Abogado israelí de Nueva York dueño del voto de Palau en la ONU.


Stuar Beck, embajador de Palau, norteamericano con ciudadanía isrelí

EL único país que se sumó, una vez más, al tandem EE.UU-Israel contra la abrumadora mayoría de países que recientemente rechazó en la ONU el bloqueo yanki contra Cuba, tiene de embajador en esa institución a Stuart Beck, un norteamericano con ciudadanía israelí, abogado de Long Island, amigo de John "Armageddon" Bolton, el flamante embajador Stuart Beck.

Al constatar que la República de Palau, un archipiélago de unas 200 minúsculas islas del océano Pacífico occidental, mantiene una aparente hostilidad hacia la Revolución Cubana, lo que resulta difícil de entender, pues el único vinculo que pudiera detectarse entre ambas naciones se remonta a 1899, cuando a consecuencia de la Guerra hispano-cubano-norteamericana, España tuvo que deshacerse del archipiélago que pretendía ocupar desde 1886, para venderlo a Alemania.

SOBERANÍA CON "ASOCIACIÓN"

Después de la Segunda Guerra Mundial, la ONU convirtió al archipiélago y a otras islas cercanas en territorios tutelados por los Estados Unidos, cuya mala fama no era la de hoy. Palau quedó oficialmente protegido por esa nación hasta 1994 cuando se convirtió en un estado supuestamente soberano bajo un llamado Tratado de Libre Asociación.

El acuerdo concede al ejército yanki por cincuenta años el libre uso del territorio nacional a cambio de garantías de protección militar y ayuda económica. Ahí está la trampa.

La independencia relativa de esta pequeña nación del Pacifico no se logró sin turbulencia:su primer presidente fue asesinado, el segundo se suicidó.

Palau, nación sumamente frágil, tiene apenas 500 km cuadrados (solo 36 kilómetros de carretera asfaltada). Su población, que apenas alcanza las 20 000 personas, está dividida en varios grupos indígenas. A ello se suma un número flotante de residentes malayos, filipinos, polinesios, papuanos, japoneses, franceses, alemanes y estadounidenses, por lo que se habla una decena de idiomas, aunque domina el inglés. La única moneda que circula en la nación es el dólar.

El Gobierno de Koror —la capital— recibe de EE.UU. subsidios anuales de 27 millones de dólares, lo que convierte evidentemente al país en rehén de la poderosa nación norteamericana.

TORIBIONG HABLA CLARO

No hay existen allí partidos políticos sino algunas tendencias políticas marcadas por la voluntad de alejarse o no del “protector”.

En 2008, cuando en la ONU 185 países votaban en contra del bloqueo contra Cuba, en Palau —casi simultáneamente— se realizaba una elección presidencial que terminó con la victoria del candidato de los yankis..

Johnson Toribiong ganó la contienda con 4 770 votos frente a Elias Camsek Chin , que le siguió con el margen bastante reducido. De 4 554.

Toribiong , que fue embajador en Taipei, es el hombre de la colaboración, por excelencia.

Lo cierto es que un ciudadano de Palau murió en Iraq en septiembre donde combatía al lado de 100 de sus compatriotas.

UN EMBAJADOR A DÓLAR POR AÑO

Mantener una representación en la institución internacional de Nueva York cuesta mucho. De ahí que la propuesta de Stuart Beck, un abogado de Long Island, New York —casado con una palauense de la cual tuvo cuatro hijos— de trabajar para el archipiélago por un dólar al año pareció la oferta del siglo.

En una entrevista concedida al International Herald Tribune poco después de su nombramiento, Beck relató como convenció a Palau de darle sus credenciales.

"Les dije: mire, ustedes no producen nada, no fabrican nada, a nadie le interesa su mano de obra, no tienen nada que nadie quiera, los Estados Unidos ya tienen derechos de defensa y de base militar, así que lo único que tiene que valga algo es su voto en la ONU".

Por cierto, este letrado judío con convicciones sionistas que mantiene la representación de Palau en la ONU con tres o cuatro funcionarios también neoyorquinos, no es precisamente un ángel del paraíso.

