El viceministro de salud pública, Roberto González, aseguró que el desarrollo alcanzado por el sistema sanitario cubano ha permitido que el país presente hoy la tasa de mortalidad infantil más baja de su historia, 4,5 por cada mil nacidos vivos.
También la mortalidad materna en la actualidad es la menor, con 23 defunciones por cada 100 mil nacidos vivos, señaló el experto.
Aún cuando todavía faltan varios meses para que termine 2012, se espera que el país mantenga cifras similares a las alcanzadas en los últimos años, por debajo de cinco, manifestó a su vez Berta Lidia Castro Pacheco, jefa del Grupo Nacional de Pediatría del Ministerio de Salud Pública.
En conversación con Prensa Latina, la pediatra explicó que la voluntad y decisión política del gobierno, un sistema sanitario, accesible y gratuito para todos, el programa de vacunación, imperante -que protege contra 13 enfermedades y ha permitido erradicar otras nueve-, contribuyen con esos resultados.
Se refirió a un estudio realizado a solicitud de la Organización Mundial de la Salud (OMS) sobre las experiencias de Cuba en el área materno-infantil, desde 1959.
El mismo detalla como a pesar de las condiciones económicas por las que atravesó la nación, el bloqueo de Estados Unidos a lo largo de más de 50 años, las afectaciones de ciclones tropicales y daños derivados de epidemias, se logró reducir la mortalidad infantil de 35,9 en 1960, hasta 5,3 en 2006, y a 4,9 por cada mil nacidos vivos en 2011.
Al triunfo de la Revolución cubana en el país había un médico por cada mil ocho habitantes, la atención pediátrica no sobrepasaba el 10 por ciento de la población infantil y menos del 60 por ciento de los partos eran institucionales, señala Castro Pacheco.
De ahí que en la década de los sesenta, se aplica una política social centralizada a manos del Estado, que estableció la equidad y acceso a los servicios sanitarios, garantizando la atención de grupos vulnerables.
A partir de entonces y durante varios años se establecen medidas intersectoriales, se desarrollan y perfeccionan programas, se crean planes como el del médico y enfermera de la familia, un modelo sustentado en un enfoque clínico, epidemiológico y social, extendido a toda la nación.
La creación de centros como el de Genética médica, Inmunoensayo, Ingeniería Genética y Biotecnología, en la década de los 80, favoreció el desarrollo y consolidación del programa de atención materno-infantil, mediante la creación de medicamentos y vacunas y el diagnóstico de afecciones congénitas, manifestó.
En esa época se inicia el programa de pesquisa neonatal, con la dosificación de alfafetoproteína, diagnóstico de fenilcetonuria, anemia falciforme e hipotiroidismo congénito.
Muchos otros proyectos se establecen, el de atención integral a la salud de la madre y el niño, creación y desarrollo de hogares maternos, formación de recursos humanos, enfrentamiento a epidemias, la expansión de la solidaridad internacional, que ha permitido a los profesionales cubanos participar en la atención infantil en más de 100 países.
Sin embargo, Castro Pacheco señala que son muchos todavía los retos a superar, como es lograr una lactancia materna exclusiva hasta los seis meses y complementaria hasta los dos años.
Mejorar la supervivencia y calidad de vida en el niño con muy bajo peso al nacer, disminución de los accidentes, perfeccionamiento de la vigilancia nutricional de la población infantil, entre otros, que permitirán lograr una favorable evolución de los indicadores de salud en Cuba, manifestó. |RHC
No hay comentarios.:
Publicar un comentario