¿No sorprende que Ban Ki Moon pida ayuda contra el ébola a cuatro potencias mundiales... y a un pequeño país del Sur? [+ video]

Médico cubano en Haití, a donde EE.UU. mandó soldados
José Manzaneda, coordinador de Cubainformación.- Tras el anuncio del Gobierno cubano de que enviará el mayor contingente mundial de cooperantes sanitarios contra la epidemia de ébola en África, surge una pregunta: ¿aplicará el Gobierno de EEUU el llamado “Cuban Medical Professional Parole”, es decir, el protocolo de captación –mediante el asilo político- de los cooperantes médicos de Cuba, que lleva a cabo en todas las embajadas y consulados del mundo (1)? Y, de darse algún caso de esta práctica tan poco presentable, ¿será noticia de prensa internacional?

Es una interesante pregunta, ahora que la solidaridad médica de Cuba sí ha sido noticia –por fin- en algunos grandes medios internacionales (2).

Recordemos: días atrás, el Secretario General de Naciones Unidas Ban Ki Moon telefoneaba a cinco mandatarios mundiales, para pedirles colaboración urgente contra la epidemia de ébola en África. Cuatro de ellos eran presidentes de potencias económicas -EEUU, Francia, Reino Unido y el Consejo Europeo-. El quinto –algo sorprendente-, el presidente de un pequeño país del Tercer Mundo: Cuba (3).

Curiosamente, quien daba la primera respuesta positiva era este último, que en apenas 72 horas enviaba a Ginebra a su Ministro de Salud y al director del Instituto Cubano de Medicina Tropical “Pedro Kourí” (4). Allí, junto a la Directora General de la Organización Mundial de la Salud, anunciaban el envío de 165 expertos a Sierra Leona. Margaret Chan (5) y Ban Ki Moon (6) agradecían públicamente al presidente Raúl Castro por ser Cuba “el primer país en dar un paso al frente al llamado de la ONU”.

Ninguno de los grandes medios, sin embargo, remarcaba este hecho insólito: que un pequeño país del Sur sometido a bloqueo económico haya tomado la delantera a las grandes potencias en un tema trascendental para la Humanidad.

Otros medios reproducían un reportaje de France-Presse (AFP), que reducía la solidaridad médica cubana a una interesada política de “diplomacia médica” y de venta de servicios sanitarios a escala mundial (7). Esta agencia francesa dedicaba la mayor parte del texto -más que a informar de la iniciativa de Cuba para África- a relatar las resistencias de la élite médica en los países donde se ha implantado la colaboración médica cubana (8).

El mensaje de France-Presse, difundido por decenas de medios, tiene una carga política evidente: los 50.731 cooperantes cubanos que hoy están en 66 países de América Latina, Asia y África son meros instrumentos del Gobierno cubano para obtener divisas y votos en la ONU (9).

Pero lo que esta agencia no dice es que, en 40 de esos 66 países, en los más pobres, Cuba asume todos los gastos de los programas de ayuda (10). Solo en los otros 26 –en naciones con recursos, como Venezuela, Brasil o Sudáfrica- existe una contraprestación económica que sirve para autofinanciar el sistema de salud de Cuba. Algo absolutamente justo, pero que ofrece al mundo un ejemplo peligroso para los poderosos: el de países del Sur que se unen para intercambiar sus recursos y compartir sus fortalezas en beneficio de las poblaciones más vulnerables, en un esquema ajeno a las reglas de la globalización capitalista.

En estos días, lejos de los flashes de la prensa internacional, numerosos profesionales de la salud se están presentando de manera voluntaria en las direcciones municipales de salud de toda Cuba, para ir a África (11). Al mismo tiempo que las acciones de Tekmira Pharmaceuticals, empresa financiada por Monsanto y por el Departamento de Estado de EEUU, subían súbitamente -casi un 50 %- ante las perspectivas de encontrar un lucrativo medicamento contra el ébola (12). Pero esto, sin duda, no será motivo de un reportaje en la agencia France-Press. A fin de cuentas, es la forma “lógica y normal” de funcionar en este mundo gobernado por la mano invisible del mercado.

  
  
Notas



Basado en textos de Norelys Morales Aguilera, en el blog “Isla mía”.

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