Guerra abierta contra el pensamiento independiente.


La polémica suscitada por las declaraciones de Willy Toledo ha destapado las sucias triquiñuelas perpetradas por los medios representantes del neoliberalismo para eliminar cualquier evidencia de pensamiento independiente que salte al primer plano.

El actor ha sido la víctima más sonada de esta estrategia destructiva que complementa a la devastadora maquinaria de la corriente dominante. Y es que no basta con tener todo el control de los medios de comunicación, elaborar la agenda a la medida de los intereses empresariales, ocultar noticias perjudiciales para el statu quo y manipular información para desarmar a los enemigos del sistema. No, también es necesario erradicar en la medida de lo posible todo discurso alternativo, herético y hacerlo públicamente para que la gente sepa qué es exactamente lo que no puede pensar.

Estamos inmersos en medio de una auténtica guerra ideológica en la que los medios de comunicación están en plena ofensiva. Guillermo Toledo ha cometido el grave error de decir lo que piensa y la mala suerte de no pensar como quieren que pensemos. Sus ideas no valen en el Imperio de la Verdad Construida. Da igual que lo que dijo sea verdad, pues no es la verdad lo que interesa, sino construir un mundo verosímil que legitime las calculadas decisiones de la oligarquía capitalista. Inventarse una realidad ficticia que tienen que ver los vasallos para que no cuestionen unas políticas que a simple vista se evidencian injustas y abusivas. Por eso cualquier resquicio que permita ver el mundo tal como es debe ser rápida y contundentemente tapado.

Para esto el sistema tiene un mecanismo tan sencillo como eficaz. Construir este mundo cognitivo desde cero en plan Matrix es un proceso complicado y costoso, así que en lugar de eso se aprueban o se vetan ideas sueltas según van apareciendo en la actualidad diaria con el simple recurso de la “condena”. Este constructo tan poco útil como abstracto tiene un poder absoluto en la construcción del imaginario colectivo y la diferencia entre “condena” y “no condena” ha llegado a ser tan relevante que puede ser decisivo en la ilegalización de un partido político en una democracia libre.

Hoy hay que “condenar” y “no condenar” todo. Cualquier idea o acción que se exprese o emprenda puede y deber ser “condenada” o “no condenada” automáticamente para que todo el mundo entienda qué está bien y qué está mal. Esto es como el carné de conducir. Uno se pasa semanas haciendo tests hasta que llega al examen en el que le ponen las mismas preguntas que ha estudiado y aprendido por ensayo y error. El proceso aquí es el mismo: nos van diciendo qué es lo que hay que “condenar” y “no condenar” para que poco a poco el espectador medio vaya “condenando” y “no condenando” según su (“su”, de ellos) criterio.

Cuando una idea o acción es suficientemente perjudicial para la cosmovisión construida, hay que salir rápidamente a la palestra para “condenarla”. Cuantos más entes políticos, sociales, económicos o de cualquier otra índole “condenen” una idea o acción, más claro tendrá el espectador que es algo que hay que evitar y por consiguiente quitárselo de la cabeza. Con Guillermo Toledo se han cebado. No entraremos aquí a defender que lo que dijo no es mentira, porque eso ya se ha hecho [1]. Veremos hasta dónde la oligarquía mediática es capaz llegar con tal de erradicar el pensamiento independiente y sustituirlo por un sistema de impulsos aprendidos a golpe de “condena” con la noticia enviada por nuestros lectores para su desmonte. SEGUIR LEYENDO Tercera Información

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1 comentario:

Anónimo dijo...

estos oligarcas, dueños de la verdad y de la democra$ia, se cambian em profetas del ódio, en ultracensores qcuando se contesta sus "verdades" o se toca en asuntos ke a ellos les molestan...

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