Sumario:
- La cuestión migratoria
- Las relaciones con Estados Unidos
- El caso Alan Gross
Salim
Lamrani.- Presidente del Parlamento cubano desde 1992 y miembro del Buró
Político del Partido Comunista de Cuba, Ricardo Alarcón de Quesada es la
tercera figura del gobierno cubano, después del Presidente Raúl Castro y del
Primer Vicepresidente Antonio Machado Ventura. Profesor de Filosofía y
diplomático de carrera, estuvo cerca de 12 años en Estados Unidos como
embajador de Cuba en las Naciones Unidas. Alarcón se ha convertido, con el paso
del tiempo, el portavoz del gobierno de La Habana. En esta larga entrevista de
casi dos horas, Alarcón no rehúye ningún tema.
Habla del papel de Fidel Castro desde su retiro de la vida política y explica la presencia de Raúl Castro en el poder. Evoca también la reforma del modelo económico y social cubano así como los desafíos que esperan a la nación. Después, Alarcón aborda la cuestión migratoria y las relaciones con Estados Unidos bajo la administración Obama. Diserta también sobre la espinosa problemática de los derechos humanos y los presos políticos. Tampoco vacila en abordar el caso Alan Gross, contratista estadounidense encarcelado en Cuba, así como el caso de los cinco agentes cubanos encarcelados en Estados Unidos. La entrevista evoca el descubrimiento de importantes yacimientos petroleros en la zona económica exclusiva de Cuba del Golfo de México y sus posibles consecuencias. Finalmente la conversación termina con las relaciones con la Iglesia Católica y el Vaticano, la próxima visita del Papa Benedicto XVI, las relaciones con la Unión Europea, los vínculos con la nueva América Latina y el futuro de Cuba después de Fidel y Raúl Castro.
Habla del papel de Fidel Castro desde su retiro de la vida política y explica la presencia de Raúl Castro en el poder. Evoca también la reforma del modelo económico y social cubano así como los desafíos que esperan a la nación. Después, Alarcón aborda la cuestión migratoria y las relaciones con Estados Unidos bajo la administración Obama. Diserta también sobre la espinosa problemática de los derechos humanos y los presos políticos. Tampoco vacila en abordar el caso Alan Gross, contratista estadounidense encarcelado en Cuba, así como el caso de los cinco agentes cubanos encarcelados en Estados Unidos. La entrevista evoca el descubrimiento de importantes yacimientos petroleros en la zona económica exclusiva de Cuba del Golfo de México y sus posibles consecuencias. Finalmente la conversación termina con las relaciones con la Iglesia Católica y el Vaticano, la próxima visita del Papa Benedicto XVI, las relaciones con la Unión Europea, los vínculos con la nueva América Latina y el futuro de Cuba después de Fidel y Raúl Castro.
La cuestión
migratoria
SL: Hablemos
justamente de la cuestión migratoria. ¿Por qué existen todavía en Cuba
restricciones sobre la emigración? ¿Por qué a un cubano que abandona el país
durante más de once meses se le considera como un emigrante definitivo que
pierde la mayor parte de los derechos reservados a los residentes permanentes?
RAQ: Uno de
los temas que estamos debatiendo actualmente al más alto nivel del Estado
concierne la cuestión migratoria. Vamos a proceder a una reforma migratoria
radical y profunda en los próximos meses con el fin de eliminar este tipo de
restricción.
Resulta
necesario recordar como preámbulo de esta problemática que la cuestión migratoria
ha sido uno de los temas más manipulados por la política de Estados Unidos.
Siempre se ha usado como un arma de desestabilización contra Cuba desde 1959 y
como un elemento de distorsión de la realidad cubana. Le recuerdo que la ley de
Ajuste Cubano que el Congreso de Estados Unidos aprobó en 1966 aún está
vigente. Estipula que todo cubano que abandona legal o ilegalmente el país,
pacífica o violentamente, consigue automáticamente al cabo de un año el estatus
de residente permanente. Usted admitirá que se trata aquí de un formidable
factor de incitación a la emigración legal pero sobre todo ilegal. Pues al
mismo tiempo Estados Unidos limita a 30.000 el número de cubanos que pueden
emigrar cada año. La lógica quisiera que la representación diplomática de
Estados Unidos en La Habana otorgara una visa a todo candidato a la emigración
en virtud de la ley de Ajuste Cubano. Ahora bien no es el caso.
