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“Están tirando huevos, piedras. Nos arrancaron la antena del televisor y han roto los cristales de las ventanas”, denunciaba, desde una vivienda en Guantánamo, Rogelio Tavío López para que alguien lo amplificara a los medios corporativos. Aseguraba además, que un niño había sido agredido.
El tono era dramático y desesperado: “La policía detuvo a un disidente y -añadía- ha utilizado spray lacrimógenos...”.
¿A quién le contaba Tabío López? Pues, a Osvaldo Payá Sardiñas, hombre con fachada de “demócrata y disidente”, mercenario de oficio vinculado al terrorismo, a Estados Unidos y a diplomáticos como James Cason.
Si tiene cuatro patas y maúlla, es gato.
De 46 años de edad y desocupado, Rogelio Tabío López, ha sido procesado por el delito de tráfico de drogas, ocasionar lesiones y desorden público.
La periodista Raisa Martín Lobo dio la versión de los hechos diferente a la de los mercenarios, con quienes no se escatima por manipular, no importa si en sus propias publicaciones o en los medios del capital internacional.
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