La Estrategia del Council on Foreign Relations (CFR) para "Democratizar" el Mundo Árabe

"El objetivo de Estados Unidos en Medio Oriente debe ser fomentar la evolución democrática, no la revolución." Informe CFR 2005

El Council on Foreign Relations (CFR) es el principal think tank de política exterior en Estados Unidos, y es una de las instituciones centrales para la socialización de las élites estadounidenses de todos los principales sectores de la sociedad (medios, banca, mundo académico, inteligencia militar, diplomacia, corporaciones, ONGs, sociedad civil, etc.), donde trabajan juntas para construir un consenso sobre cuestiones importantes relacionadas con los intereses imperiales norteamericanos en todo el mundo. Como tal, el CFR a menudo establece la estrategia para la política estadounidense, y ejerce una enorme influencia en los círculos políticos, donde los jugadores claves a menudo y casi siempre proceden de las filas del mismo CFR.

En 2005, el CFR publicó un Informe del Grupo sobre una nueva estrategia estadounidense para el mundo árabe, titulado "In Support of Arab Democracy: Why and How." El Grupo de Trabajo fue co-presidido por Madeleine Albright y Vin Weber. Albright fue embajadora de Estados Unidos ante Naciones Unidas durante el primer período de administración del Presidente Bill Clinton, y fue Secretaria de Estado de Estados Unidos durante su segundo mandato. Como tal, jugó un papel crucial en los preparativos y la respuesta al desmantelamiento de Yugoslavia y el genocidio de Ruanda y la posterior guerra civil y genocidio en la República Democrática del Congo, y también supervisó las sanciones que la ONU impuso a Irak. En una entrevista en 1996 con 60 Minutos, cuando se le preguntó acerca de las sanciones que provocaron la muerte de más de 500.000 niños iraquíes menores de cinco años, Albright respondió: "pensamos que el precio vale la pena."

Albright tuvo su comienzo en la Universidad de Columbia, donde estudió con Zbigniew Brzezinski, el profesor que supervisó su tesis. Brzezinski, miembro del Council on Foreign Relations, co-fundó la Comisión Trilateral con el banquero David Rockefeller en 1973. Cuando Jimmy Carter se convirtió en presidente en 1977, trajo consigo más de dos docenas de miembros de la Comisión Trilateral a su administración, incluido él mismo, pero también a Brzezinski como su Asesor de Seguridad Nacional. Brzezinski le ofreció a Madeleine Albright un trabajo en el Consejo de Seguridad Nacional . Brzezinski también tenía a varios otros funcionarios clave en su personal del Consejo, incluyendo a Samuel Huntington y Robert Gates, que más tarde se convirtió en el Asesor de Seguridad Nacional Adjunto, Director de la CIA, y hoy es el Secretario de Defensa en la Administración Obama.

Como escribió David Rothkopf, ex miembro del personal del Consejo de Seguridad Nacional, en su libro sobre la historia del Consejo de Seguridad Nacional, "los miembros del personal del Consejo de Seguridad Nacional de Brzezinski son, hasta el día de hoy, muy fieles a su antiguo jefe." Hoy en día, Albright, es miembro del consejo de directores del Council on Foreign Relations, la Junta de Síndicos del Aspen Institute, y también preside el National Democratic Institute for International Affairs, una organización dedicada a la promoción y financiación de "democracia" apoyada por Estados Unidos, en todo el mundo. Recientemente, presidió un comité de la OTAN que desarrolló los nuevos "conceptos estratégicos" de la OTAN para la próxima década.

