Norelys Morales Aguilera.- Hasta el ultraconservador y franquista El País admite que “La reforma migratoria no provoca una desbandada en Cuba”, y la agencia AFP constató que la salida masiva de los disidentes evidenció que perdieron protagonismo en la isla, que en verdad nunca han tenido, alejados de los problemas cotidianos de la gente.
Las poses de radicalismo verbal que adoptan los llamados disidentes en sus giras son un "indicador mayor de su irrelevancia en la política" doméstica según dicha agencia noticiosa, pero lo peor para ellos ha sido su autolinchamiento ideológico, que puede comprobar cualquiera que lo desee.
Obviamente, los viajes subvencionados a los di$identes terminaron revelando su falta de independencia consignado en el discurso mediático empleado, cercano a las posiciones ultraconservadoras o francamente terroristas de los promotores, sin que ninguno de los vividores de marras, diera ejemplo de solidaridad con causa noble alguna.
Las variantes personales en las expresiones responden a sus patrocinadores, y así se nos muestran en ellos las caricaturas de los partidos Demócrata, Republicano o del Tea Party con sus variantes y ramificaciones en los grupos del negocio de la contrarrevolución miamense incluidas las colecciones de tanques pensantes de pacotilla.
A tal punto ha conducido el descrédito, que en los medios, a contrapelo de ellos mismos, y en las redes sociales se ha impuesto la creación de una categoría para los paseantes llamándoles con razón viajeros políticos.
Los viajeros políticos son unánimes con la política agresiva de bloqueo de Estados Unidos hacia Cuba, la crítica a todos los cambios económicos en la Isla, la prisión de los cinco antiterroristas cubanos, los movimientos sociales en América Latina, la ocupación de Guantánamo para una cárcel norteamericana, la supuesta legitimidad del financiamiento para derrumbar el gobierno cubano y la engañosa manipulación de los derechos humanos y la democracia al estilo gringo, así como silenciar las acciones terroristas que durante décadas promovió EE.UU., la CIA y sus organizaciones, que hoy tratan de mudar su imagen pública, entre otros asuntos.
Pero, las joyas de la corona para el autolinchamiento ideológico de la di$idenCia cubana sin dudas son el bloqueo y el terrorismo.
Mientras la abrumadora mayoría de los países del orbe han reconocido que el bloqueo económico, comercial y financiero de los EEUU contra Cuba es una violación masiva, flagrante y sistemática de los derechos humanos de los cubanos, sucede que los “queridos disidentes” no tienen empacho pedirle a Washington el sostenimiento del bloqueo. Lo han hecho Berta Soler, Guillermo Fariñas, su rival Jorge Luis García “Antúnez”, Yoani Sánchez, Elizardo Sánchez,… en fin todos.
O, para mayor comprensión del rechazo que provocan entre las más amplias capas de la población cubana, a pesar de sus dineros y sus campañas, ¿cómo estos supuestos abanderados de la democracia están de acuerdo con la violación a su propio pueblo?
Así también, los que ayer ponían bombas llegando a derribar un avión civil de pasajeros en pleno vuelo, alumnos aventajados de la CIA patrocinados por la llamada Fundación Nacional Cubanoamericana (FNCA), hoy se disfrazan de demócratas sin renunciar en el fondo a sus viejos planes y arropan a sus disidentes y hasta montan operaciones como la reciente entrega de juguetes a niños cubanos, manipulando y mintiendo sobre sus objetivos.
Pero, el autolinchamiento ideológico que se ha dado después de un año de reforma migratoria cubana no supone la extinción del fenómeno ni mucho menos, mientras Estados Unidos sostenga la política de crear una disidencia “unida y creíble” alimentada con generosos fondos gubernamentales se hará visible el accionar de esos personajes que no se merece la nación cubana.
Al mismo tiempo, se ha hecho evidente y es digno de mencionar para tenerlo en cuenta, un curioso fenómeno derivado de la actuación de estos lumpenes del “cambio de régimen” en la Isla, y es que al posicionarse en los postulados de sus mentores han terminado demostrado que son intolerantes y represivos, por obra y gracia de su mercenarismo. Tomemos nota.
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