Fracking: un serio dilema para Argentina con los hidrocarburos raros

Norelys Morales Aguilera.- Un inmenso yacimiento de gas y petróleo atrapado en la roca madre, y cuya explotación entraña gran impacto ambiental, será el mayor reto de YPF, la empresa petrolera argentina que fue re-nacionalizada, según Marcela Valente (IPS/Buenos Aires). [1]

La referencia a varios informes técnicos permite esta reseña, en la que especialistas en distintas ramas de ingeniería y de economía del petróleo hablan de la perspectiva de estos hallazgos, pero advierten que el precio ambiental a pagar por esos hidrocarburos puede ser muy alto.

"Hay indicios indirectos de la presencia de reservorios en Argentina, pero esto solo se sabrá con certeza cuando se avance en la exploración", dijo a Tierramérica el economista Roberto Kozulj, de la Universidad Nacional de Río Negro.

Kozulj, especializado en economía del petróleo, sostuvo que los obstáculos radican en el monto de la inversión requerida y en el riesgo ambiental, por el consumo de grandes cantidades de agua, de energía y de sustancias químicas para extraer estos recursos.

Entre los aditivos químicos utilizados mediante la técnica del Fracking se encuentran benzenos, xilenos, cianuros, hasta llegar a unas 500 sustancias químicas en las que se encuentran elementos cancerígenos y mutagénicos.

Según el informe Annual Energy Outlook 2011, divulgado en abril del año pasado por la Administración de Información de Energía (EIA) de Estados Unidos, Argentina es el tercer país con mayor potencial geológico para este tipo de hidrocarburos, después de China y Estados Unidos.

El estudio analizó la viabilidad de 48 cuencas en 32 países y estimó que en Argentina podrían extraerse 774 trillones de pies cúbicos de gas (TFC por sus siglas en inglés), 60 veces más que las reservas convencionales actuales del país.

La eventual explotación permitiría aumentar la producción de combustible, crear empleo y desarrollar nuevas tecnologías, pero con un gran impacto ambiental.
Los depósitos de hidrocarburos ya conocidas son más que suficientes para llevar el Cambio Climático al límite absoluto de +2•C, así que las prospecciones son crímenes masivos contra el futuro de la tierra, denegando una vida digna a las futuras generaciones y condenando a miles o millones de especies maravillosas a la extinción, dijeron quienes se oponen a la prospección de Repsol.

Esta es la contradicción de la nueva YPF, tras la expropiación de 51 por ciento de sus acciones, que estaban en manos de la empresa petrolera española Repsol hasta el 3 de mayo, cuando se aprobó el proyecto de ley que la presidenta Cristina Fernández había enviado el 16 de abril al parlamento.

El gas depositado en los pequeños intersticios de capas de rocas de esquisto ("shale gas" en inglés) es de igual calidad que el convencional, pero es más difícil de extraer.[2]

La técnica para hacerlo recibe el nombre de fractura hidráulica (fracking) y consiste en una perforación vertical hasta una profundidad que puede llegar a miles de metros y luego hoyos horizontales de unos 1.000 metros de extensión a lo largo de la formación rocosa.

En esas perforaciones se inyectan grandes volúmenes de agua y sustancias químicas a enormes presiones, junto con arenas de fractura diseñadas para mantener abiertas las grietas que se generan y facilitar la salida del gas.

Otro tanto sucede con el fluido que se aloja en arenas compactas y extremadamente impermeables, en inglés "tight" (apretado), y con el crudo situado en rocas de pizarra o arenas de baja porosidad e impermeabilidad, conocido como "shale oil" o "tight oil".
El agua residual de la fractura hidráulica contiene sustancias radioactivas y metales pesados que deben tratarse. Además, la operación puede contaminar napas de agua dulce, el suelo y el aire, alertan los expertos.

Asimismo, el despliegue de miles de camiones de transporte de agua, maquinaria, recursos humanos e infraestructura para esta producción provocará "un marcado aumento de las emisiones de gases de efecto invernadero", anticipan.

Un informe publicado en octubre de 2011 por la Academia Nacional de Ingeniería de Argentina, titulado "Gas de reservorios no convencionales: Estado de situación y principales desafíos", coincide con las advertencias de los dos ingenieros químicos de la Universidad de Buenos Aires.

Para dar una idea de la magnitud de la empresa, la Academia sostiene que "el esfuerzo de desarrollo de proveedores, tecnología y recursos humanos (requeridos) es asimilable al que en su momento tuvo Argentina en materia nuclear".

La tecnología de sísmica 3D, la perforación horizontal y el uso intensivo de la fractura hidráulica ya están desarrolladas y se podrían aplicar a fin de empezar a producir en cinco años combustibles que hoy se están importando a elevados precios.

Ejemplificando con el caudal de agua requerido, se señala que el primer pozo de producción de gas de esquisto a pequeña escala abierto en Neuquén exigió 16 camiones bombeadores en forma simultánea que agotaron su capacidad.

A eso se agrega, indica la Academia, que la declinación de la producción en este tipo de yacimientos suele ser más acelerada que la de depósitos convencionales.

Notas


[1] http://www.periodistas-es.org/economia/fracking-argentina-ante-el-dilema-de-los-hidrocarburos-raros


[2] http://www.argenpress.info/2012/05/el-gas-natural-de-esquisto-el-regreso.html

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