El otro copresidente del informe del Grupo de Trabajo del CFR sobre democracia árabe es Vin Weber, ex congresista estadounidense, que ha servido en la junta directiva del CFR, y es también miembro de la junta directiva del National Endowment for Democracy (NED), la principal organización estadounidense dedicada al "cambio de régimen democrático" en todo el mundo, promoviendo los intereses estratégicos estadounidenses. Otros miembros del Informe de Grupo incluyen a personas con afiliaciones pasadas o presentes a Human Rights Watch, el First National Bank de Chicago, Occidental Petroleum, la Carnegie Endowment for International Peace, el Banco Mundial, el National Democratic Institute for International Affairs (NDI), la Brookings Institution, la Hoover Institution, National Endowment for Democracy, el Departamento de Estado, el Consejo de Seguridad Nacional, el Consejo Nacional de Inteligencia, Goldman Sachs Group, el American Enterprise Institute, AOL Time Warner, y el FMI.

Es muy claro que este es un grupo muy influyente y activo de individuos e intereses que propone una nueva estrategia para Estados Unidos en el mundo árabe, lo que hace que sus recomendaciones no sean simplemente "asesoramiento" político, sino parte integral de la formulación y aplicación de políticas. ¿Y qué tenía que decir el informe del CFR sobre la democracia en el mundo árabe?

El informe señaló que, "Washington tiene la oportunidad de ayudar a formar un Medio Oriente más democrático. Mientras que el énfasis en la estabilidad una vez fue el sello distintivo de la política estadounidense en Medio Oriente, democracia y libertad se han convertido en una prioridad." El informe plantea dos preguntas centrales a explorar:
En primer lugar, ¿una política de promoción democrática en Medio Oriente servirá a los intereses y objetivos de política exterior estadounidenses? En segundo lugar, en caso ser afirmativo, ¿cómo Estados Unidos debe implementar esta política, teniendo en cuenta la amplia gama de sus intereses?
La respuesta a la primera pregunta era inevitable; "sí," promover la democracia sirve a los intereses y objetivos de política exterior estadounidense en Medio Oriente. El informe explicó que, "Aunque la democracia implica ciertos riesgos inherentes, la negación de la libertad lleva a peligros mucho más importantes a largo plazo. Si los ciudadanos árabes son capaces de expresar sus quejas libremente y en paz, serán menos propensos a recurrir a medidas más extremas." [6] Sin embargo, el informe del CFR fue muy cauteloso sobre el proceso de cambio democrático, y reconoció el potencial de inestabilidad y problemas que podría suponer para los intereses estadounidenses:
[L]os Estados Unidos deben promover el desarrollo de instituciones y prácticas democráticas a largo plazo, teniendo en cuenta que la democracia no puede imponerse desde el exterior y que, un traumático cambio repentino no es ni necesario ni deseable. El objetivo de Estados Unidos en Medio Oriente debe ser fomentar la evolución democrática, no la revolución.
Además, reconoció que la promoción de la democracia en Medio Oriente "requiere una estrategia país por país" lo que significa que no puede ser una estrategia de "talla única para todos", haciendo finalmente que el proceso sea aún más complicado y potencialmente inestable. El proceso es un delicado acto de equilibrio, donde el informe señala que si la promoción estadounidense de la democracia es muy "superficial" podría "dañar más las relaciones entre Estados Unidos y las poblaciones árabes", o, si Estados Unidos impulsa una reforma demasiado dura y demasiado rápida, "aquello podría generar inestabilidad y socavar los intereses estadounidenses".

Así, explicó el informe, están a favor de "una visión hacia el cambio evolutivo, no revolucionario. Los peligros que acompañan a los cambios rápidos aún estarán presentes, pero también estará la oportunidad de crear cimientos nuevos y más equilibrados para la estabilidad árabe, y una base más profunda y más fuerte de amistad entre estadounidenses y árabes." En el lenguaje diplomático estadounidense, "amistad" debe leerse como "dependencia"; por lo tanto, entendemos que esta estrategia tiene por objeto establecer la promoción de una dependencia más segura entre estadounidenses y árabes.

