Manú Chao por revancha de cariño en Santa Clara.

Norelys Morales Aguilera

La noche del domingo 11 de octubre más de 500 personas en Santa Clara, conocedores de Trovontivitis, un grupo de trovadores locales, abarrotaron la sede de El Mejunje para dar a Manu Chao una noche inigualable, solo comparada con las emociones que recibió en la mañana del lunes 12 en el sitio donde reposan los restos del Che y sus compañeros de Guerrilla, tanto en Bolivia como en Cuba.

En el enclave trovadoresco, en el centro de la ciudad de Santa Clara, a 300 kilómetros de La Habana,  donde desde septiembre de 1997 funciona una peña que se realiza cada jueves. Fue creada por Roly Berrío, Levis Aliaga y Raúl Cabrera (trío Enserie) junto a Alain Garrido, Diego Gutiérrez, Yunior Navarrete, Leonardo García y Raúl Marchena. Luego se incorporaron Michel Portela, Yordan Romero y Yaíma Orozco.

Estos trovadores han sido un diario en canciones de los últimos 10 años en Cuba y se destaca el fresco optimismo, la renovación, la mirada indagatoria y el hecho artístico indiscutible. Manu Chao así lo comprendió.

Dentro de cuatro horas irá por la espléndida revancha de amor con los residentes de la emblemática urbe que desbordarán la plaza aledaña al estadio Sandino.

En la misma plataforma donde actuarán los músicos, 11 artistas de la plástica villaclareña, junto al pintor capitalino Javier Guerra y el dibujante polaco Jacek Wozniak, quien acompaña a Manu Chao, realizarán un mural de 12 metros de largo y cuatro de alto, en acrílico sobre óleo, en el que representarán pasajes de la historia revolucionaria del Che en Santa Clara, según la corresponsal de Radio Rebelde en Villa Clara.

En horas de la mañana en el impresionante Mausoleo y Plaza que guarda los restos mortales del Comandante Ernesto Guevara y sus compañeros de guerrilla en Cuba y Bolivia, Manú Chao dijo visiblemente emocionado que el Che es un personaje emblemático de la izquierda mundial, es un ser excepcional, fuera de cualquier dimensión.

Confesó además, que se acercó por primera vez a Cuba a través de uno grande de las letras hispanoamericanas: Alejo Carpentier, muy amigo de su padre. "Fue Alejo quien le dijo a mis padres que yo algún día iba a ser músico, era muy pequeño, tendría 3 ó 4 años".



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