“En la vida hay que poder distinguir entre las tinieblas y las luces”,
Jorge Luis Borges
Vicky Pelaez.-- Habían pasado apenas seis meses después de que Hugo Chávez asumiera al poder en Venezuela el 2 de febrero de 1999 para que se iniciara una despiadada guerra mediática global orquestada por Washington y acompañada por un brutal asedio diplomático, económico y financiero.
Todo esto creaba condiciones para una cadena de conspiraciones contra los intentos de Chávez de construir una nueva República Bolivariana basada en principios de igualdad, justicia y libertad. Sin embargo, ni el golpe de Estado del 2 de abril de 2002, ni los permanentes intentos desestabilizadores internacionales en concordancia con la oligarquía nacional, ni la muerte del líder del Proyecto Bolivariano, lograron doblegar la voluntad del pueblo venezolano.
Los globalizadores no entendieron el mensaje popular, cegados por la ambición de controlar al país poseedor de las mayores reservas de petróleo en el mundo que ascienden a 316.000 millones de barriles y que superan las de Arabia Saudita que cuenta con 267.500 millones de barriles.
Los estrategas del gobierno de Barack Obama creyeron que después de la muerte de Chávez, Venezuela quedaría huérfana y que todo cambiaría a su favor con la elección de Nicolás Maduro en abril de 2013. Pero no fue así, precisamente en este período comenzó una arremetida de los medios globalizados contra el gobierno de Venezuela. Simultáneamente llevaron a efecto una campaña de sabotajes, acaparamiento de productos de primera necesidad, especulación, desvío del uso de divisas y usura.
Este programa de “restauración conservadora” elaborado en el Departamento de Estado norteamericano necesitaba de una “violencia programada” para mostrar al mundo la ineficacia del gobierno y el supuesto descontento generalizado. El 23 de enero pasado el director de la Iniciativa de América Latina, Harold Trincunas del famoso think tank Brookings Institution, publicó un memorando dirigido a Obama: “Venezuela se desgarra en Violencia”. En su mensaje Trincunas pidió a Obama apoyar un “golpe hipotético” contra Maduro. Al parecer su contenido ya era de conocimiento de Obama, pues el mismo 23 de enero el líder del partido más radical de la oposición “Voluntad Popular”, Leopoldo López Mendoza llamó en Caracas a tomar las calles a las bandas fascistas para hacer un golpe de Estado. Esta violencia fue apoyada y promovida también por el principal partido de oposición, Mesa de la Unidad Democrática (MUD).
Así estallaron las “guarimbas” (las barricadas) y se agudizó la guerra económica con el apoyo directo de Washington a la derecha venezolana que estaba deseosa de poner fin a la herencia de Hugo Chávez. En el reciente Foro de la Feria de Libros de Caracas durante la presentación del libro “Conjura Mediática Contra Venezuela”, se reveló que en el plan de desestabilización participaron más de 82 medios de comunicación impresos, publicando diariamente imágenes falsas. Incluso divulgaron fotos de policías rusos vistiendo uniforme de invierno conteniendo una manifestación en Moscú como si esto pasara en Caracas.
A nivel internacional se creó la imagen de una violencia generalizada cuyos autores eran estudiantes y que el gobierno ya no podía controlar a pesar de las severas medidas de represión. El secretario de Estado John Kerry habló de apoyar al pueblo en lucha y el senador John McCain se pronunció por una intervención militar norteamericana. La Cámara de Representantes del Capitolio estadounidense aprobó la Resolución 488 dando su apoyo al “pueblo de Venezuela que protesta pacíficamente en defensa de la democracia en su país”. Por supuesto, los medios nunca comentaron que la mayoría de los “estudiantes de las guarimbas” no eran tales y que su vandalismo produjo 43 muertos y unos 145 heridos además de afectar severamente la infraestructura de transporte público, el metro de Caracas, destruyendo también numerosos centros de salud, fábricas y escuelas secundarias.
Según la denuncia del presidente Maduro, los daños superaron 10.000 millones de dólares. Los medios evitaron publicar estos datos y tampoco informaron sobre 162 agresiones contra médicos cubanos que cumplían misión en el país e ignoraron que los disturbios se registraron solamente en 18 del total de 335 municipalidades. Sin embargo, en el exterior crearon la imagen de que “el país estaba en una guerra civil y que esto era una segunda Gaza”. También se propagó que había más de 2.000 detenidos, que en realidad sólo fueron 69, como reveló la fiscal de la nación, Luisa Ortega Díaz, y de ellos solamente tres eran estudiantes. También el poder judicial sigue el proceso contra Leopoldo López.
Actualmente el gobierno controla la situación, mientras que el principal partido de oposición, MUD entró en crisis por la renuncia de varios de sus líderes. A la vez, el país está en proceso de la redefinición de su política económica y se esfuerza para poner fin al contrabando de alimentos producidos en el país o importados que terminan en Colombia con un precio 10 veces más alto. Lo mismo sucede con la gasolina y sus derivados elaborados en Venezuela. No hay que olvidar que los productos de primera necesidad son subsidiados por el gobierno, al igual como la gasolina que es la más barata en el mundo. Actualmente un litro de gasolina de 95 octanos cuesta 1,34 centavos de dólar.
En términos generales, la economía venezolana puede considerarse bastante sólida. Merril Lynch & Co. recomienda a sus clientes comprar bonos del gobierno venezolano y la Wells Fargo Bank considera al país “bien protegido de una crisis financiera” ya que cuenta con 22.000 millones de dólares de Reserva Nacional. A nivel regional Venezuela es uno de los más activos actores en el proceso de la integración latinoamericana.
La República Bolivariana también goza de prestigio en el ámbito internacional. Los recientes encuentros del presidente Nicolás Maduro con el presidente ruso, Vladimir Putin, y con su homólogo chino Xi Jinping confirman este hecho pero no agrada a los que consideran ser únicos dueños del mundo. Hace poco Washington anunció sanciones contra Venezuela y revocó las visas de algunos funcionarios acusándolos de “violaciones de a los derechos humanos”.
Todo significa que EEUU no quiere tomar en cuenta los cambios que se han producido en Venezuela, igual como en muchos otros países del continente. La conjura mediática, financiera, económica y cultural sigue su curso pero la decisión final sobre el rumbo de Venezuela y el resto de Latinoamérica pertenece a su pueblo y no a Washington./RIA NOVOSTI
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