El informe, sin embargo, reconoció profundas divisiones dentro de los círculos de la política estadounidense respecto a la promoción de la democracia en el Medio Oriente, con varios viéndola potencialmente como demasiado arriesgada, por temor a que "pueda poner en peligro los intereses estadounidenses", o que "podría conducir a conflictos étnicos o a la aparición de gobiernos islámicos en oposición a Estados Unidos y Occidente en general". Además, "si Washington presiona demasiado a los líderes árabes respecto a las reformas, lo que contribuirá al colapso de los gobiernos árabes amigables, esto probablemente tendría un efecto perjudicial sobre la estabilidad regional y las operaciones de paz y lucha contra el terrorismo". También existe el riesgo de que con Estados Unidos promoviendo activamente el cambio democrático dentro de la sociedad civil y los grupos de oposición árabes, esto podría dañar "la credibilidad de los grupos locales que promueven la reforma democrática", o, alternativamente, "Los líderes árabes podrían afirmarse los talones y oponerse activamente a las políticas estadounidenses en la región en general."

El último escenario podría ser denominado la "Opción Saddam", refiriéndose, por supuesto, al alguna vez estrecho aliado y repentino nuevo enemigo de Estados Unidos, Saddam Hussein, quien fue armado y apoyado por Estados Unidos. Pero una vez que comenzó a llegar a ser demasiado autónomo del poder estadounidense, Estados Unidos se volcó hacia él y lo tildaron de "nuevo Hitler". El caso de Saddam Hussein también ilustra que cuando un dictador "se afirma los talones", a menudo puede tomar bastante tiempo deshacerse de él.

Así que, aunque claramente existe una serie de consecuencias potencialmente desastrosas para los intereses estadounidenses al promover la democracia en el mundo árabe, el CFR dejó clara su posición:
Mientras las transiciones a la democracia pueden conducir a la inestabilidad en el corto plazo, el Grupo de Trabajo considera que una política orientada a mantener el status quo autoritario en el Medio Oriente plantea mayores riesgos para los intereses y objetivos de política exterior estadounidenses... Si a los árabes se les permite participar libremente y en paz en el proceso político, serán menos propensos a recurrir a medidas radicales. Si ellos entienden que Estados Unidos apoya el ejercicio de la libertad, serán menos propensos a mantener actitudes hostiles hacia Estados Unidos... La abrumadora evidencia empírica indica claramente que el mejor tipo de estabilidad es la estabilidad democrática.
Un aspecto fundamental por el cual el informe del CFR abogó por la aplicación de la "democratización" del mundo árabe fue a través de la Middle East Partnership Initiative (MEPI), establecida en 2002 por el gobierno de Bush "con el expreso propósito de coordinar y gestionar la agenda de reforma del gobierno estadounidense en las áreas de economía, política, educación, y asuntos de la mujer". Gran parte de este trabajo ha sido realizado a través de la United States Agency for International Development (USAID), sin embargo, "mientras el trabajo de la USAID se centró hasta cierto punto en la creación de grupos de apoyo dentro los gobiernos árabes para el cambio, la razón de MEPI era trabajar con organizaciones no gubernamentales y grupos de sociedad civil locales e independientes, así como con los gobiernos."

Otra vía fue la Broader Middle East Initiative (también conocida como Asociación para el Progreso), que surgió de una cumbre del G8 en 2004, donde una de las prioridades principales era el "Foro para el Futuro", que estaba "destinado a fomentar la comunicación sobre cuestiones vinculadas a las reformas". Sostuvo sesiones que llevaron a activistas de la sociedad civil y líderes empresariales, haciendo hincapié en el desarrollo económico y el crecimiento del empleo. La Asociación para el Progreso también estableció el "Diálogo de Asistencia para la Democracia", que reúne a instituciones de desarrollo del Medio Oriente, fundaciones, instituciones financieras internacionales (el Banco Mundial y el FMI), "para coordinar el uso de los recursos para apoyar el cambio político y económico." En otras palabras, es un proceso mediante el cual Estados Unidos está tratando de asegurarse de que la "transición" democrática en el mundo árabe mantenga la hegemonía política y económica estadounidense y occidental. En efecto, un cambio de "estructura" sin un cambio de 'sustancia', donde la imagen del estado se altera, pero el poder y el propósito siguen siendo los mismos.