SL: ¿Con qué
objetivo, según usted?
RAQ: Con el
objetivo de favorecer la emigración ilegal e instrumentalizar este fenómeno
montando una campaña mediática sobre los pobres cubanos que tratan de abandonar
el país a todo precio. El único país del mundo que se beneficia de una ley de
Ajuste por parte de Estados Unidos es Cuba. Por eso no hay ningún cubano en
situación ilegal en el territorio americano pues automáticamente a todos se les
regulariza. De un lado Estados Unidos vota leyes que criminaliza a todos los
inmigrantes de todos los países del mundo y del otro acogen a los cubanos con
los brazos abiertos.
SL: ¿Cuáles
son las demás razones que explican el control migratorio?
RAQ:
Conviene recordar también que nuestro país ha sido víctima de una larga campaña
de terrorismo desde 1959 hasta 1997, organizada por Estados Unidos. Una parte
de la emigración cubana es responsable de miles de atentados terroristas contra
nuestra nación, los cuales costaron la vida a 3.478 personas, a las cuales hay
que agregar otras 2.099 víctimas con lesiones permanentes. El terrorista y
antiguo agente de la CIA Luis Posada Carriles, autor de más de un centenar de
asesinatos de los cuales no deja de vanagloriarse públicamente, todavía está
protegido en Estados Unidos que se niega a juzgarlo o a extraditarlo. Vive
tranquilamente en Miami. Es una realidad que los medios occidentales, no obstante
tan prolijos cuando se trata de Cuba, prefiere ignorar.
SL: Pero las
cosas son diferentes en la actualidad.
RAQ:
Efectivamente, las cosas han cambiado mucho. Ahora, la comunidad cubana en el
exterior constituye el segundo grupo de personas en orden de importancia que
viaja a Cuba anualmente. Cerca de medio millón de cubanos instalados fuera de
nuestras fronteras nos visitan cada año. La inmensa mayoría de la emigración
cubana tiene una relación normal con su patria de origen.
Hace
cincuenta años no era el caso. La mayoría se componía de exilados y entre ellos
se encontraban los que habían saqueado el Tesoro Público. Entre ellos también
se encontraban los invasores de Playa Girón (Bahía de Cochinos), los que
entraban clandestinamente, ponían bombas y asesinaban a los jóvenes profesores
de la campaña de alfabetización. Como usted puede imaginarlo, las cosas eran
distintas.
Desde
entonces, otros cubanos emigraron a Estados Unidos y no presentan el mismo
perfil que el exilio histórico. Se trata ahora de una emigración económica cuyo
interés fundamental es mantener un vínculo pacífico con su país de origen.
Tienen familia, amigos y desean ante todo estabilidad.
Esta nueva
realidad nos lleva a una reforma sustancial de nuestra política migratoria. Se
deben cambiar algunas reglas y eliminar otras.
Existe
también otra explicación a esas restricciones: la necesidad de proteger nuestro
capital humano. La formación de médicos, técnicos, profesores, etc., cuesta muy
caro al Estado cubano y Estados Unidos lo hace todo para privarnos de estas
riquezas humanas. En 1959, el 50% de los médicos cubanos –3.000– se exiliaron a
Estado Unidos donde se les ofrecían mejores condiciones de vida. Existe desde
2006 una política que adoptó la administración Bush titulada The Cuban Medical
Program, destinada a privar a la nación cubana de sus médicos incitándoles a
emigrar a Estados Unidos. Este programa todavía está vigente incluso bajo la
administración Obama. Tenemos el deber de proteger nuestro capital humano.
