La hipocresía de los derechos humanos en la era del “poder inteligente”


Todavía falta mucha tinta que verter sobre el manejo hipócrita del tema de los derechos humanos a la hora de desestabilizar países incómodos a los intereses de las potencias atlánticas. Esto cobró especial relevancia a partir del último año, sobre todo a fines de 2009 cuando el presidente Barak Obama en su discurso de aceptación del premio nobel de la Paz en Oslo reeditaba la cruzada de “Occidente contra el resto” levantando el fardo del hombre blanco como pretexto para aprobar presupuestos de guerra que baten todos los récords históricos y aumentar el número de sus tropas en Afganistán.

En Oslo, el presidente Obama dijo, entre otras cosas, las siguientes:


”Que no quede la menor duda: la maldad sí existe en el mundo. Un movimiento no violento no podría haber detenido los ejércitos de Hitler. La negociación no puede convencer a los líderes de Al Qaida a deponer las armas. Decir que la fuerza es a veces necesaria no es un llamado al cinismo; es reconocer la historia, las imperfecciones del hombre y los límites de la razón

(…)

Creo que se puede justificar la fuerza por motivos humanitarios, como fue el caso en los países balcánicos o en otros lugares afectados por la guerra. La inacción carcome nuestra conciencia y puede resultar en una intervención posterior más costosa. Es por eso que todos los países responsables deben aceptar la noción de que las fuerzas armadas con un mandato claro pueden ejercer una función en el mantenimiento de la paz.

(…)

En algunos países, la excusa para no defender los derechos humanos es la falsa sugerencia de que éstos son principios occidentales, extraños a culturas locales o etapas de desarrollo de una nación. Y dentro de Estados Unidos, desde hace tiempo existe tensión entre quienes se describen como realistas o idealistas (…) Rechazo estas opciones. Creo que la paz es inestable cuando se les niega a los ciudadanos el derecho a hablar libremente o practicar su religión como deseen; escoger a sus propios líderes o congregarse sin temor...”


Como dijo el presidente, ”que no quede la menor duda”: Estamos ante una nueva era de intervenciones humanitarias a todo lo ancho y largo del globo. Al aumento de tropas en Afganistán le siguieron la desestabilización de Yemen y la invasión de Haiti utilizando como pretexto el terremoto que asoló al país caribeño para inundar con 15 000 soldados y armas a una nación desesperada por alimentos, salud y viviendas.


El imperio está ávido y dispuesto a financiar a miles de almas nobles que le provean de nuevos pretextos para futuras invasiones. Una buena parte de la izquierda mundial fue aprendiendo esta verdad amarga durante los últimos 20 años de sucesivas intervenciones militares y hasta se llegó a acuñar conceptos como el de ”imperialismo humanitario” de Jean Brickmont.


Sin embargo, el viejo espantapájaros del humanitarismo imperialista aún sigue haciendo estragos en amplios sectores de la izquierda.


Jorge Capelán, SOBRE NICARAGUA – SEGUIR LEYENDO...


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1 comentario:

Magduska dijo...

No se cual será el concepto de ese presidente ni de los que le dieron el premio Novel sobre la paz, como se le va dar semejante premio a una persona que permite que tropas de su país estén matando niños, mujeres, ancianos en fin personas, que cometan actos terroristas, que tergiversen información para empañar la imagen de otros países. Paz significa, no a la guerra, no al abuso, no al terrorismo, no a la tortura, respetar los derechos humanos....

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