"Solicito a Naciones Unidas su apoyo para revertir este golpe de Estado y que la democracia sea un bien para todas las naciones del mundo", dijo Zelaya, mientras la canciller de Honduras Patricia Rodas, ponía el teléfono móvil en el micrófono del podio de oradores de la Asamblea.
Zelaya dijo que Honduras estaba sujeta a un régimen fascista reprimiendo los derechos del pueblo de su país, después de que su Gobierno fuera inconstitucionalmente expulsado por los militares hace tres meses.
El Presidente hizo un llamamiento a Naciones Unidas para que ayuden a poner fin al golpe de Estado en Honduras.
Afirmó que el cierre el lunes de dos medios opuestos al Golpe por parte del Gobierno de facto era una evidencia de la "dictadura" que gobierna al país centroamericano.
Rodas, por su parte, dijo que la vida de Zelaya estaba en peligro.
Desde la expulsión a punta de rifle de Zelaya el 28 de junio, el Gobierno de facto ha resistido la presión internacional para devolverlo al poder y amenaza con arrestarlo y procesarlo.
El líder hondureño entró por sorpresa en el país centroamericano y se refugió hace una semana en la embajada de Brasil para ponerse al frente de la insurrección popular pacífica.
Con posterioridad, en conferencia de prensa Ban Ki-moon, secretario general de la ONU dijo: "La ley internacional es clara: la inmunidad soberana no puede ser violada. Las amenazas al personal de la embajada y sus premisas son intolerables. El Consejo de Seguridad ha condenado esos actos de intimidación. Yo también lo hago, en los términos más fuertes".
Honduras Zelaya golpe resistencia
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