Las
relaciones con Estados Unidos
SL:
Abordemos ahora la relación con Estados Unidos. ¿Cuáles son, desde un punto de
vista cubano, las diferencias entre la administración Obama y la precedente
administración Bush?
RAQ: La
diferencia más notable concierne el estilo, el lenguaje. Obama es un hombre más
sofisticado, más culto que Bush. No es un gran elogio de parte mía ya que se
puede decir lo mismo de casi todo el mundo. No resulta muy difícil ser más
inteligente que George W. Bush. Si concedemos un cambio formal con respecto a
la precedente administración, no es el caso en cuanto a la sustancia. Recuerdo
siempre esta famosa canción Killing me softly with your words. Pues el objetivo
de destruir la Revolución Cubano, de subvertir el orden establecido, de dominar
a Cuba como en el pasado, sigue siendo el mismo, con palabras menos agresivas
no obstante, con un enfoque más suave.
SL: Más allá
del estilo, hubo algunos cambios ¿no?
RAQ: La
administración Obama se distinguió fundamentalmente en un aspecto que concierne
a la comunidad cubanoamericana. Durante su campaña presidencial, Barack Obama
viajó a Miami y prometió eliminar las restricciones drásticas que había
impuesto la administración Bush sobre los viajes de los cubanos que vivían en
Estados Unidos. Entre 2004 y 2009, los cubanos de Estados Unidos sólo podían
viajar a la isla 14 días cada tres años, en el mejor de los casos. Para ello
debían tener un miembro de su familia en la isla con primer grado de
consanguinidad, es decir, abuelos, padres, hermanos, cónyuges e hijos. El
cubano que sólo tenía una tía en la isla, por ejemplo, no estaba autorizado a
viajar, ni siquiera una vez cada tres años. Las transferencias de dinero
también se restringían a 1.200 dólares al año. Obama cumplió su promesa y
eliminó esas restricciones. Eso representa algo importante para los cubanos del
exterior y para los cubanos de la isla pues se preservan los vínculos familiares.
SL: Entonces
sobre este punto Obama se distinguió de su predecesor.
RAQ:
Efectivamente. Hasta Obama, la costumbre de los candidatos a la presidencia,
cuando viajaban a Miami, era prometer acciones más duras, más enérgicas contra
el “régimen castrista”, para satisfacer los intereses de los grandes potentados
que controlan la industria del anticastrismo. Al contrario, Obama, consiguió el
apoyo de la emigración cubana y tuvo la buena inspiración de insistir en lo que
más interesaba a la inmensa mayoría de los cubanos de la Florida: la
posibilidad de viajar libremente a Cuba. Obama acertó pues ganó la investidura
demócrata, ganó la mayoría en Miami y en la Florida y salió victorioso de la
elección presidencial.
SL: ¿Acaso
la victoria de Obama en la Florida, bastión tradicional de la derecha
republicana, no marcaría un cambio notable a nivel de la composición de la
comunidad cubana?
RAQ: Es
efectivamente el caso pues la nueva comunidad que representa a la inmensa
mayoría de los cubanos de la Florida tiene una actitud diferente de la de la
antigua generación nostálgica del antiguo régimen, del exilio duro como se le
denomina. Esta franja extremista dispone de la ciudadanía americana y participa
en la vida política del país votando, mientras que la nueva generación de
emigrados, para una gran parte de ella, no dispone de la ciudadanía americana y
no desempeña un papel activo en la vida política de la nación. A pesar de ello,
la posición de Obama fue mayoritaria entre los cubanos con la posibilidad de voto.
Por otra parte, los cubanos que no votan también tienen una influencia. Pueden
ejercer una presión. En una palabra, deben ser tomados en cuenta. Obama, una
vez electo puso término a las restricciones.
SL: ¿Qué balance
hace usted del primer mandato de Obama respecto a Cuba?
RAQ: Creo
que se trata de un balance que comparte una mayoría de los ciudadanos
estadounidenses. El término más justo para caracterizar este sentimiento
general sería “frustración”, pues no se ha ubicado a la altura de las
expectativas que ha suscitado su retórica de cambio. Le concedemos no obstante,
repito, un enfoque estilístico diferente, más elegante.