En 1994, fue él quien negoció a nombre de Palau el Tratado de Libre Asociación que amarró definitivamente al archipiélago a la metrópoli.

Este diplomado graduado de la universidad de Yale vive ahora en Bronxville, New Cork.

Si a alguien le queda dudas sobre sus orientaciones políticas, debe leerse la carta que publicó el 4 de agosto del 2006 en el New York Times protestando contra un editorial que reclamaba la renuncia de John Bolton (el entonces hiper fascista embajador de EE.UU ante la ONU). Entre otras cosas, Beck calificaba a su socio de "altamente comprometido, alcanzable y diligente", lo que confirmaba el nivel de entendimiento.

Pero hay más. En la citada entrevista con el Internacional Herald Tribune, Beck subrayaba la importancia estratégica de Palau para Washington como base potencial en sus "esfuerzos para contrarrestar insurgencias en Indonesia y las Filipinas".

Además de sus funciones en la ONU, simultáneamente Beck es embajador de Palau ante el gobierno israelí.Y es uno de los cuatro o cinco países que apoyan religiosamente a Israel cuando este país se encuentra contra la pared. No por gusto en su edición del 26 de julio de 2006, el Jerusalem Post titulaba con una loable franqueza: "Palau, el mejor amigo de Israel en la ONU".

Al visitar Israel en ese mismo momento, acompañado por Beck, el entonces presidente de Palau, Tommy Esang Remengesau Jr, declaró a sus anfitriones: "Tienen dos embajadores en la ONU, el suyo y el nuestro".

Tan bueno es su negocio que abandonó su puesto de ejecutivo con la televisora local, Granite Broadcasting, que fundó y abrió una oficina de Palau fuera de la propia sede de la ONU.

En junio último, el archipiélago aceptó la propuesta algo incongruente de acoger en su territorio a 17 chinos de etnía uigur detenidos en el campo de interrogatorio de Guantánamo . En cambio recibió un cheque de “ayuda económica” de 200 millones de dólares.

Los uigurs secuestrados en la base norteamericana ilegalmente ocupada en territorio cubano pertenecen a un grupo de 22 miembros musulmanes de esta etnia hecho presioneros por tropas estadounidenses. en el 2001 durante la invasión a Afganistán.

El vocero del Departamento de Estado, Ian Kelly, ha agradecido a Palau su gesto “humanitario” aunque precisa que detalles del arreglo quedan por precisar. (No mencionó que China propuso recibir estas personas oriundas de la Región Autónoma Uigur de Xinjiang, en la parte noroeste del país asiático). Irónicamente, las autoridades yankis se niegan a enviar a los uigurs a su país de origen bajo el pretexto que "pudieran" ser torturados…

Por otra parte, Palau es uno de los pocos países del mundo que se niega a establecer relaciones con China, mientras recibe subsidios de Taipei.

Kelly precisó que el Subsecretario de Estado Dan Fried, encargado del dossier de la cárcel de Guantanamo estuvo en Palau en los últimos días pero se negó a reconocer informaciones ya publicadas según las cuales se condicionó el paquete de “ayuda” de 200 millones a la aceptación por Palau de los presos.

No se conoce con exactitud qué se opina en Palau de tanto servilismo. En este protectorado virtual de la nación que más habla de libre expresión, los medios locales son casi inexistentes. Ni siquiera existe televisión nacional, sólo estaciones extranjeras, mayormente estadounidenses, que son difundidas por cable.

Sin embargo, existe un tema donde Stuart Beck está obligado a distanciarse de Estados Unidos: el cambio climático. No tiene otro remedio.

"Es obligación del Consejo de Seguridad impedir que se agrave la situación", expresó en una reciente reunión de la ONU al describir el devastador impacto del fenómeno en las pequeñas islas del océano Pacífico.

Palau, como muchas otras pequeñas naciones insulares de la región, está amenazada con desaparecer a causa de las criminales negligencias en materia de protección del medio ambiente de países como EE.UU., que el propio Beck apoya en contra de Cuba, también víctima de estos mismos cambios.

El mundo es pequeño.

Jean-Guy Allard



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