Entre gases y macanas... nuevamente.


Aura Colón Solá. Editorial Desde Adentro, Puerto Rico


Volvemos a encontrarnos entre macanas y gas. Es innegable que en la más reciente manifestación estudiantil, en la cual participaron varios sectores del País, la Policía de Puerto Rico excedió sus facultades.

¡BASTA YA! intentó decir el estudiantado en el día de hoy a través de manifestaciones pacíficas ante un Estado que propicia la violencia y justifica desde su torre de marfil el uso excesivo de la fuerza.

El Capitolio fue el escenario del más reciente baño de sangre. Luego de que el Presidente del Senado, Thomás Rivera Schatz, negara la entrada de la prensa y civiles al hemiciclo de la casa de las leyes, los manifestantes, ejerciendo su derecho a la libre expresión, recurrieron a la desobediencia civil para garantizar su derecho de entrada, según guarda la sección 11 del artículo III de la Constitución de Puerto Rico. Estas actuaciones inconstitucionales de los legisladores de la mayoría fueron seguidas por una directriz para agredir a los manifestantes.

Hoy, último día de la sesión legislativa de este año fiscal, se aprobarían medidas que tendrían un impacto directo en la economía y recursos naturales del País, sin hablar de las serias repercusiones sociales. Asimismo, fue un día negro para el desarrollo de la libertad de prensa, pues se le negó la entrada a la prensa acreditada y a la estudiantil, que ha sido vocero de justicia, tolerancia y objetividad. Desde esta plataforma, DESDE ADENTRO denuncia estos actos y hace un llamado urgente a la observancia de los derechos de libertad de prensa y acceso a la información sobre los cuales está fundamentado este espacio.

Todavía compañeros universitarios se encuentran recibiendo asistencia médica, todavía el gas pimienta arde en la piel de los manifestantes y todavía las macanas hieren cuerpos que aspiran a transformar la sociedad en la que vivimos en una democrática, tolerante y pacífica.

Hay quienes justifican esta violencia con argumentos sobre el orden y las leyes. Las personas esclavas siguen siendo esclavas aunque sus actuaciones no sean contrarias a las de su patrono, dijo Amyrta Sen, premio Nóbel en 1998. Aquí unas preguntas para reflexionar: ¿A quién se supone que protege el ordenamiento? ¿Por qué entrenan los policías si no es para distinguirse de un criminal común y así revestirse de tolerancia? ¿No es el Pueblo el soberano? ¿Si no garantizan nuestros derechos, quién lo hará? ¿Dónde queda nuestra Constitución? ¿Vela la Policía por las leyes (uso de fuerza excesiva, expresiones públicas de violencia, falta de identificación adecuada)? ¿No es correcto el planteamiento de los estudiantes? BASTA YA.

Una lesionada independencia judicial, privatización indiscriminada de las instalaciones y servicios públicos, trabas y un alto costo en la educación pública, aumento en el desempleo, violaciones crasas de los derechos humanos, una inexistente tolerancia ante el derecho a la libre expresión, un Estado que dio al traste con la libertad de prensa y un vergonzoso ejercicio de la democracia distinguen y caracterizan el gobierno de Luis Fortuño. Y continúa…

Ni las miles de manifestaciones, ni dos meses de huelga estudiantil ni el desbordamiento solidario de todos los sectores que componen el pueblo puertorriqueño han podido impedir el desarrollo de una política pública que ignora los avances internacionales más revolucionarios a favor de las libertades y derechos individuales y colectivos. Una política pública tornada empresarial y neoliberal. Una política pública elitista.

Ojalá que estas actuaciones estatales inconstitucionales, violentas, despierten un grado mayor de conciencia social en un pueblo que necesita desesperadamente un cambio drástico en sus instituciones gubernamentales y, más específicamente, en las personas que las dirigen.

Lo dijeron mejor los estudiantes en el documento que hubieran leído a sus representantes legislativos de no haber sido agredidos por la Policía: “Entendemos que la violación a cualquiera de estos derechos fundamentales, esas garantías mínimas o esas necesidades básicas son una declaración de guerra contra nuestro pueblo y nuestra sociedad. Como ya no responden a nuestros reclamos y como han atentado contra nosotros y nosotras, en este momento asistiremos con nuestros cuerpos como principal resistencia civil para reclamar lo que por derecho nos corresponde”.

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