En cambio
debo decirle que la administración Obama ha sido mucho más consistente en la
imposición de multas y sanciones a las empresas extranjeras que violan el marco
de las sanciones contra Cuba y que realizan transacciones comerciales con
nosotros.
SL: Entonces
las sanciones se aplican también a las empresas extranjeras.
RAQ:
Conviene recordar que las sanciones económicas disponen de un carácter
extraterritorial, es decir que se aplican también a las demás naciones, y ello
en violación del Derecho Internacional que prohíbe todo tipo de aplicación
extraterritorial de las leyes. Por ejemplo, la ley francesa no se aplica en
España, pues la ley francesa respeta el Derecho Internacional. No obstante, la
ley estadounidense sobre las sanciones contra Cuba se aplica en todo el mundo.
Varios
bancos fueron sancionados con multas de varios millones de dólares, más de 100
millones de dólares para uno de ellos, por realizar transacciones comerciales
en dólares y abrir cuentas a empresas cubanas en dólares.
SL:
Entonces, por un lado se aliviaron algunas restricciones y por el otro las
sanciones contra los violadores de las reglas del embargo se aplican de modo
más sistemático.
RAQ:
Correcto. Conviene precisar que las relaciones bilaterales bajo Obama no han
alcanzado el nivel que existía bajo la administración Carter. Se acercan a lo
que existía bajo Clinton.
SL: ¿Cómo
era la situación bajo Carter?
RAQ: Carter
había puesto fin a las restricciones existentes y había iniciado un proceso de
normalización de las relaciones. Se abrieron representaciones diplomáticas,
secciones de intereses, en La Habana y en Washington. No sólo los cubanos
podían viajar sin restricciones, sino también los americanos. Fue el único
periodo en que los turistas americanos podían viajar libremente. Hoy día pueden
viajar por todo el mundo, a China, a Vietnam, a Corea del Norte, pero no a
Cuba.
Obama ni
siquiera ha restablecido este nivel de relaciones mientras que numerosos
sectores en Estados Unidos lo exigen, sea el mundo de los negocios, la opinión
pública, más de cien miembros del Congreso, etc.
SL: ¿Está
dispuesta Cuba a normalizar las relaciones con Estados Unidos?
RAQ: Desde
luego. La verdadera cuestión consiste en definir lo que entendemos por
normalización de las relaciones. Si nos referimos a la legalidad internacional,
Cuba está totalmente dispuesta a normalizar sus relaciones, con tal que Estados
Unidos nos reconozca y nos trate sobre una base de igualdad, desde un punto de
vista jurídico, como es el caso con todos los demás países del mundo. Le
recuerdo que la igualdad soberana entre los Estados es la norma desde el
Congreso de Westfalia en 1648. Se trata entonces del respeto de la soberanía y
de la independencia. Sobre estas bases, Cuba aspira por supuesto a la
normalización de las relaciones con Estados Unidos, lo que es uno de los
objetivos históricos de la nación cubana.
Para ello
hace falta que Estados Unidos acepte una realidad concreta. Cuba es una entidad
separada, independiente y libre que no le pertenece. Le señalo que en el
continente americano el único país que no tiene relaciones con nosotros es
Estados Unidos.
SL: Según la
administración Obama, las relaciones con Cuba no son posibles por la falta de
democracia y las violaciones de los derechos humanos.
RAQ: Forma
efectivamente parte de la retórica hipócrita del gobierno de Estados Unidos. Si
Estados Unidos aplicara estos criterios de modo universal, no tendría
relaciones con unos cuantos países.
Sufriría
también un grave problema psiquiátrico, pues no podría tener relaciones consigo
mismo. Tendría que romper las relaciones con la ciudad de Nueva York donde la
policía reprimió brutalmente las manifestaciones pacíficas. También tendría que
poner término a sus relaciones con las autoridades californianas culpables de
exacciones de una violencia inaudita contra manifestantes, los indignados, como
se les llama.
