Norelys Morales Aguilera.- Aún cuando dispone de recursos políticos, económicos, mediáticos y financieros la llamada disidencia cubana, carece del apoyo popular que les exigen sus pagadores. Y, no porque no lo hayan intentado.
Jonathan D. Farrar, jefe de la SINA en La Habana, en memorándum confidencial del 15 de abril de 2008 titulado “Estados Unidos y el papel de la oposición en Cuba” dirigido al Departamento de Estado, reconoció muy a su pesar seguramente, que el rol de la disidencia, es “nulo” pues “los grupos de opositores se hallan dominados por individuos con fuertes egos que no trabajan juntos”.
Obviamente esa sede diplomática busca que hagan algo, a toda costa y a todo costo. El reciente destape de varios cubanos que han puesto en evidencia a los servicios de inteligencia norteamericanos, a la Oficina de Intereses en La Habana y el mercenarismo practicado por esos grupos más mediáticos que reales, los ha tenido descolocados en los últimos meses.
Cuando los disidentes, también más mercenarios que disidentes, creyeron que podrían ofrecer a sus financistas un buen suceso, la porfiada realidad ha puesto en ridículo a los corresponsales en La Habana, diseñados para aceptar la versión de los “opositores” y desatar las campañas mediáticas en las que no reparan los medios corporativos, en un ejercicio de propaganda fascista en tiempos de la web 2.0.
Este domingo 8 de mayo la casualidad les deparó poder armar una nueva maniobra engañosa donde quedó probado que para mentir no hay “vieja disidencia” ni “nueva disidencia”, de Martha Beatriz Roque Cabello y Elizardo Sánchez a Yoani Sánchez y Guillermo Fariñas. No se separaron ni por el ancho de un pelo en el empleo de la mentira.
Martha Beatriz Roque Cabello desde La Habana anunciaba “al mundo” el supuesto asesinato de Juan Wilfredo Soto García (Wilfredo, el estudiante le decían), por dichos, y yo me dirigía al Hospital Arnaldo Milián de Santa Clara. Me entrevisté con el Dr. Rubén Aneiro Medina, enfermeras, y acompañantes de pacientes en la Sala. Informé de la causa de muerte, que confirmó la Nota del Gobierno Revolucionario, este lunes. Afirmé en por mi cuenta de Twitter que @marthabroque mentía.
También Yoani Sánchez, Guillermo Fariñas y otros a una voz mentían. No imaginé que profesionales del periodismo como algunos corresponsales en La Habana dirían casi sin excepción que una golpiza había ocasionado la muerte de Wilfredo, aceptando a la versión de los mentirosos profesionales.
Ayer lunes 9 de mayo entrevisté a varios familiares del fallecido, autoridades, médicos, enfermeras y a personas que conversaron y hasta sirvieron una merienda con alto contenido calórico a un hombre supuestamente sometido a una golpiza, que departió con parroquianos en la cafetería de los bajos del Hotel Santa Clara Libre, en dicha ciudad.
No es una hipótesis, ni ideología: los hechos prueban que no hubo golpiza y que ninguno de los que se presenta como amigo del guerrero de pacotilla intentó jamás convencerle de que atendiera sus dolencias o que al menos regulara su dieta. Hacen falta muertos útiles contra Cuba.
Repugna en este suceso el acoso al que un grupito de menos de 20 personas ha sometido a una familia, sin discriminar parentesco ni edades. Con tal de que su versión se imponga han asumido actitudes francamente fascistoides.
Guillermo Fariñas y sus compinches en Santa Clara, han sido vistos practicando el hostigamiento a la familia de Soto García, afirman que fue asesinado, sin más. Esa fue la tónica durante el sepelio, llegando incluso a presionar a los allegados para que exigieran revisar el cadáver en el ataud, los mismos que le habían vestido y revisado. Estos se negaron.
Yoani Sánchez, quien no estuvo en sepelio, pero fue amplificada por el Corresponsal de El Mundo en La Habana, entre otros, twiteó: "La situación en el cementerio de Santa Clara es muy tensa. Opositores quieren cargar el ataúd, la policía no los quiere dejar".
En el colmo de la desfachatez y burda manipulación el club contrarrevolucionario de la mentira multiplicó el mensaje de Sánchez: "JWS (Juan Wilfredo Soto) fue golpeado por varios policías con tonfas sobre su espalda. Era un hombre enfermo del corazón".
Aterra pensar que el gobierno de Estados Unidos quiera imponer a Cuba una “democracia”, diseñada por ellos con la complicidad de unos desalmados.
Advertencia: si usted disiente de los disidentes será agredido con furia en la red.
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