José Manzaneda, coordinador de Cubainformación.- El
día 17 de enero pasado, un derrumbe en un edificio de La Habana (Cuba) provocaba
cuatro muertos (1). Unos días más tarde, el 25 de enero, 17 personas fallecían
en el desplome de tres edificios contiguos en Río de Janeiro (Brasil) (2). El
tratamiento informativo que han dado los grandes medios de comunicación a cada
uno de estos sucesos, sin embargo, no puede ser más diferenciado.
En la
información sobre el accidente de La Habana, todas las notas de grandes agencias
y noticias de televisión y prensa hacían una extrapolación del suceso a la
situación general de la vivienda en la Isla. La nota de la agencia española EFE,
por ejemplo, reproducida a su vez por decenas de periódicos, menciona que “la
escasez y degradación de las viviendas es uno de los principales problemas
sociales y económicos en Cuba” (3). Nadie puede negar la gravedad del problema
de la vivienda en este país, ni la pertinencia de mencionarlo en la noticia (4).
Pero no deja de ser curioso que la agencia solo considere oportuno hacerlo en la
información sobre Cuba, y no en la referente a Brasil. En el cable de EFE sobre
el derrumbe en Río de Janeiro que, recordemos, causó cuatro veces más fallecidos
que el de La Habana, no se menciona ni una sola vez el grave problema de
vivienda en el rico en recuros país sudamericano, o la mala calidad constructiva
de muchos de sus edificios, producto de la ambición empresarial propia del
sistema capitalista (5).
Por otro lado, si los medios consideran adecuado
mencionar la situación general de la vivienda en Cuba, no se entiende que
ninguno de los grandes medios mencione, ni una sola vez, el bloqueo económico,
financiero y comercial que sufre este país, y que es una de las causas
principales de su escasez de materiales constructivos (6).
Para las noticias sobre el suceso ocurrido en Río de
Janeiro, agencias y resto de grandes medios internacionales reproducían, en su
inmensa mayoría, información y
opiniones de fuentes oficiales del país: la Defensa Civil regional, el alcalde
de Río de Janeiro, el Departamento de Bienestar Social y los portavoces del
Cuerpo de Bomberos (7). Las principales agencias no incluían ni una sola opinión
o información de fuentes no oficiales. En las de Cuba, sin embargo, en su gran
mayoría, se reproducía el relato, cargado de ataques directos al Gobierno de la
Isla, de representantes de la llamada “disidencia” cubana y sus órganos de
prensa (8). La cadena norteamericana de televisión CNN, por ejemplo, sostenía
una conversación telefónica de casi 10 minutos con Yoani Sánchez, bloguera con
probadas conexiones con el Gobierno de EEUU, que narraba el triste suceso en su
habitual tono demagógico y apocalíptico (9).
Podemos realizar este ejercicio de análisis del doble
rasero informativo de los medios casi a diario, en torno a cuaquier temática
(10). Porque para las empresas que seleccionan y modulan la información que
llega al gran público la vida de las personas tiene un valor diferente según
encajen o no en el consenso ideológico legitimador del sistema y, por tanto,
según el país en el que vivan o mueran.
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