Es como si
Cuba declarase que rompía sus relaciones con todos los países que no brindaran
un acceso universal y gratuito a la salud, a la educación, a la cultura, al
deporte, al ocio, etc. No exigimos de Estados Unidos que cambie su sistema para
normalizar nuestras relaciones. Desde luego querríamos que todos los ciudadanos
americanos tuvieran un acceso universal y gratuito a la salud, a la educación,
que las minorías no fueran víctimas de segregación racial y social. Pero, de
ningún modo, impondríamos eso como condición previa a la normalización de las relaciones
bilaterales, pues respetamos el principio de soberanía. Estados Unidos no
pertenece a Cuba, y por eso no tenemos por qué dar nuestra opinión o imponer
nuestro punto de vista. Cuba no puede dictar normas de conducto a un Estado
extranjero.
Entonces
toda la retórica de Obama y de sus predecesores no es más que el reflejo de una
vieja tendencia histórica que se remonta a principios del siglo XIX y a Tomás
Jefferson, que consideraba a Cuba como un apéndice natural de la Unión
americana. Estados Unidos se sentía investido de una misión divina que le
permitía dictar su ley a otras naciones. Pero, como usted entenderá, no
aceptamos este principio y jamás lo aceptaremos.
El caso Alan
Gross
SL:
Abordemos ahora el caso Alan Gross que constituye, según Estados Unidos, un
obstáculo a la apertura de un diálogo con Cuba. ¿Cómo se justifica la condena
de Alan Gross a quince años de cárcel, mientras que, según Washington, sólo
estaba en Cuba para ayudar a la comunidad judía de La Habana a conseguir acceso
a Internet?
RAQ: Desde
luego eso no es cierto. La comunidad judía cubana, que tiene todo nuestro
respeto, se pronunció sobre el tema y rechazó con firmeza todo vínculo con las
actividades de Gross. La comunidad judía no necesitaba los servicios de Gross
pues tiene acceso a las nuevas tecnologías sin problema ninguno. Por otra
parte, las relaciones entre la comunidad judía y el gobierno cubano son
excelentes y por consiguiente nunca se prestaría a las maniobras subversivas de
Estados Unidos. Dispone también de estrechos vínculos con las comunidades
judías de todo el mundo, y particularmente con las de Estados Unidos, quienes
le proporcionan todo lo que necesita y que viajan regularmente a Cuba. Todo
ello se realiza con la plena cooperación del gobierno cubano. Así, la
afirmación de Washington carece de fundamento.
SL: ¿De qué
se le acusó?
RAQ: El
propio Gross se quejó de ser víctima de la política estadounidense. Viajó a
Cuba para elaborar el programa de subversión interna creado por Estados Unidos
que consiste en distribuir material altamente sofisticado, como teléfonos
celulares, a algunos grupos vinculados al gobierno de Estados Unidos, cuyo fin
–que Washington reconoce públicamente– es el cambio de régimen. Su presencia
tenía una finalidad subversiva, lo que constituye un grave delito en Cuba, pero
también en Estados Unidos o en Francia.
SL: ¿Fue
juzgado por esos hechos?
RAQ: Fue
sometido a un juicio en el cual se benefició de todas las garantías posibles.
Él mismo reconoció haberse beneficiado de un juicio justo. Su abogado americano
también reconoció que el juicio se desarrolló en buenas condiciones. Sus
condiciones de detención le permiten entrar en contacto con la diplomacia
americana en Cuba cada vez que lo desea. Cada vez que su mujer solicita una
visa para verlo, se la concedemos. También Gross se ha entrevistado
regularmente con las personalidades americanas que visitan Cuba, incluso los
dirigentes religiosos. La última vez fue el rabino de su comunidad David
Shneyer, quien describió las condiciones de su visita. No lo encontró en una
prisión de alta seguridad, como afirman los medios de Estados Unidos, sino en
un hospital militar, debido a sus problemas de salud. Se le trata con
humanidad, con un respeto total a su integridad, en virtud de las leyes
cubanas.
Cuba responde a los desafíos del siglo 21, (Parte I)
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