúl Castro, en el marco de la Cumbre de las Américas en Panamá. Fue el primer encuentro a ese nivel entre ambos países en más de 50 años.
Washington y La Habana anunciaron el pasado 17 de diciembre un acuerdo para retomar las relaciones diplomáticas rotas en 1961. Ambos países negocian desde finales de enero la prevista reapertura de embajadas, aunque todavía no hay ninguna fecha prevista.
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