Argentina decidió nacionalizar el 51% de las acciones de la transnacional petrolera española Repsol y España, país capitalista y neoliberal, no está de acuerdo. Era normal ¿no? Según la lógica de la “modernidad” occidental, la acumulación del capital no puede detenerse. Y no puede detenerse el enriquecimiento de los ricos aunque ello signifique desgastar la economía y recursos de pueblos y culturas lejanas y ajenas a su país de origen. Este es el caso de Repsol.
Argentina, en un acto de plena soberanía nacional y cuidando la economía y los recursos no renovables pertenecientes a cada argentino, ha decidido intervenir a la multimillonaria empresa YPF, quedándose con el 51 por ciento de las acciones, lo cual le permitirá dirigir, repartir soberanamente, tomar decisiones y disfrutar de la mayoría de las utilidades generadas por la explotación del petróleo argentino y sus derivados.
Pero los políticos de derecha y empresarios españoles ya gritaron. Y su grito es fuerte, mas, como todos los gritones, sin razón y sin juicio, apelan a las amenazas y buscan el apoyo de las potencias que representan el summum del capitalismo. Por eso el ministro de Asuntos Exteriores y de Cooperación de España, José Manuel García Margallo, ha dicho: "Argentina, en estos momentos, tiene que afrontar unas necesidades de financiación de unos 36.000 millones de dólares, puede que vea cortado el acceso al crédito internacional".
O sea, que por ejercer un acto de plena soberanía, el país suramericano podría verse afectado por sanciones al estilo del bloqueo norteamericano contra Cuba.
Y el señor colonialista tiene el cinismo de acotar que "supone el corte, o por lo menos la desconfianza, en unas relaciones entre España y Argentina que han sido realmente fraternales durante muchísimo tiempo". Ya, se entiende que esas “relaciones fraternales” están basadas en el permiso de corso de la periferia a sus metrópolis para que estas sigan extrayendo las riquezas de los primeros, lo cual han hecho desde los tiempos de la colonización post colombina.
Pero no es solo Margallo y los partidos conservadores gaitos los que protestan. También Bruno Ferrari, secretario de Economía mexicano, se une al coro de los pro-neoliberalismo (como que viene del sistema) y expresa: “Las coordenadas por las que tiene que pasar el progreso de nuestro continente y del comercio en el mundo están en la integración económica y la apertura del comercio y en la libertad, y no en el proteccionismo y la estatización”.
El mensaje es claro, los Estados latinoamericanos y del llamado “Tercer Mundo” que quieran entrar en el juego del desarrollo al estilo Estados Unidos, Francia, Inglaterra, Japón y otros por ahí, deben vender (seguir vendiendo) sus almas (recursos) al diablo, o los diablos, no importa lo que pase con los pueblos, no importan las medidas antisociales, no importa quién sufra, lo que importa es que la banca, las transnacionales y los grandes empresarios sigan acumulando riquezas al margen de las regulaciones estatales, porque para gentes como estas, el Estado es un estorbo o un títere para manejar a conveniencia. Ante el primer intento de soberanía, el Gobierno de cualquier país periférico es considerado un problema para la reproducción imperial y allá se le van encima los tanques económicos, políticos y muchas veces hasta los militares. Así funciona la globalización.
Y eso no es lo peor. Lo peor es que los grandes acumuladores, quienes ya gastaron sus recursos naturales y no renovables con todo el proceso de la industrialización y acumulación de capitales, se mantienen en su posición colonialista, ahora con el justificativo de la “globalización” y quieren seguir agotando el planeta hasta que se destruya (¿será que ya tienen asegurados sus pasajes hacia otros mundos interestelares donde continuar jodiendo a la vida?)
Ahora, la reflexión: ¿Es tan malo que Argentina y otros países actúen para decidir acerca del destino de los recursos naturales propios y de la soberanía a favor de sus pueblos? Yo creo que no. Considero que pasos como este deben darse muchos, en muchos lugares, para luchar contra el capitalismo destructivo y defender la vida. Latinoamérica ya no es la región indefensa de antes, cuyos gobernantes de facto y otros “democráticos” se plegaban a las imposiciones del capital en desmedro de sus patrias. Las sardinas se están oponiendo a los tiburones.
Repsol y los representantes de los grandes capitales pueden gritar, tienen sus derechos… Pero ya no pueden hacer lo que les venga en ganas. La decisión argentina es valiente, cuando venga lo que venga no estarán solos.
Fuente: http://bloguerosrevolucion.ning.com/profiles/blogs/la-transnacional-repsol-argentina-y-la-hermen-utica-globalizada
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1 comentario:
Jejej, El Pulga es patrimonio nacional,tanto como YPF que vuelve a al mismo.
Les paso una vision donde mezclo un poco de humor http://poesiayramosgenerales.blogspot.com.ar/2012/04/alcarajoy.html
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