Sin embargo, se presentaron otros problemas para la estrategia de democratización por la falta de voluntad de las naciones europeas para que la apoyen o la tomen en serio. Como explicó el Informe de Grupo, "La reticencia europea socava la eficacia potencial de llevar a cabo la reforma". En el informe se explica la importancia de tener a Europa como un socio en el proyecto:
A pesar de una historia de dominación colonial europea, la percepción de Europa en el mundo árabe es mejor que la de Estados Unidos. En consecuencia, puede ser útil para la Unión Europea tomar iniciativa en la promoción de los derechos humanos en el mundo árabe.
El Grupo de Trabajo recomendó que sería mejor si la financiación para las organizaciones de la sociedad civil de los países árabes no procede directamente de instituciones del gobierno estadounidense, sino que sea canalizada a través de grupos estadounidenses de promoción democrática, como la National Endowment for Democracy (NED), ya que "muchas ONG del Medio Oriente son reacias a aceptar las transferencias directas de un brazo del gobierno estadounidenses, por temor a que ensucien a estas organizaciones frente a los ojos de sus electores." [15] En la conclusión, el informe señala que:
A pesar de que una política basada en el cambio político, económico y social en el mundo árabe puede presentar algunos riesgos a corto plazo para los intereses de Washington, estos riesgos valen la pena. Los beneficios a largo plazo de una sociedad más democrática y de desarrollo económico en Medio Oriente son mayores que los posibles retos que Washington podría enfrentar en un futuro próximo.
Debemos reconocer, sin embargo, que esta estrategia no tiene como objetivo promover la democracia por el bien de la democracia y la libertad, sino que trata de reconocer la realidad del "Despertar Político Global", y realizar esfuerzos para lidiar y manipular el "Despertar" de tal manera que sirva a los intereses estadounidenses. Por lo tanto, equivale a un escenario similar a decir: "¡Déjenlos comer pasteles!" Si el mundo árabe clama por democracia y libertad, démosle la versión norteamericana de la democracia y la libertad, por lo que Estados Unidos será capaz de socavar y cooptar los deseos y fuerzas de cambio cada vez mayores en la región. Como resultado - si tiene éxito - tendría el efecto de pacificar la resistencia a la hegemonía de Estados Unidos en la región, legitimando los nuevos gobiernos títeres como "democráticos" y "representativos" del pueblo, creando así un entorno más estable y seguro para los intereses estadounidenses. En resumen, se trata de una estrategia coordinada para enfrentar, manipular y pacificar la aparición del Despertar Político Global en el mundo árabe; un asalto contra el "Despertar Árabe".

En mi último ensayo sobre el tema, identifiqué estas protestas como un desarrollo orgánico, un grito de guerra por la libertad del mundo árabe que no debe ser desechados como una trama estadounidense para instalar nuevos regímenes. Sin embargo, la situación requiere un examen mucho más matizado y detallado, que no sea en el marco de un contexto de blanco o negro, sino más bien tratar de explicar las realidades, retos y oportunidades del "Despertar" y los "levantamientos".

Fragmento del artículo: La Represión Estratégica Estadounidense del "Despertar Árabe"

El Norte de África y el Despertar Político Global

Por Andrew Gavin Marshall,
investigador asociado de Centre for Research on Globalization (CRG). Es coeditor, con Michel Chossudovsky, del reciente libro "La Crisis Económica Global: La Gran Depresión del Siglo XXI", disponible en Globalresearch.ca. Está actualmente preparando un libro sobre el "Gobierno Global".

Original en: Global Research
Tomado de A las Puertas del Nuevo Orden Mundial

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