Jose María Vitier, hijo de Fina y de Cintio, saluda a la Reina. Foto Efe |
La Reina presidió el acto de entrega del galardón que lleva su nombre, excepcionalmente celebrado en el Paraninfo de la Universidad salmantina y no en el Palacio Real, en atención al vigésimo aniversario de un galardón que esta vez ha recaído en una creadora “que sirve a la belleza eterna”, según recordó su nieto, José Adrián Vitier, encargado de recoger el premio.
Y es que el galardón llevó hasta la capital salmantina a la Reina que le da nombre, pero no a la premiada, que por motivos de salud se quedó en la isla, aunque trasladó un pedacito de La Habana hasta el Paraninfo a través de unas emotivas palabras proyectadas en vídeo.
García Marruz destacó que recibe el premio «no como algo personal», sino como uno de los nombres propios de una generación especialmente activa en las letras cubanas. La formada por su marido, Cintio Vitier, o Julián Orbón, Eliseo Diego, Octavio Smith o Gastón Baquero. Ellos salpicaron de vitalidad las páginas de ‘Orígenes’, la mítica revista tan vinculada a María Zambrano, a cuya memoria también dedicó el premio en sus palabras grabadas Fina García Marruz.
«Venía de la Guerra Civil, de la tragedia y nos trajo luz», recordó la poeta, que aseguró que «otra hubiera sido nuestra vida y nuestra palabra», sin el conocimiento que María Zambrano deparó a aquella generación de Juan Ramón Jiménez, Federico García Lorca o Rafael Alberti.
García Marruz también señaló en un discurso «profundamente emocionado» el «tesoro» del vínculo cultural entre España y Cuba a través del idioma. Un español austero y sencillo con el que regaló al Paraninfo uno de sus versos más célebres «si los poemas todos se perdiesen / el fuego seguiría nombrándolos sin fin / limpios de toda escoria, y la eterna poesía / volvería bramando, otra vez, con las albas».
Era la segunda vez en las dos décadas de historia del Premio Reina Sofía que conceden la Universidad de Salamanca y Patrimonio Nacional que la ceremonia se llevaba a cabo en la institución académica, tras la de la capitalidad Cultural Europea en el 2002. Una ocasión que el rector, Daniel Hernández Ruipérez destacó como «la ocasión más especial».
El rector defendió en su discurso el valor «mágico» de la palabra representada en la obra poética de García Marruz, de la que destacó su fuerte carga social. «En estos tiempos, en que a cada paso hablamos de crisis, su obra reivindica que la pobreza no necesariamente ha de vivirse como privación y que ciertas carencias pueden significar libertad», señaló Ruipérez.
El rector insistió en que «frente a la sociedad de la abundancia, Fina García hace una apología casi franciscana de la austeridad, no siempre el exceso es lo más recomendable, a veces en la vida también es cierto que menos es más», subrayó.
Ritmos de habaneras
Una ocasión que llevó ritmos de habaneras hasta el histórico Paraninfo y que permitió descubrir a los asistentes que «bella es toda partida. Momentos como los que estamos viviendo son propicios para detenerse a recapacitar hacia dónde queremos ir como sociedad y establecer las correspondientes prioridades. Y espero que la poesía de Fina García Marruz nos ayude a comprender que dejar de lado ciertas cosas no es una pérdida sino, más bien, un beneficio», ha subrayado el rector de la USAL.
Por su parte, el presidente del Consejo de Administración de Patrimonio Nacional, Nicolás Martínez-Fresno, ha subrayado en su intervención las claves de la poesía de Gacía Marruz, y ha destacado la presencia de un lenguaje «accesible a todos. Recurre a la mirada, a lo individual, para descubrir la esencia profunda de las cosas».
Por su parte, el nieto de la galardonada, que ha sido el encargado de recoger el galardón, José Adrián Vitier Rodríguez, ha utilizado palabras de su familiar para agradecer a los miembros del jurado tal condecoración y ha dicho que «un premio a la poesía es un premio a la esperanza». [El Norte de Castilla/Cubadebate]
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