Goldberg-Fidel Castro: alguien se distrajo (ver video).

Norelys Morales Aguilera

Los que han ido por lana, puede que salgan trasquilados.

Jeffrey Goldberg, el corresponsal de The Atlantic insiste en que las declaraciones de Fidel no iban con doble sentido. "No sé cómo esta declaración, fielmente reproducida, como lo reconoció Fidel Castro, podría significar algo distinto de lo que significa". Pues, Goldberg, impactado, parece ser que se distrajo.

"Me divierte ver cómo se ha tomado literalmente", dijo Fidel Castro acerca de la polémica, y agregó que su respuesta quería decir "exactamente lo contrario" de lo que el periodista había interpretado sobre el modelo cubano.

De acuerdo con Goldberg, comían y conversaban, describe la escena con pinceladas que refieren a la experiencia previa del periodista. Es imposible saber hasta dónde es capaz de comprender al hombre que tiene delante.

Goldberg le pregunta si consideraba que el modelo cubano era algo digno de exportar, remedando la plena Guerra Fría.

Fidel responde: “El modelo cubano ya no funciona ni siquiera para nosotros”.

La desconcertante afirmación, tomada en sentido directo, Goldberg la reproduce como si hubiera tocado el Santo Grial, engolosinado, piensa en Emily Litella (This struck me as the mother of all Emily Litella moments) y, en vez de indagar con su entrevistado como se espera de un periodista con oficio, cuando menos descartar una ironía probable ante el calibre intelectual del personaje y su experiencia de vida, se dirige a Julia Sweig, la analista del Council on Foreign Relations. Algo falla en la mecánica deductiva de Goldberg.

No toma en cuenta la producción más reciente de Fidel: 333 Reflexiones referidas al asunto, las últimas 26 dedicadas a los problemas del medio ambiente y al inminente peligro de una conflagración nuclear, sin contar libros. Goldberg tal vez lo subestimó, lo obvia, sencillamente lo desconoce, como se hace en los medios corporativos. O, estaba preparado para ser el protagonista que le daría la Buena Nueva más espectacular que puediera concebirse en este mundo tan amenazado y carente.

Afirma que le pidió a Julia que interpretara y ella dijo: “Él no estaba rechazando las ideas de la Revolución. Lo he tomado como un reconocimiento de que bajo “el modelo cubano” el Estado tiene un rol demasiado grande en la vida económica del país.”

Si los medios corporativos hubieran reproducido simplemente la interpretación libre de Julia Sweig quizás se habría planteado un intercambio más interesante, pero en términos maniqueos y taxativos, no se podía esperar que Fidel Castro le diese largas al asunto.

Mi idea, como todo el mundo conoce, es que el sistema capitalista ya no sirve ni para Estados Unidos ni para el mundo”, dijo Fidel.

La manipulación continúa días después. En la idea de Fidel no quieren reparar los medios cancerberos del capital y si lo hacen, es intentando descalificar a Cuba. A lo que más han llegado algunos es al nihilismo de que ni lo uno ni lo otro funciona.

Mientras más se analiza, más cuesta concebir que una afirmación sobre un país de unos 12 millones de habitantes, hecha por su ex presidente, pueda desatar tantas pasiones en el mundo. Pero, también, mientras más se analiza, es evidente que hay un reducto moral en Cuba, un cruce de caminos insospechado, que Fidel toca irónicamente. La gran saga de la campaña mediática se disparó como a una orden general y plenipotenciaria: nadie puede afirmar que no se les convierta en boomerang.

Quien les va a negar a los capitalistas que definitivamente han llegado al borde del abismo con la actual crisis. Y, siguen dado un gran paso hacia adelante.

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