Durante el Pleno del IV Congreso del Partido de la izquierda Europea (PIE) Álvaro García Linera, vicepresidente de Bolivia intervino con reflexiones contundentes: “Les deseo y les exijo que luchen, luchen y luchen. No nos dejen solos, los necesitamos a ustedes, a una Europa que no sólo vea a distancia lo que sucede en el resto del mundo, sino a una Europa que vuelva a alumbrar el destino del continente y el destino del mundo”.
García Linera explicó cómo ve Latinoamérica a Europa hoy: “Vemos una Europa que languidece, una Europa abatida, una Europa ensimismada y satisfecha
de sí misma, hasta cierto punto apática y cansada. Sé que son palabras muy feas y muy duras, pero así lo vemos. Atrás ha quedado la Europa de las luces, de las revueltas, de las revoluciones. Muy atrás ha quedado la Europa de los grandes universalismos que movieron y enriquecieron al mundo y que empujaron a los pueblos de muchas partes del mundo”. Linera bajó un poco el tono explicando que la Europa de la que hablaba no era la de los pueblos, la de los europeos, sino el concepto en sí mismo de Europa.
“No es el pueblo europeo el que ha perdido la virtud ni la esperanza, porque la Europa a la que me refiero no es la de los pueblos”, dijo. Esa, según García Linera, “está silenciada, asfixiada” y “la única Europa que vemos en el mundo es la de los grandes consorcios, la Europa neoliberal, la de los mercados y no la del trabajo”. “Carentes de grandes dilemas, horizontes y esperanzas, sólo se oye, parafraseando a Montesquieu, el lamentable ruido de las pequeñas ambiciones y de los grandes apetitos”.
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